CONSEJO MEXICANO DE CIENCIAS SOCIALES

Ética y pragmatismo de la publicación académica

Artículos científicos: autoría y orden de firma. Ética y pragmatismo de la publicación académica

Artículos científicos: el tristemente famoso imperativo del «publica o perece», cada vez más vigente en el mundo académico, pero a la vez muy antiguo, conduce con demasiada frecuencia a malentendidos y tensiones indeseables entre los posibles candidatos a firmar como coautores de artículos científicos.

Si el imperativo viene de lejos, a saber, de una tendencia en la evaluación de la ciencia casi exclusivamente basada en la publicación de artículos, lo cierto es que también disponemos de una serie de propuestas éticas y de buenas prácticas cuyo conocimiento (y aplicación) podría evitar buena parte de las tensiones señaladas.

Veamos qué nos dicen, en este sentido, Albert y Wager (2003) como autores de la guía que utilizaremos más adelante (y también una de las más utilizadas sobre estos aspectos):

In theory, authorship sounds straightforward, but in practice it often causes headaches. While preparing these guidelines, we heard about several cases. In one, a deserving junior researcher was omitted from the author list; in another a sponsoring company insisted on the inclusion of an opinion leader who had made virtually no contribution to a study. And the writer of a review article found her name replaced with that of her boss, because she was on maternity leave when the final version was submitted.

El propósito de esta entrada es doble: por un lado revisar  las propuestas del Committee on Publication Ethics, o COPE (de donde hemos extraído la cita anterior) con relación a quién está justificado que aparezca como coautor de un artículo, y por otro presentarlas acompañadas de buenas prácticas procedentes de un pragmatismo que, no solamente no está reñido con las COPE, sino que ayudan a situarlas en el contexto de la producción académica actual. Por eso hablamos a la vez de ética y pragmatismo en el título.

Primero consideraremos las COPE, o al menos, los aspectos de la misma que más inciden en el primer tema de esta estrada: quién puede firmar en un artículo y quién no, y después consideraremos la segunda parte, el orden de firma, basado en lo que llamamos buenas prácticas.

Los principios básicos

La cuestión es que el Committee on Publication Ethics está formado por editoriales científicas, así que al considerar la ética de la publicación según el COPE estamos conociendo justamente la visión de los editores, es decir, de aquellos que también van a considerar si nuestros trabajos como autores merecen ser publicados.

Por tanto, es una visión importante para nosotros incluso más allá del indudable valor que toda aportación sobre aspectos éticos debe tener.

Los editores son los primeros interesados en que las autorías de los artículos científicos correspondan a criterios éticos (en la captura, parte de la página web de la revista EPI, una destacada publicación española indizada en WoS)

El lado ético: quién puede y debe aparecer como coautor en artículos científicos

En una de sus guidelines, titulada muy significativamente  How to handle authorship disputes: a guide for new researchers (COPE-authors-guidelines) el COPE es muy claro a la hora de señalar quién pueden ser considerados autor de un artículo científico.

A tal fin, identifican tres condiciones en una única frase que es un prodigio de concreción porque es difícil decir más con menos palabras. Su origen está en las normas del mundo de las publicaciones biomédicas, y lo cierto es que es una de las frases más repetidas en las guías sobre el tema:

Authorship credit should be based only on: (1) substantial contributions to conception and design, or acquisition of data, or analysis and interpretation of data; (2) drafting the article or revising it critically for important intellectual content; and (3) final approval of the version to be published.

A continuación, y para despejar cualquier duda, señalan (el destacado es nuestro):

«conditions (1), (2), and (3) must all be met»

Lo más importante es que estas normas sirven tanto como criterios de inclusión como de NO exclusión. Sirven para evitar que se cuelen falsos autores y para evitar que se queden autores fuera. En resumen, esto es lo que quieren prevenir:

  • Autores ausentes es decir, personas que en han realizado contribuciones suficientes para merecer formar parte de autoría pese a lo cual no aparecen como tales.
  • Autores invitados, es decir, personas que figuran como autores sin haber hecho contribuciones suficientes para merecerlo.
  • Un riesgo moral, a saber, la no asunción de responsabilidades por parte de todos y cada uno de los autores en caso de que, una vez publicado, el trabajo merezca críticas.

Ahora, si lo analizamos desde otro punto de vista, podemos ver que las normas COPE consideran que, puesto que un artículo es el resultado de una investigación o de un trabajo académico previo, hay dos dimensiones a considerar en las contribuciones a un artículo:

  • La investigación: en esta dimensión se sitúan las contribuciones que se pueden hacer o bien (1) en el diseño de la investigación, (2) en la adquisición o (3) en el análisis e interpretación de los datos.
  • El artículo en sí mismo: en esta otra dimensión se encuentran las contribuciones  que se pueden hacer o bien (4) en el borrador del artículo o bien (5) en la revisión crítica del mismo en aspectos intelectualmente importantes.

A partir de aquí, las COPE nos dicen que en las dos dimensiones son necesarias contribuciones sustanciales o críticas. Por tanto, una observación, un comentario o un mero intercambio de opiniones, por ejemplo, no sirven. Además, no es suficiente con contribuir a una de las dos dimensiones, aunque haya sido de modo sustancial. Debe consistir en una contribución a ambas: investigación + artículo.

Y como sabemos hay, además, una condición adicional: los coautores deben haber dado su aprobación a la versión final del artículo antes de enviarlo a publicar.

Artículos científicos: dimensiones de participación

Vayamos por partes. Primero, revisemos las dos dimensiones donde hacer aportaciones, ya que como cada una de ellas se articula a su vez en varios puntos, resulta que hay en realidad cinco apartados donde se pueden llevar a cabo las aportaciones, y son los siguientes:

Investigación: elementos de participación

1. Concepción y diseño
2. Adquisición de datos
3. Análisis e interpretación

Artículo: elementos de participación:

4.Redacción del artículo
5. Revisión del artículo

Lo más importante es que, en la primer dimensión,  investigación, observemos que la recomendación del COPE utiliza un «or», por lo cual no exige que la contribución sea en todos los aspectos de este apartado. Lo que señala es que es suficiente haber contribuido o bien (1) a «la concepción y diseño» o bien (2) a «la adquisición de datos» o bien (3) a su «análisis e interpretación».

Consecuencias

¿Qué nos dice todo esto? Pues que sería igual de anti ético dejar fuera de la coautoría a alguien que «solamente» haya participado en la concepción y el diseño, como a alguien que «solamente» hubiera participado en la adquisición de datos, siempre que haya participado también en algunos de los puntos que veremos a continuación. Conviene insistir en que tal contribución, en todo caso, debe ser sustancial.

Por lo que hace a las contribuciones al artículo, tenemos un caso similar con otro interesante «or». Nos dice que, o bien (1) ha contribuido a la redacción del artículo (caso más obvio) o bien (2) lo ha revisado.  El primer caso no necesita mucha aclaración: contribuir a la redacción parece de lo más justificable para una coautoría (si ha participado también en la primera dimensión).

En el caso de la revisión, lo que nos dice es que no basta cualquier revisión. Exige que la contribución haya consistido en una revisión crítica sobre aspectos intelectuales importantes. Lo que nos dice este apartado de la norma es que no podemos incluir a alguien que haya propuesto simples mejoras de edición o que no haya hecho más que dar una opinión general sobre el trabajo.

Para resumir lo tratado hasta aquí, podemos decir que, para poder formar parte de la autoría de un artículo, es necesario:

  • haber hecho contribuciones significativas al menos en uno de los apartados enumerados del 1 al 3 (color azul);
  • haber contribuido al menos en uno de los apartados del 4 al 5 (color naranja);
  • haber dado la aprobación a la versión final del artículo (de esto nos ocuparemos en el siguiente apartado).

De hecho, algunas publicaciones académicas piden a los coautores que detallen la participación de cada uno de ellos en la publicación.

Riesgo moral

Vamos a por la tercera condición. Esta parece la más fácil y por tanto podría parecer también la más fácil de ignorar, lo cual sería un error. Lo que nos dice es que, en caso de que, una vez publicado el artículo, se produzca algún problema, por ejemplo, que el artículo reciba críticas a su validez o en el peor de los casos, alguna acusación de plagio o malas prácticas, ninguno de los coautores se podrá considerar a salvo de las mismas.

Si estamos dispuestos a obtener los beneficios de una coautoria, también debemos estar preparados para asumir los posibles problemas. Y en este caso, los problemas afectan a todos los autores. De ningún modo podemos decir: «yo no vi la versión final, así que no me hagan responsable de los fallos».

Este caso de (falso) razonamiento es exactamente lo que prohíbe expresamente el punto 3 de las normas COPE. De este modo, los editores (y el público) esperan que nos tomemos en serio nuestras contribuciones,  precisamente porque se supone que no queremos que nuestro nombre se asocie a un fracaso.

¿Y qué pasa -nos podemos preguntar- si alguien ha satisfecho una o dos de las condiciones, pero no las tres? Las buenas prácticas nos dicen que entonces podemos: a) mencionar a esa persona en los agradecimientos; b) citar alguna de sus publicaciones siempre que esté relacionada directamente con el artículo y hayamos utilizado ideas del mismo ; c) darle palmaditas en la espalda; d) todo a la vez. Pero lo que está claro es que no podemos añadirlo como coautor.

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