Ideas para tareas antropológicas en la coronacrisis
Ideas para tareas antropológicas en la coronacrisis
Esteban Krotz[1]
El presente texto enlista una serie de ideas y propuestas de acción que podrían ser abordadas por profesionales y aprendices de las ciencias antropológicas –ante todo, la antropología sociocultural– en respuesta a la pandemia actual en nuestro país.
Por una parte, se trata de aprovechar ciertos conocimientos y ciertas habilidades que se adquieren mediante el aprendizaje académico y el ejercicio profesional y que podrían derivar en aportes particulares (no necesariamente únicos, pero en determinado sentido típicos) de la antropología a la búsqueda actual de claridad teórica y de ayuda práctica en la situación creada por la pandemia.
Por otra parte, estas mismas acciones podrían resultar favorables para el papel y la imagen que la disciplina tiene en la sociedad. El que recientemente se haya propuesto incluir en el nombre del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología una “H” referente a las ciencias sociales y humanas, contribuye a visibilizar las características y los potenciales de dichas ciencias, pero no ha eliminado la duda que con cierta frecuencia se escucha acerca de la utilidad de la antropología sociocultural.
Es importante señalar que, en lo que sigue, no se hará referencia a otros campos disciplinarios tales como bioquímica, medicina, enfermería, trabajo social, psicología y similares. Si bien hay antropóloga:os que manejan profesionalmente temas de estos campos, se trata de especializaciones que merecen atención particular. Igualmente es importante señalar que no se trata aquí de fomentar la simple expresión de estados de ánimo o la emisión de opiniones personales acerca de determinados aspectos de la pandemia. Si bien en la situación actual no pocas personas necesitan espacios para “expresarse” y buscan ser escuchadas como personas, aquí se trata de algo mucho más limitado y, al mismo tiempo, más definido.
Las propuestas que siguen, no tienen un destinatario específico. Han sido recogidas en diferentes momentos y lugares, y podrían ser adoptadas por integrantes de instancias académicas, colegios profesionales, organizaciones no gubernamentales, agrupaciones espontáneas o preexistentes de profesionales y aprendices de la antropología que laboran –o laboraron hasta hace poco– en instituciones públicas, privadas o sociales.
Los apartados que siguen, intentan organizar las propuestas e ideas de manera sencilla, pero es obvio que algunas se sobreponen y que muchas se dejarían agrupar de otra forma. Lo mismo valdrá para otras propuestas y sugerencias que se espera recibir: algunas de ellas pueden ser muy actuales y urgentes –y tal vez incluso rápidamente resueltas–, otras son de mayor alcance, otras más responderán a situaciones que hace algunas semanas no se estaban dando todavía. De lo que se trata es de poner en comunicación a los muchos cientos de antropóloga:os o, en su caso, contribuir a enriquecer su conversación sobre el potencial de su disciplina.
La publicación de estas propuestas e ideas por parte del Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales A. C. no las convierte en una comunicación oficial. Más bien, se trata de impulsar la imaginación profesional y disciplinaria típica. Igualmente se trata de invitar a otra/os integrantes del gremio a generar propuestas, a informar sobre intentos en este sentido y a comentar experiencias propias y ajenas que pueden ser de utilidad en la situación actual.
En lo que sigue, se abordarán tres campos: generación y difusión de textos de análisis antropológico sobre la pandemia, necesidades pasadas por alto y caja de herramientas e inventario comentado de materiales.
Generación y difusión de textos de análisis antropológico sobre la pandemia
El aprendizaje básico en la disciplina se centra en el análisis de textos y la elaboración de textos sobre fenómenos socioculturales, donde los conceptos son claramente definidos, donde la descripción empírica es precisa y donde la argumentación lógica y consecuente juegan un papel estelar. La perspectiva de la alteridad aporta algo especial al estudio realizado por otras disciplinas sociales y humanas.
De lo que se trataría ahora es generar y reunir textos que aporten a la discusión actual ideas, hipótesis y propuestas fundamentadas sobre los aspectos sociales y culturales de la pandemia, pensando no solamente en la:os especialistas y los estudiantes, sino también en la ciudadanía en general.[2]
- Podríamos generar y reunir textos antropológicos que analicen los más diversos aspectos sociales y culturales de la situación creada por el coronavirus en nuestro pías, en América Latina y en el mundo entero. El trabajo de campo realizado reciente o anteriormente en tantos lugares y grupos sociales diferentes y el estudio de artículos, libros, reportes y tesis pertinentes seguramente agregará a los actuales esfuerzos de entender la pandemia, de explicar sus efectos, desentrañar sus implicaciones y de anticiparse a sus consecuencias, materiales etnográficos e ideas teóricas interesantes.
- Dada la larga identificación de la antropología con el estudio de las culturas indígenas y las relaciones interculturales, y en vista de que la población indígena suele pertenecer a los sectores sociales particularmente vulnerables, la información y discusión antropológica sobre estos temas tendrá un valor especial.
- Mucha:os antropóloga:os han realizado una parte de sus estudios y/o estancias de investigación en otros países; en consecuencia, tienen un conocimiento amplio de dichos países y relaciones con diferentes instituciones. Al parecer, numerosos analistas y comentaristas se limitan a revisar y repetir informaciones y opiniones emitidas por instancias gubernamentales y por otros analistas y comentaristas, mientras que sus fuentes se limitan fuertemente a publicaciones en castellano e inglés. El gremio antropológico podría aportar a esta visión algo limitada, información y análisis y, al mismo tiempo, procurar relaciones de solidaridad. Es patente, por ejemplo, la ausencia en el país de información sobre la pandemia en América Latina y el Caribe.
Necesidades pasadas por alto y caja de herramientas
Aparte de que muchos aspectos del coronavirus y de sus efectos sobre los cuerpos todavía no están claros y aparte de que las medidas gubernamentales –heterogéneas y a veces contradictorias– necesariamente se tendrán que modificar cuando cambie la situación, parece que las comunicaciones oficiales adolecen de dos características concurrentes.
Una es que desde hace tiempo la administración pública ha optado fuertemente por la digitalización y el uso de dispositivos móviles. La consecuencia es que han sido desconectados de la nación zonas rurales, población de cierta edad, personas sin teléfonos llamados inteligentes y ciudadanos cuyo patrimonio e ingreso no les permite reunir constantemente y almacenar información digitalizada y realizar trámites electrónicamente. Así, por ejemplo, en el mes de abril un grupo de manifestantes protestó frente al Palacio de Gobierno de una entidad federativa sureña por haber sido excluido de un padrón de solicitantes de apoyo económico familiar, porque no cuentan ni con celulares avanzados y laptops ni internet para enterarse de la convocatoria o para llenar los formularios electrónicos.
La segunda característica por mencionar es que la mayor parte de las normas, reglas, requisitos, medidas e informaciones difundidas desde instancias gubernamentales, parecen moverse en los marcos culturales y sociales de las clases medias urbanas. Así, por ejemplo, no habrá quien dude de la conveniencia y de la facilidad de lavarse bien las manos varias veces al día. Sin embargo, no solamente no suele haber agua y jabón disponible a lo largo de los trayectos del transporte público urbano, interurbano y rural, sino tampoco en muchos domicilios[3] – las semanas pasadas han estado llenas de denuncias sobre la falta de agua (aparte de su calidad) durante muchas horas y hasta días en grandes ciudades.
La:os antropóloga:os podrían, con base en su conocimiento de determinados sectores poblacionales, con los cuales incluso han convivido durante largos tiempos durante sus investigaciones, aportar elementos –llamadas de atención, propuestas prácticas, experiencias testimoniadas– para la atención de las necesidades sociales y culturales pasadas por los aparatos administrativos.[4] Reunir este tipo de observaciones en un lugar electrónico podría ser interesante para funcionarios y empleados administrativos; también podría convertirse un lugar de este tipo en una especie de mercado libre de experiencias y propuestas prácticas.[5] Algunos ejemplos deshilados:
- El desempleo y las limitaciones de movilidad para vender determinados objetos han fortalecido y en algunos lugares hecho surgir formas de economía solidaria basada en relaciones de trueque o dinero alternativo. Antropóloga:os que conocen este tipo de sistemas, elaboran explicaciones y tal vez incluso manuales y se ofrecen para la asesoría.
- Pequeñas tiendas y fondas al borde de la ruina a causa de la falta de clientes forman una especie de cooperativa con tricitaxis y triciclos para la distribución de mercancía y comida en el barrio y la colonia. Antropóloga:os que conocen este tipo de organización, lo describen y se ofrecen para la asesoría.
- En la medida que crece la presión de usar mascarilla en los espacios públicos, éstas se convierten también en mercancía. Con base en entrevistas y revisiones de publicaciones, antropóloga:os pueden explicar con precisión la función de la mascarilla y difundir modelos sencillos (con restos de ropa, sin necesidad de coser, etc.). En algunos lugares esto puede convertirse en fuente de ingreso familiar.
- Ante la ausencia de jabón y/o de agua limpia, se revisan y evalúan prácticas tradicionales de limpieza corporal y se difunden entre la población necesitada. Lo mismo vale para otros tipo de limpieza y los usos tradicionales de ceniza, fibras vegetales, etc.
- Ante la ausencia persistente de gel desinfectante, ¿qué elementos se pueden movilizar para desinfectar? ¿Cómo distinguir sustancias puestas a la venta efectivas de fraudulentas?
- Se informa sobre cómo en lugares apartados informáticamente (lo que no necesariamente significa físicamente) se usan estructuras familiares y vecinales tradicionales y otras de origen más reciente (relacionado con la organización escolar, religiosa, de programas sociales) para reunir a personas y compartir información y perspectivas; igualmente, sobre mecanismos electrónicos para el mismo fin, tales como radios comunitarias, perifoneo mediante altavoces montados en triciclos, etc.
Inventario comentado de materiales
La cantidad de artículos y conferencias sobre temas relacionados con la pandemia es enorme, y como se sabe, ha habido mucha información falsa, tanto equivocada como malintencionada. Una tarea útil podría ser una recopilación de material de información, de análisis y de reflexión valiosa. Esta se podría reunir a modo de una bibliografía comentada: una serie de fichas bibliográficas con indicación de la fuente electrónica, y siempre con una breve indicación de su contenido (al modo de un resumen de un artículo académico, de 1–3 oraciones de largo, con la mayor información y la más precisa indicación de su importancia o valor). Por lo pronto, estas fichas se podrían presentar en grandes rubros de acuerdo con su clase, y posteriormente se podrían crear varios registros: temas, nombres, lugares, etc. Podrían ser estos rubros:
- Textos antropológicos sobre pandemias y situaciones semejantes (empezando, por ejemplo, en una revisión detallada de los bancos de artículos más utilizados).
- Textos de especialistas de medicina y salud pública sobre la pandemia.
- Análisis de aspectos sociales y culturales de la pandemia (aquí cabrían también artículos de opinión valiosos publicados en periódicos y suplementos periodísticos, y también textos publicados en blogs).
- Conferencias, conversatorios y ciclos de conferencias (empezando con el seminario que están organizando la ENAH y el CEAS sobre antropología y COVID-19 y los conversatorios organizados por el Departamento de Antropología de la UAM-I; para estos materiales existentes en audio y video, esta “bibliografía” comentada sería más útil todavía, porque dichos materiales son más difíciles de encontrar y más tardados de evaluar que los escritos).
- Documentales realizados (y, por tanto, autorizados) por instituciones diversas sobre aspectos relacionados con la pandemia (por ejemplo, las series publicadas por el médico español Iván Moreno o el virólogo alemán Christian Drosten).
Para terminar: el objetivo del presente escrito es solamente reunir una serie de ideas y propuestas que se han generado en diferentes medios geográficos y sociales durante las semanas pasadas, para impulsar la discusión sobre el posible aprovechamiento de la antropología en la situación actual.
[1] Universidad Autónoma de Yucatán / Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa
[2] Como se puede observar, ya hay varias revistas que están convocando a publicar trabajos con esta temática; sin embargo, en vista de la discusión nacional e internacional rápidamente cambiante, podría ser conveniente contar –sin detrimento de la calidad en cuanto a contenido, bases empíricas, precisión conceptual o redacción– con un espacio más ágil, tal como un blog, y dirigirse expresamente no solo a colegas y estudiantes, sino a públicos más amplios.
[3] Esta penosa situación ha sido denunciada una y otra vez para muchas escuelas públicas de todos los niveles – tema que nuevamente va a hacerse presente al regreso de las actividades escolares presenciales…
[4] La expresión “administración pública” incluye aquí todas las ramas, entre ellas, por ejemplo, la educación pública (donde en semanas pasadas se ha celebrado las bondades de la comunicación digital con el estudiantado – sin siquiera considerar la situación de quienes no cuentan con dispositivos móviles o solamente con aparatos de calidad limitada y compartidas y/o sin acceso a la Internet) y la salud pública (donde incluso profesionales no han podido explicar en lengua castellana el funcionamiento del “sistema centinela”, el significado de un crecimiento “exponencial” o el uso de gel antibacterial en el combate a un virus – cosa que remite a la extendida práctica de combatir gripas virales mediante antibióticos).
[5] No puede dejarse de mencionar aquí la observación de que la antropología podría aprovechar el momento para corregir las expresiones que usan incorrectamente el término “social” – por ejemplo, cuando se adjetiva de esa manera las redes virtuales tejidas mediante los dispositivos móviles o se identifica con ese término la deseada distancia física entre los cuerpos, más no se quiere promover la ausencia de acompañamiento humano y solidario.
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