CONSEJO MEXICANO DE CIENCIAS SOCIALES

Ecología política, sufrimiento socioambiental y acción política

Ecología política, sufrimiento socioambiental y acción política
Algunos debates contemporáneos en América Latina
Oscar Adán Castillo Oropeza y Denisse Roca-Servat
Coordinadores

PRÓLOGO
Paola Bolados García

INICIO ESTAS PALABRAS agradeciendo al grupo de trabajo de CLACSO “Ecología(s) política(s) desde el Sur/Abya-Yala”, quienes me invitaron a introducir este nuevo proyecto colectivo escritural. Esta propuesta introductoria la escribo en un contexto de profundos retrocesos sociales, políticos, ecológicos-ambientales en América Latina, los cuales no solo dan cuenta del avance y profundización de las fronteras extractivistas, sino de las nuevas narrativas con que estas buscan legitimarse: soluciones basadas en la naturaleza, transiciones energéticas justas, electromovilidad, etc., son algunas de las actuales apuestas que se nos proponen como salidas al actual desastre ecológico-ambiental y climático. Estas soluciones y narrativas desconocen e invisibilizan algo que la Ecología Política ha propuesto desde su nacimiento en la década de los años setenta: dar cuenta de las relaciones de poder desigual en el acceso y distribución de los recursos y bienes comunes naturales. Estas desigualdades de poder han estado en el centro de la Ecología Política Latinoamericana, planteando las condicionantes históricas y políticas en las cuales estas se conformaron en un sistema de jerarquías sociales fuertemente marcadas por clase, género y etnicidad.

Frente a la gravedad y urgencia del actual momento ecológico, histórico, político y económico, este libro nos conduce a profundizar los aportes teóricos de la Ecología Política desde nuevos espacios y perspectivas tales como la ecología política de las emociones, la epidemiología popular y la antropología médica crítica; asimismo con aportes metodológicos etnográficos del Uruguay, Puerto Rico, Ecuador, México y Colombia; que nos permiten analizar la heterogeneidad geográfica y cultural desde la cual los procesos de dominación centrado en América Latina toman curso desde hace más de 500 años.

Los textos aquí condensados nos interrogan respecto a ¿cuáles son los aportes de la ecología política para pensar la relación entre sufrimiento socioambiental y acción política? ¿Son ambas categorías compatibles para pensar en los modos de apropiación y expoliación del neoextractivismo actual, una vez que la primera refiere a las formas de naturalización que impone una vida tóxica que puede inhibir la acción colectiva? ¿Es la acción colectiva por sí sola, una categoría tan articulada y coherente para comprender una racionalidad anti extractivista? ¿Cómo podemos pensar y estudiar estas categorías dentro de un momento específico de nuestra evolución llamado Capitaloceno? ¿Qué significado y configuraciones ha tenido este proceso para nosotros en América Latina, en tanto era definida como Capitaloceno tiene como hecho histórico crucial la modernidad colonial que marcó nuestro ser y estar en este Abya Ayala?

Desde estas preguntas, el libro nos permite a través de experiencias históricas concretas analizar la expansión de las fronteras extractivistas en nuestra región y sus afectaciones, desastres y perturbaciones generadas por actividades como es el extractivismo petrolero en Ecuador, el sojero en Uruguay, la contaminación minera en Colombia, etc. Estas experiencias nos invitan a interiorizarnos en cómo es una vida tóxica y cómo en algunos casos no están las condiciones para una acción colectiva, al menos no desde ciertas descripciones sociológicas en las cuales muchas comunidades no calzan. Vidas expuestas a incertidumbres, riesgos y perturbaciones constantes por vivir en una zona de sacrificio, las cuales se activan en un marco de desigualdades de poder extremas, nos interpelan por una investigación colaborativa y descolonizadora capaz de evitar los indeseados extractivismos epistémicos o cognitivos, siempre amenazantes en nuestras prácticas.

En los primeros capítulos del libro, se nos abren nuevas aristas para la ecología política latinoamericana, a través de sus diálogos e interacciones con la ecología política de la salud o los denominados estudios sociales sobre el sufrimiento. La categoría de sufrimiento socioambiental se configura así en este libro, en una categoría analítica central para mirar los procesos de acción colectiva que incorpora una sensibilidad ecológica. Esta toma en cuenta los padecimientos, traumas, engaños e incertidumbres por las cuales pasan habitantes de territorios destinados a cargar con las injusticias ambientales. A su vez, nos proponen acercamientos enriquecidos por comprensiones socioafectivas que generan las desigualdades estructurales tales como la rabia, la tristeza, la ira; las cuales marcan la vida de comunidades quienes no pueden decidir sobre su vida, su territorio y sus recursos.

La lectura del libro nos permite preguntarnos sobre las formas en que la ecología política requiere transformase en una ecología política de las emociones, para no reproducir la racionalidad instrumental moderna que tanto criticamos. Se nos abre un camino para pensar el papel central de esta sensibilidad ecológica que está puesta en la producción de lo común y en la construcción de soberanías alternativas, que no pueden ser abordadas solo desde conceptos naturaleza/cultura e historia. Precisamos urgente nuevas aristas que oxigenen nuestras repetitivas tendencias a dar cuenta de las luchas y resistencias como resultados de una racionalidad ecológica ambiental tan lejana a las que dan vida a las formas de defensa del territorio. Cabe preguntarnos entonces ¿Cuáles son los caminos emancipadores concretos que nos permitirían transitar hacia una ecología política de las emociones que hiciera justicia con las motivaciones radicales que nos han llevado como mujeres a disputar los espacios comunitarios e institucionales colonizados y patriarcalizados y que están en la base de la actual crisis ecológica?

Comprender las acciones colectivas en estas condiciones requiere de mayores y mejores ajustes teóricos y metodológicos a la hora de analizar las prácticas de resistencias. Las interacciones entre una epidemiología sociocultural latinoamericana, o una ciencia de la calle, nos debiera permitir repensar la activación colectiva desde los saberes populares y el conocimiento de los padecimientos y las estrategias que implementan para prevenirlos y hacerles frente.

Aún todavía bajo los efectos de la traumática y global crisis sanitaria, uno de los capítulos no recuerda que pese a experimentar los límites de la fragilidad de la vida y de la existencia humana a nivel planetario, la crisis pandémica anunciada del COVID no fue suficiente para modificar este modelo promovedor de ecocidios. Esta genealogía de las causas de la pandemia, cuestiona de manera estructural la ciencia moderna y con ella su concepción de desarrollo como causas no solo de la crisis sanitaria, sino de la crisis ecológica y climática. Pese a contar con la evidencia científica, la incertidumbre nos tuvo en el centro del debate cuestionándonos por los logros reales de esta modernidad. Finalmente, el resultado de esta crisis no solo confirmó los límites del Antropoceno y su urgencia de abrirse al giro biocéntrico, sino ratificó que las crisis globales son crisis del capitalismo en tanto provocan concentraciones de poder económico en unos pocos y masvidad de empobrecimientos en una mayoría.

Se abre una pregunta central en el texto respecto a ¿cómo pensar el sufrimiento y la acción colectiva sin evadir la contradicción como eje de la existencia? ¿Cómo pasamos de una racionalidad objetivista a una emotiva que se enraíza en el amor a la tierra, la vida y la naturaleza y sus procesos? En este sentido, este libro logra equilibrar la teoría con la práctica y propone algunos caminos para transitar hacia una ecología política desde los territorios, marcadamente feminista en tanto releva los dos atributos centrales del Capitaloceno: su estructura colonial y patriarcal. Desde allí es posible de comprender todas las formas de violencias asociadas a los modos de apropiación de los cuerpos de las mujeres y de su trabajo, que genera el extractivismo. Incluidas las violencias verdes que no solo criminalizan y amedrentan a los y las defensoras ambientales, sino las han asesinado, como es el caso de mujeres como Berta Cáceres, que junto a otras hermanas han visto sus vidas truncadas por al feminicidio extractivista.

Volviendo a la pregunta anterior sobre quienes pueden articular acciones en torno al sufrimiento socioambiental y la acción colectiva, algunos de los aportes de los capítulos dan respuesta a que en son las mujeres que desde diversas geografías, comunidades, organizaciones, actividades económicas, viendo el daño del extractivismo en sus propios cuerpos, las de sus hijos y comunidades, proponen alternativas socio ecológicas centradas en la reproducción de la vida digna y sostenible de sus territorios.

Esta ecología política desde los territorios tiene rostro de mujeres que comprenden que las luchas son colectivas. Enriquecida por los aportes de los diversos feminismos comunitarios, territoriales, decoloniales y ecofeminismos, las perspectivas teóricas y metodológicas situadas desarrolladas en algunos capítulos del libro, abren un abanico de expresiones de una ética de los cuidados que se opone al capitalismo expropiador de los cuerpos de las mujeres y disidencias sexuales. Como en el libro se reflexiona, el sufrimiento social y ambiental se experimenta eminentemente en los cuerpos de las mujeres y por eso desde allí surgen las articulaciones más creativas y más articuladoras como lo muestra el caso de México y Puerto Rico. El propio concepto de territorio cobra otra emotividad en las formas que se cultiva una nueva sociedad de los cuidados, desde una organización social y producción económica alternativa feminista.

La ecología política desde los aportes de este libro, finalmente nos hace un llamado a movernos junto a los movimientos, comunidades y organizaciones que da una lucha desigual frente a un sistema-mundo que sigue considerando a la naturaleza como una exterioridad suya y no como parte de ella. No obstante, desde diversos puntos de la región y del mundo, se acuerpan comunidades que buscan nuevas estrategias de resistencias y re-existencias para construir alternativas. Estas ya no apuntan solo a modos directos de enfrentamiento y judicialización, sino a través de prácticas vitales donde se reivindica lo que aquí han denominado una espiritualidad ecológica y una racionalidad emocional que nos encamine a la sanación de los y las cuerpas violentadas.

Descarga: https://libreria.clacso.org/publicacion.php?p=3192&c=5

Sobre el seminario: https://occidente.ciesas.edu.mx/seminarios/

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