Contactos y prácticas transnacionales de los migrantes cubanos en México (1990-2015) Contacts and transnational practices of Cuban migrants in Mexico (1990-2015

Leduan Ramírez Pérez1


Resumen: El transnacionalismo es un fenómeno migratorio de reciente estudio. Estas relaciones describen a los migrantes contemporáneos como sujetos que no se asimilan completamente al país receptor, produciéndose en ellos un vivir dual, adaptando las estructuras de los países donde viven a su actividad transnacional. Se han señalado actividades transnacionales en diferentes grupos de migrantes a lo largo del mundo. En el caso de los cubanos en México se describen actividades transnacionales, divididas en contactos y prácticas. Se desarrollan en lo económico y lo sociocultural. Así, los cubanos en México son migrantes transnacionales.


Abstract: Transnationalism is a migratory phenomenon of recent study. These relations describe contemporary migrants as subjects that are not completely assimilated to the receiving country, producing in them a dual living, adapting the structures of the countries where they live to their transnational activity. Transnational activities have been reported in different groups of migrants throughout the world. In the case of Cubans in Mexico, transnational activities was divided into contacts and practices. They develop economically and socio-culturally. Thus, Cubans in Mexico are transnational migrants


Palabras clave: Transnacionalismo; migrantes cubanos; México; contactos; prácticas


Introducción

Los contactos y prácticas transnacionales constituyen una de las aristas más importantes en las investigaciones que se han realizado sobre el fenómeno migratorio actual. Con los primeros estudios transnacionales (Glick et al, 1992), diversos factores y realidades comenzaron a ser descritas: la posibilidad de una mayor movilidad de las personas entre las naciones y la noción de que los migrantes ya no constituían un grupo que olvidaba los lugares de origen. El desplazamiento y relación entre los países de destino y de origen se producía con mayor facilidad y frecuencia. El migrante comenzaba a ocupar un lugar importante en los nuevos análisis económicos, sociales,



1 Estudiante de Doctorado FLACSO México. Maestro en Ciencias Sociales y Maestro en Historia. Profesor de Historia (Cuba)

culturales y políticos. Además, este acercamiento entre países a partir del vínculo sostenido por los migrantes propiciaba un debate en torno a la flexibilidad de las fronteras nacionales. A partir de esos estudios sobre el concepto de transnacionalismo migratorio, los investigadores se percataron que para los migrantes las fronteras nacionales sólo eran espacios imaginarios que no necesariamente constituían un muro real para la realización de actividades que vincularan de manera simultánea los lugares en los que desarrollan sus vidas cotidianas.

Anterior a 1990 la migración había sido principalmente estudiada a partir de la asimilación total en los países de destino (Park y Thomas, 1921; Gordon, 1964; Malgesini y Giménez, 2000) y las consecuencias en los países receptores (Portes y Guarnizo, 1990; Talero y Ocampo, 2006; Espín, 2012). Para los países expulsores, la migración era relacionada con la pérdida de fuerza laboral capacitada y joven, mientras que para los países receptores el problema radica en la capacidad y posibilidad de inserción de estos migrantes dentro de sus sociedades y en el establecimiento de mecanismos legales para impedir la entrada de grupos menos deseados, estableciendo parámetros de selectividad a la hora de permitir la inserción de migrantes dentro de sus fronteras. Además, para algunas familias en los lugares de origen los migrantes son las fuentes de ingresos más importantes para la subsistencia. Al mismo tiempo, algunos Estados dependen en alguna medida de los flujos de remesas que sus migrantes remiten a sus familias y a proyectos comunitarios (por ejemplo, el 21% del PIB de Haití proviene de las remesas (Anuario de Migración, 2015). Pero con los estudios transnacionales se analizan diversos factores que dan un nuevo significado a la migración.

El transnacionalismo describe los vínculos que mantienen los migrantes con sus lugares de origen desde el destino de manera sostenida y frecuente en el tiempo. Es un concepto que explica las relaciones de actores individuales e institucionales (comunidades y Estados) con sus migrantes. El transnacionalismo también expone nuevas causas y circunstancias de las migraciones contemporáneas. Asimismo, la perspectiva de que el Estado-nación no se encuentra enmarcado en sus fronteras sino que los ciudadanos pueden trascender esos espacios imaginados y «expandirlos» constituye otro de los centros de atención de las actividades políticas transnacionales. El estar «aquí y allá» al mismo tiempo, refiere a una existencia dual, a un intercambio sostenido de artículos, dineros, imágenes, conversaciones y subjetividades que refuerzan una bifocalidad y el surgimiento de una migración que ya no necesita asimilarse.

Además, unido a las prácticas se desarrollan procesos de identidad y subjetivización transnacional que trascienden el espacio físico mediante la autorreflexividad de los migrantes, su relación con el mundo circundante y sus imaginarios, donde conviven los territorios de origen y de destino en una misma persona (identidad), pero que también mundo real y mundo imaginario pueden confluir en un mismo momento (subjetividad).

Hasta aquí hemos presentado algunas interpretaciones de la importancia del transnacionalismo en el estudio del fenómeno migratorio contemporáneo, pero no lo hemos conceptualizado. De forma general, por transnacionalismo migratorio hacemos referencia a las actividades que los migrantes realizan de manera simultánea y frecuente entre el país de destino y sus países de origen. Esas acciones construyen, modifican y reconfiguran un campo social entre dos lugares, es decir, que se construye en el medio de dos territorios reales, delimitados geográficamente pero que a partir de esas actividades los migrantes unen de manera imaginaria. Es estar «aquí y allá» de manera simultánea en un mismo tiempo. Así, las actividades transnacionales trascienden las fronteras geográficas, políticas y culturales de los estados y convergen en el migrante que las realiza. Al mismo tiempo, el transnacionalismo también se relaciona con el estudio e importancia de las redes sociales de los migrantes. Es también un tema en el que la construcción de nuevas identidades obvia parcialmente los procesos de asimilación que caracterizaban a los migrantes en décadas anteriores, dando nuevas ideas para comprender los procesos de construcción de las identidades transnacionales.

El transnacionalismo es un fenómeno global, estudiado en diversos contextos. En este trabajo se demuestra que los migrantes cubanos que residen en México realizan contactos y prácticas transnacionales. Los cubanos habitan en todos los estados de la república mexicana (XIII Censo de Población y Vivienda, 2010). La mayor concentración se encuentra en tres estados: Ciudad de México, Quintana Roo y Yucatán. A pesar de que se ha comprobado el aumento de cubanos en México desde 1990 y que ese flujo continúa incrementándose,1 sorprende la escasez de investigaciones sobre las características, condiciones, motivaciones, relaciones e intereses de los cubanos en México como destino. Martínez y Bobes (2010) en un artículo publicado en el libro Extranjeros en México (Rodríguez, 2010) presentan un análisis sociodemográfico de los cubanos en México y por primera vez aparecen referencias a algunas actividades transnacionales que estos realizan como el envío de remesas y la presencia de negocios étnicos, pero sin profundizar en la

descripción de estos. Bojórquez (2013) presenta un análisis histórico de los migrantes cubanos en Yucatán en el período 1868-1898 y describe algunas de las tradiciones culturales y poéticas cubanas más significativas, presentes en la identidad de los ciudadanos de la Península. El último texto que analiza a los cubanos en México es la compilación de Martínez (2015) donde a partir de una serie de entrevistas realizadas en 2004, se detalla estadísticamente las (características sociodemográficas de los cubanos en México, las políticas migratorias de Cuba y México, así como un estudio de la inserción laboral de este grupo en México.


Desarrollo. Teoría transnacional

El concepto de transnacionalismo migratorio ocupó lugar en los estudios sociales a partir de la década de 1990 (Glick et al, 1992). Ese trabajo inicial observaba las relaciones continuas que mantenían los migrantes en los países de destino con sus comunidades de origen. Era una visión diferente hacia la migración, al estudiar el intercambio continuo entre dos lugares y no cómo se había observado en décadas anteriores donde los migrantes tendían a asimilarse en los lugares de asentamiento y perdían todo contacto con sus lugares de origen (Glick, Basch y Blanc, 1992). Estas autoras definieron el transnacionalismo como:


El proceso por el cual los inmigrantes construyen lazos sociales que unen en uno solo el país de origen y sus países de asentamiento. […] los transmigrantes desarrollan y mantienen múltiples relaciones familiares, económicas, sociales, organizacionales, religiosas, y políticas más allá de las fronteras. (Glick Schiller, Basch y Blanc-Szanton, 1992:1)


Portes, Guarnizo y Landolt (2003) referencian la complejidad que supone la teorización sobre el transnacionalismo. En un primer momento, ellos señalan que para estudiar el transnacionalismo se necesitan varias premisas entre las que podemos encontrar que el fenómeno involucra a una proporción significativa de personas en los dos lugares que relacionan, así como que las actividades que se realizan tienen una sostenibilidad temporal de manera continua (Portes, Guarnizo y Landolt, 2003:17).

No obstante, observamos algunas cuestiones metodológicas que acompañan el estudio sobre el tema. En primer lugar, lo referente a la cantidad de personas que deben estar implicadas

en el transnacionalismo para que este sea demostrable. Algunos autores (Portes, Guarnizo y Landolt, 2003, Vertovec, 2006; Guarnizo, 2007 y Bobes, 2010) proponen como unidades de análisis a individuos particulares los que, unidos a otros procesos como el aumento de los flujos migratorios hacia determinados lugares, han formado comunidades en las que las identidades colectivas sí permiten observar que la mayoría de los individuos participan de estas actividades de carácter transnacional. Pero el número no debe constituir un marco referencial rígido que no permita observar las mismas actividades en migrantes que no estén asociados ya sea por la nacionalidad, la comunidad de origen, los intereses económicos o políticos. En otros estudios (Bobes, 2011 y 2012) se explica que no todos los migrantes son transnacionales, aun cuando de manera esporádica mantengan algún tipo de contacto. Esto complementa la investigación de Doré et al (2003) dónde se describen que las actividades pueden darse en sentido amplio o estrecho según son más o menos frecuentes. Además, los estudios referenciados anteriormente, destacan que los migrantes transnacionales constituyen una minoría dentro del total de migrantes.

Guarnizo (2007) señala que sería importante entender la migración transnacional como una forma de «vida transnacional» (Guarnizo, 2007:157). Para él, este vivir transnacional supone un acercamiento a los migrantes a partir del desarrollo histórico de esa migración, así como a las condiciones y las estructuras micro y macro, de índoles socio-económico, culturales y políticas que existen en las localidades que se conectan tanto en el país de origen como en el país de destino (Guarnizo, 2007). Tomando en consideración esta manera de comprender el fenómeno, Guarnizo señala que «las condiciones contextuales en estas localidades (tanto en el país de destino como en el de origen) facilitan o impiden, alientan o desaniman, reclaman o impiden algunas, o todas, las actividades transfronterizas que forman el vivir transnacional de los migrantes» (Guarnizo, 2007:157).

Partiendo del aspecto económico Guarnizo (2007) observa que los migrantes que sostienen prácticas económicas transnacionales generan una serie de efectos que involucran lo social y lo cultural, así como lo político. En tal sentido, las actividades económicas transnacionales van acompañadas de un consumo e intercambio de culturas. En su concepción del vivir transnacional Guarnizo declara que:

Este concepto se refiere a una amplia panoplia de relaciones sociales, culturales, políticas y económicas transfronterizas que emerge, intencional e inesperadamente, de la presión de los

migrantes por mantener y reproducir a distancia su ambiente socio-cultural de origen. El concepto del vivir transnacional nos permite detectar una miríada de efectos multiplicadores económicos engendrados por la acción transnacional de los migrantes, cuyos efectos previstos e imprevistos cruzan múltiples escalas geográficas, desde lo translocal a lo transnacional y a lo global. (Guarnizo, 2007:153)

La definición de Guarnizo no se limita a comprender las relaciones que mantienen los migrantes, sino también el cúmulo de actores involucrados en las mismas. Uno de los aspectos importantes a destacar en la investigación que se presenta, radica en la capacidad de agencia2 de los migrantes transnacionales. Comenzando por las contactos y prácticas, de manera individual el vivir transnacional se multiplica e involucra a otros actores sociales que van desde los propios migrantes hasta las instituciones y los Estados. En tal sentido, las condiciones de las sociedades involucradas en el transnacionalismo influyen directamente en la capacidad de agencia de los migrantes transnacionales. Aunque los migrantes transnacionales poseen una capacidad de agencia, esta se encuentra determinada por el papel de otros actores en el desarrollo y por las estructuras en las que se realizan dichas actividades. En tal sentido, existe una evolución en cuanto al papel de los Estados en la comprensión, aceptación y estimulación del transnacionalismo desarrollado por sus respectivos migrantes.

Así mismo, Vertovec señala que el transnacionalismo lleva consigo un proceso de

transformación en las instituciones socioculturales en los dos lugares en los que transcurre la vida del migrante (Vertovec, 2006). El estudio de los recursos que poseen los migrantes para realizar el desplazamiento hacia otros destinos, desde la relación costo-beneficio de la salida, las particularidades de los contextos, la calidad migratoria en los países de recepción y el capital humano, permiten un acercamiento a las condiciones propicias para el surgimiento y la evolución del transnacionalismo hacia el interior de las sociedades implicadas (Portes, 1996). Pero la mayoría de los estudios comparten la idea que la vida del migrante transnacional se desarrolla en un ir y venir, en un estar aquí y estar allá de manera simultánea, y donde el migrante hace vida en dos lugares de manera permanente. Vertovec habla de la bifocalidad (Vertovec, 2006:161).

Para Vertovec la bifocalidad describe esencialmente las situaciones, niveles y contactos que los migrantes realizan y que le permiten esa «doble estancia» entre el lugar de origen y el de destino. La bifocalidad se resume como: «la sustentación de las vidas de los migrantes que se conducen

aquí y allá; esas orientaciones dobles tienen una influencia considerable en la vida familiar transnacional y pueden continuar afectando las identidades que se desarrollan en generaciones posteriores a la migración» (Vertovec, 2006: 157). En la bifocalidad del migrante transnacional también podemos observar una subjetividad transnacional. El migrante desarrolla su vida a partir de una realización continua de las condiciones propias del lugar de origen, así como aquellas del país receptor.

Contrario a lo que ocurría en décadas anteriores a 1990, donde las migraciones de la primera mitad del siglo XX constituían un viaje de no retorno (Thomas y Znaniecki, 1995), un olvido, una asimilación de las costumbres y el modo de vida del país de destino, los estudios sobre el transnacionalismo migratorio abren un campo importante para las investigaciones de las ciencias sociales, pues ahora los migrantes no se alejan definitivamente de su país de origen, ni de sus raíces identitarias. En tal sentido, algunos estudios describen el surgimiento de un nuevo campo social para describir el «lugar» simbólico en el que los migrantes integran el lugar de destino y el de origen (Itzigsohn et al, 2003:161 y Glick y Fouron, 2003:198).

El concepto de campo social aparece ya en las primeras ideas sobre el transnacionalismo expuestas por Glick Schiller, Basch y Blanc-Szanton (1994) cuando expresan que el transnacionalismo es el término empleado para describir a un nuevo tipo de migrantes cuyas redes, actividades y patrones de vida unen tanto al lugar de recepción como al lugar de origen. «Las vidas de estos migrantes se realiza más allá de las fronteras nacionales de los estados y unen a las dos sociedades en un nuevo campo social3» (Glick Schiller, Basch y Blanc-Szanton, 1994:1).

Como campo social, el transnacionalismo posee como característica específica la no articulación en un espacio limitado físicamente sino en uno imaginario que trasciende las fronteras de los países de origen y de destino donde el migrante habita. El transnacionalismo se sostiene a partir de diversas relaciones y posiciones objetivas de los migrantes que realizan distintas actividades y prácticas de integración transfronteriza. Es decir, a partir de tales prácticas, los migrantes sostienen relaciones entre ellos, con el país de origen y con el país receptor.

A partir del contacto frecuente entre familias o amigos, el cumplimiento de los acuerdos legales e institucionales que permiten la realización de esas actividades, el migrante es capaz de sostener un tipo de contacto que incorpora recursos, actividades y posiciones en dos contextos nacionales diferentes. Estos contextos terminan unidos como resultado de esos recursos,

posiciones, actividades y prácticas realizadas por el migrante transnacional. Así, el migrante se convierte en un agente. El tipo de transnacionalismo descrito en este análisis presupone que los agentes van ampliando progresivamente esas prácticas, lo que en buena medida influye y condiciona la constitución de nuevos tipos de relaciones y campos sociales.

Cuando decimos que el migrante transnacional es un agente, señalamos a un sujeto con capacidades y recursos para la realización y ampliación de prácticas y actividades dentro del campo transnacional. Visto de esta manera, el migrante transnacional tiene el poder para obrar de acuerdo a objetivos y relaciones que le interesa crear, mantener, establecer y desarrollar dentro de ese campo. Tomando como partida este concepto de campo social, las prácticas y contactos transnacionales superan la idea del estado-nación fijo, puesto que a través de las fronteras se realiza ese intercambio descrito por Levitt y Schiller. Es decir, el transnacionalismo ocurre en el contacto de los migrantes entre dos lugares, por lo que las instituciones y los límites geográficos no controlan ni delimitan completamente el flujo de actividades, ni las estrategias utilizadas por los migrantes con el objetivo de unir estas unidades territoriales; ni crea los distintos niveles en los que estos migrantes se relacionan. Schiller et al (2004), destacan que las fronteras nacionales no comparten necesariamente los mismos límites, por lo que resulta necesario pensar en una nueva manera de identificar ese espacio en el que los migrantes desarrollan una manera de interacción que evade las limitantes instituidas por los estados nacionales.

Levitt y Glick Schiller señalan que:


Al conceptualizar los campos sociales transnacionales, como algo que trasciende las fronteras de los Estados-nación, también es posible notar que los individuos dentro de estos campos están influidos, a través de sus actividades y relaciones cotidianas, por múltiples conjuntos de leyes e instituciones. Sus ritmos y actividades cotidianos responden no sólo a más de un estado simultáneamente, sino, asimismo, a instituciones sociales, como los grupos religiosos, que existen dentro de muchos estados y más allá de sus fronteras. (Levitt y Glick Schiller, 2004:67)


Las distintas políticas y las opciones de interacción se sobreponen a las limitantes que estos marcos establecen, por lo cual las relaciones transnacionales constituyen un recurso adicional para

estas personas. Para traspasar esos límites, los migrantes utilizan una serie de recursos que le permiten establecer y mantener la comunicación a distintos niveles, desde el plano individual hasta el colectivo. El campo social transnacional permite comprender un fenómeno que tiene al migrante como el centro.

El migrante ocupa el centro de atención en todas las actividades transnacionales no sólo por la capacidad para mantener las relaciones a larga distancia sino por la cantidad de interacciones que estas actividades producen en los distintos espacios sociales, tanto en el lugar de origen como en el de destino. Según Glick y Levitt, los migrantes transnacionales deciden cuáles acciones son las más provechosas para sus circunstancias particulares, además de que las decisiones son emprendidas por sus iniciativas personales atendiendo a sentimientos, simpatías, identidades y relaciones sociales que los conectan no sólo en el lugar de destino, sino con el lugar de origen (Levitt y Glick Schiller, 1994:2).

Al respecto, Bobes señala que «las prácticas transnacionales más sobresalientes están fundadas en la ayuda mutua, la solidaridad, la reciprocidad, el compadrazgo, la amistad y el parentesco» (Bobes, 2011:17). El transnacionalismo tiene un sentido motivacional fuerte. Los migrantes transnacionales poseen distintos grados de relación social y compromiso con sus lugares de origen. Cuando asumimos que los migrantes transnacionales están comprometidos con las personas que quedan en el lugar de origen no puede confundirse con la obligación. Existe un posicionamiento favorable de estos migrantes hacia esas personas que quedaron atrás pero no constituye una posición de obligación el realizar dichas actividades transnacionales. Esta postura del compromiso y la voluntad del migrante son esenciales para el estudio de las actividades transnacionales, pero no constituyen fórmulas constringentes de lo que puede interpretarse como transnacional.

Aunque se han presentado diversos conceptos sobre el transnacionalismo, asumo en que lo transnacional «refiere a la existencia de vínculos continuos y persistentes entre los migrantes y sus lugares de origen que transcurren a través de lazos económicos (como las remesas, los negocios étnicos y empresas), políticos (organizaciones cívicas y de oriundos), culturales y simbólicos, […]. Junto a estos elementos, la política y la voluntad de los gobiernos respecto al tratamiento de sus migrantes aparece como un factor indispensable para el aprovechamiento de este tipo de relación» (Bobes, 2012: 2-3). Además, «sus actividades adquieren contenidos específicos […] no

transitorios, sino estables, simultáneos y sostenidos en el tiempo» (Bobes, 2011:55). Así mismo, pensar el transnacionalismo nos lleva a que necesariamente debamos tomar en cuenta una serie de relaciones sociales, posiciones institucionales y redes que atraviesan los límites de los territorios involucrados, así como las características propias de estos lugares. Una de las premisas medulares al estudiar el transnacionalismo es que este no puede ser concebido como un «fenómeno fijo y acotado estructuralmente» (Bobes, 2011:13).


Migración cubana en México. Principales contactos y prácticas transnacionales

El fenómeno de lo transnacional4 se construye a partir de la voluntad y los intereses de los individuos en mantener los contactos de manera frecuente y sostenida en el tiempo entre dos lugares separados geográficamente. En este caso, la presencia de cubanos en México desde 1990 permite hipotetizar que estos individuos realizan actividades descritas como transnacionales. Para que un contacto sea transnacional debe cumplir con las condiciones que habíamos mencionado anteriormente, frecuencia y simultaneidad entre el lugar de destino y el origen. Dentro de los contactos encontramos los viajes y las comunicaciones.

Los migrantes cubanos residentes en México cuentan con calidades migratorias que facilitan la realización de viajes frecuentes al lugar de origen. En estudios sobre migrantes en los Estados Unidos (Landolt, 2003; Bobes, 2011) señalan que aun los indocumentados realizan viajes hacia sus lugares de origen, pero en el caso de los indocumentados, que utilizan a los coyotes como alternativa para realizar el viaje al lugar de origen y posteriormente a su regreso, esa travesía se torna en extremo costosa, peligrosa y difícil debido a los múltiples riesgos que estos migrantes enfrentan en la travesía. En el caso de los cubanos que cuentan con residencia en México se utilizan las vías tradicionales para la realización de los viajes.

Los viajes constituyen lazos importantes en la conexión de los dos lugares porque supone copresencia física de los migrantes transnacionales. Esos viajes se realizan para encontrarse con la familia o amigos que quedaron en el país de origen con lo que se actualizan las relaciones sociales que la distancia pudo haber limitado. En ese sentido no sólo interviene la familia nuclear o extendida, sino también los lazos de camaradería, así como la nostalgia o el sentimiento de compromiso que sostienen los migrantes respecto a determinadas personas, entidades o creencias religiosas (sobre todo las afrocubanas). Este tipo de contacto refuerza las identidades de los

migrantes y ofrece nuevos elementos para fortalecer la pertenencia con los lugares de origen, sus tradiciones, sus símbolos y los imaginarios que sobre estos migrantes puedan encontrarse en las comunidades de origen. Mientras más frecuentes y duraderos sean esos viajes, mayor es el reconocimiento de pertenencia que poseen los migrantes respecto a sus comunidades.

No obstante, los costos de los viajes constituyen uno de los obstáculos más importantes para mantener la frecuencia de los mismos. Así también el cumplimiento con los deberes laborales y el tiempo de los migrantes obstaculizan esos viajes. Pero los migrantes buscan las alternativas para mantener los contactos más allá de los viajes. Esos contactos se realizan a partir de mantener una comunicación constante con el lugar de origen para: saber de la familia que quedó en el lugar de origen, conversar con amigos o estar informados sobre los negocios que mantienen entre los dos lugares. La comunicación también resulta esencial cuando los migrantes realizan otras prácticas como el envío de remesas5 que evidencia obligatoriedad de los migrantes con las personas en el lugar de origen. El uso de los medios tecnológicos (siempre dirigida y supervisada por el gobierno cubano) por parte de la sociedad cubana ha permitido una mayor comunicación entre los migrantes cubanos y sus familiares o amigos en el lugar de origen. En el caso de los entrevistados en México, estos dijeron que utilizaban el correo para escribir todos los días (en el caso de aquellos que mantenían una comunicación con padres, hijos o esposo(a)s) o de forma semanal con parientes cercanos (familia extendida) o con amigos. En las entrevistas todos refirieron que esta era la vía más utilizada para estar informados de lo que sucedía con sus familiares y amigos en Cuba. Además, señalaron que el servicio era muy barato y que podían costear el uso de los celulares de sus familias en Cuba incluido el correo nacional cubano.


Prácticas transnacionales de los cubanos en México.

Las prácticas económicas han sido de las más estudiadas por el transnacionalismo. Las clasificaciones han sido varias entre las que encontramos las remesas, los negocios étnicos y las empresas transnacionales propiamente. Entre los migrantes cubanos en México es posible encontrar algunas de esas prácticas. En el caso de los cubanos esas prácticas no difieren mucho de las estudiadas, aunque existen algunas diferencias que se relacionan con el contexto y con los proyectos de estos migrantes para realizarlas. Las más importantes son el envío de remesas y las remesas en especie, las empresas transnacionales, los negocios étnicos y las prácticas

socioculturales transnacionales.

Las remesas son una de las prácticas económicas transnacionales más frecuentes de los migrantes. Los primeros estudios sobre el transnacionalismo observaron que las remesas eran muy importantes para las comunidades de origen de los migrantes, ya que de ellas se desprendía la supervivencia (entre otras realidades) de las familias. Las remesas constituían la fuente de ingresos más importantes para las familias transnacionales (Guarnizo, 2003, Schiller y Fouron, 2003; Bobes, 2011 y 2012).6 Los lazos solidarios entre los migrantes y sus lugares de origen, en específico con sus familias, se refuerzan con el envío de remesas.

Guarnizo (2007) señala que las remesas no deben estudiarse solo como el envío sino también en los usos que hacen las familias y personas receptoras en las comunidades de origen. Por tanto, las remesas como práctica transnacional mejoran la calidad de vida de las familias en el lugar de origen, modifican las comunidades receptoras y tiene consecuencias negativas en aquellas personas que no las reciben. Los migrantes mantienen y refuerzan el contacto con esta práctica ya que las familias dependen de ellas como sostén económico.

Esas remesas también involucran a los Estados ya que el impacto de ellas no pasa desapercibido por los gobiernos. A diferencia de otros países, el gobierno cubano con su estructura centralizada de poder ha implementados mecanismos para la captación de esas remesas sin promover iniciativas que las incentiven a nivel de gobierno, como si ocurre con el caso mexicano donde el Programa 3X1 promueven el envío de remesas colectivas de sus migrantes para la inversión en obras sociales en sus comunidades de origen. Sin embargo, el hecho de que el estado cubano todavía no reconozca a sus migrantes como parte de la nación y mantenga la postura de exclusión de estos en la vida nacional, difícilmente conlleve a iniciativas de este tipo en el corto y mediano plazo.

En el caso de los cubanos, las remesas constituyen uno de los soportes más importantes para la supervivencia de las familias en Cuba. Como se ha mostrado anteriormente, dentro de las motivaciones de los cubanos migrantes una es el poder ayudar a sus familias que quedan detrás. Los migrantes cubanos en México envían sus remesas a las familias que tienen en Cuba. La totalidad de entrevistados manifestaron que enviaban remesas a Cuba a sus familiares más cercanos (padres, hijos) y también a miembros de la familia extendida. Independientemente de las condiciones de trabajo que estos migrantes poseen en México, todos dijeron que el envío de

remesas constituía una actividad muy frecuente y en algunos casos una obligación con sus familiares en Cuba. Las remesas son enviadas con el objetivo de satisfacer las necesidades alimenticias en primera instancia, ayudar a los gastos en cuestiones del hogar y por último para el ahorro en caso de necesidad. En tal sentido, el envío de remesas constituye entonces una de las actividades más importantes realizadas por estos migrantes.

Con el envío de remesas de los migrantes cubanos en México se potencia el sentido de compromiso con las personas que reciben esas remesas. Para los migrantes cubanos en México es una necesidad contribuir con sus familias y estar al pendiente de las situaciones de esas personas en Cuba. En las entrevistas también se pudo contactar el orgullo y la satisfacción que producen en los migrantes el saber que sus familiares en Cuba reciben este tipo de ayuda. Respecto a las vías que utilizan los migrantes cubanos en México para el envío de las remesas encontramos que la llevan de forma personal en cada viaje, utilizan a amigos o familiares que viajan a Cuba, pagan a personas por llevarlas, agencias de envío de dinero o lo hacen a través de tarjetas de débito de bancos mexicanos que se pueden utilizar en Cuba.

La contratación de personas que llevan el dinero y algunos paquetes (remesas en especie) ha sido descrita por Duany (2010) respecto a los migrantes cubanos en Miami y por Landolt (2003) cuando describe a los viajeros salvadoreños que se dedican a llevar dinero y mercaderías de los migrantes a las comunidades de origen. Según Landolt, por estos servicios los viajeros reciben una remuneración. Entre los cubanos en México esta vía existe (se les llama mulas7) pero apenas es utilizada para el envío de remesas a Cuba. Los cubanos en México, utilizan como vía fundamental las tarjetas de débito de las instituciones bancarias mexicanas que les dejan a sus familiares en Cuba. Esta vía para el envío de remesas además de ser más segura, garantiza que los familiares en Cuba cuenten con un mecanismo para acceder al dinero de manera directa sin necesidad de moverse a otros lugares a buscarlo o estar dependiendo del favor o la buena voluntad de las personas encargadas de llevarlas. A diferencia de los encontrado por Bobes en el estudio sobre los axochiapanenses en Estados Unidos o los cubanos en Miami (Duany, 2010), las casas de envíos de dinero a Cuba creadas por empresarios cubanos no existen. Cuando los cubanos en México deciden utilizar alguna casa de envío de dinero, la vía que utilizan es la Western Union, pero este no es un negocio creado por cubanos ni dedicados exclusivamente a este tipo de clientes, sino que es una empresa transnacional mundial.

A diferencia de lo que sucede con los cubanos en Miami que no pueden utilizar los bancos norteamericanos para la realización de transacciones en Cuba producto del embargo, los migrantes cubanos sí cuentan con esta opción y es la que más utilizan. Los entrevistados utilizan diversas tarjetas de diferentes instituciones bancarias mexicanas. Ellos contratan el servicio en esos bancos y le entregan a sus familiares en Cuba la tarjeta. Después se encargan de hacer los depósitos con la frecuencia acordada y los familiares en Cuba acceden al dinero en los cajeros cubanos. La única dificultad para la realización y efectividad de estas transacciones es la existencia de cajeros en las diferentes ciudades donde residen sus familiares. Algunas de las instituciones mexicanas utilizadas por los migrantes cubanos son Bancomer, Banco Azteca, Santander y Bancoppel. Los entrevistados dijeron lo siguiente en cuanto a las vías que utilizan para el envío de las remesas.

Los cubanos en México, utilizan como vía fundamental las tarjetas de débito de las instituciones bancarias mexicanas que les dejan a sus familiares en Cuba. Esta vía para el envío de remesas además de ser más segura, garantiza que los familiares en Cuba cuenten con un mecanismo para acceder al dinero de manera directa sin necesidad de moverse a otros lugares a buscarlo o estar dependiendo del favor o la buena voluntad de las personas encargadas de llevarlas. A diferencia de los encontrado por Bobes en el estudio sobre los axochiapanenses en Estados Unidos o los cubanos en Miami (Duany, 2010), las casas de envíos de dinero a Cuba creadas por empresarios cubanos no existen. Cuando los cubanos en México deciden utilizar alguna casa de envío de dinero, la vía que utilizan es la Western Union, pero este no es un negocio creado por cubanos ni dedicados exclusivamente a este tipo de clientes, sino que es una empresa transnacional mundial.

A diferencia de lo que sucede con los cubanos en Miami que no pueden utilizar los bancos norteamericanos para la realización de transacciones en Cuba producto del embargo, los migrantes cubanos sí cuentan con esta opción y es la que más utilizan. Los entrevistados utilizan diversas tarjetas de diferentes instituciones bancarias mexicanas. Ellos contratan el servicio en esos bancos y le entregan a sus familiares en Cuba la tarjeta. Después se encargan de hacer los depósitos con la frecuencia acordada y los familiares en Cuba acceden al dinero en los cajeros cubanos. La única dificultad para la realización y efectividad de estas transacciones es la existencia de cajeros en las diferentes ciudades donde residen sus familiares. Algunas de las instituciones mexicanas utilizadas por los migrantes cubanos son Bancomer, Banco Azteca, Santander y Bancoppel.

Pero el envío de remesas no se limita al dinero. Los migrantes cubanos también envían

productos y bienes que en Cuba no se encuentran o que son difíciles de conseguir, ya sea por sus altos costos o por su inexistencia. En tal sentido, aun cuando el envío de dinero es la actividad principal, los cubanos también envían paquetes y artículos desde las distintas ciudades investigadas. Para el envío de esta paquetería los cubanos utilizan las vías descritas anteriormente, principalmente a través de amistades o contratando los servicios de empresarios informales en algunos casos (mulas), o en otros con el envío mediante agencias de paquetería (muy escasas y con altos costos por el envío). En este último acápite encontramos una empresa transnacional8 en la ciudad de Cancún que se dedica al envío de esta paquetería y a un empresario informal en Mérida que tiene el mismo objetivo. A este tipo de remesas lo hemos llamado remesas en especie.

Los migrantes cubanos en México han creado empresas transnacionales dedicadas a diversos servicios. Estas empresas se han establecido de manera formal (aquellas inscritas en los registros de hacienda de los países involucrados) o de manera informal (en este caso actúan de manera legal, pero sin estar inscritas en las instituciones fiscales). Una de las condiciones que favorecen la instauración de empresas transnacionales por parte de los cubanos en México es la legalidad migratoria en la que actúan estos migrantes. Para ofrecer los servicios de sus empresas, estos migrantes utilizan las disposiciones legales (migratorias y fiscales) de ambos países y en el margen de ellas actúan y obtienen sus ganancias. De manera general, estas empresas no sólo se dedican a la transportación de bienes materiales hacia el lugar de origen, sino que sus actividades se han ampliado hacia otros clientes y servicios (como en el caso de las agencias de viajes) y funcionan con la actividad de un sujeto que presta los servicios de manera individual o aquellos que tienen toda una red de empleados contratados.

Las agencias de viaje creadas por migrantes cubanos contribuyen a promover los destinos turísticos tradicionales y los negocios particulares (hostales y restaurantes fundamentalmente) de Cuba. Es decir, que estas empresas transnacionales ya no se basan solamente en el mercado que les puede otorgar exclusivamente los cubanos en México, sino que han ampliado sus actividades. Lo interesante en el caso de estas empresas es que trabajan en relación directa con los empresarios o negocios particulares en Cuba, llevándoles clientes directamente o promoviendo determinados servicios en Cuba mediante los acuerdos y las divulgaciones de sus servicios entre los clientes (cubanos o no) que residen en México.

Las empresas transnacionales que encontramos en México fundadas por los migrantes

cubanos podemos clasificarlas en formales e informales. Dentro de las formales encontramos agencias de viajes (fundamentalmente aquellas dedicadas a vender los servicios turísticos cubanos), agencias de paquetería (sólo encontramos una establecida en Cancún), agencias de servicios artísticos (vinculadas a la contratación de artistas cubanos) y tiendas dedicadas a la venta de bienes y artículos cuyo destino son los negocios en Cuba. Entre las empresas transnacionales informales creadas por migrantes cubanos en México encontramos aquellas dedicadas a la transportación de textiles y bisutería con el objetivo de surtir estos negocios en Cuba, a migrantes que se dedican a la transportación de pequeños paquetes y dinero a Cuba mediante el pago de sus servicios.

Las empresas transnacionales de los cubanos en México ofrecen diversos servicios. El primer tipo de las empresas encontradas fue las dedicadas a la contratación de servicios artísticos. Estas empresas se dedican a contratar los servicios de grupos musicales, artistas plásticos y grupos danzarios cubanos para presentarlos en México. En ciudades como Mérida y Cancún los grupos de salsa cubana gozan de gran aceptación y sus presentaciones en vivo constituyen momentos importantes en estas comunidades. Las agencias encargadas de sus contrataciones se encargan de toda la logística para sus presentaciones. Además, se pudo constatar que estas empresas mantienen relaciones de índole cultural con las organizaciones culturales cubanas (UNEAC, Ballet Nacional de Cuba, MusiCuba), por lo que las gestiones artísticas no sólo se realizan de manera individual a través de los representantes sino también a nivel institucional en ocasiones. De esta forma, diversas compañías artísticas cubanas (como el Ballet Nacional), músicos, directores de cine y actores se han presentado en los escenarios de las ciudades estudiadas. Aunque no pudimos entrevistar a los empresarios en la Ciudad de México, se tiene conocimiento de las contrataciones a músicos y agrupaciones importantes como La Charanga Habanera, los Van Van y Habana D´Primera por parte de los dueños del Mamá Rumba.

Por otra parte, los negocios étnicos son caracterizados como emprendimientos económicos que utilizan diversos recursos (información, trabajadores, clientes, abastecimiento) provenientes de las poblaciones migrantes en los lugares de destino. Así, los negocios étnicos casi siempre son iniciativas de un migrante que utiliza las necesidades de consumo de productos autóctonos de sus paisanos en el lugar de destino para crear su negocio. Estos emprendimientos pueden comenzar como empresas informales y en la medida de la rentabilidad y la expansión se formalizan. Una de las características de los emprendimientos étnicos es que la comunidad migrante es el principal

consumidor de sus productos y el mercado principal de sus servicios.

Los negocios étnicos de los migrantes cubanos en México en su mayoría son restaurantes de comidas típicas cubanas. Estos negocios, aunque están dirigidos al nicho de cubanos que existen en esas ciudades reproducen los ambientes y los platos típicos como una forma de representar a Cuba dentro de la comunidad del país receptor. Al mismo tiempo, estos negocios reproducen los aspectos simbólicos de Cuba en toda su decoración. Abundan banderas, artesanías, afiches, canciones, imágenes religiosas como la Virgen de la Caridad o fotos de lugares de interés nacional. Estos símbolos refuerzan la idea de la identidad nacional allende los mares.

Además de que los nombres de los mismos refieren directamente a condiciones contextuales y culturales que son cotidianas en Cuba. Uno de los objetivos de estos negocios es presentarse como una pequeña Cuba en todo el espacio y los servicios.

Estos negocios utilizan el capital social de la comunidad receptora como fuente principal de empleos. Para los cubanos que son contratados en muchas ocasiones es la primera oportunidad de insertarse en el mercado laboral mexicano. Así mismo, son estos los encargados de difundir las características del negocio y sus servicios al interior de ese grupo social. Siguiendo lo descrito por Bobes en Minnesota los negocios étnicos «necesitan de las relaciones de reciprocidad y solidaridad de la comunidad [de migrantes], ya que se sirven de ella como clientela y como fuente de mano de obra (barata y de confianza)» (Bobes, 2012:140). En el caso de los negocios étnicos de los cubanos en México es similar esta realidad. En todos los negocios encontrados, la mayoría de los empleados eran migrantes cubanos o familiares de estos. Las redes sociales desempeñan un papel importante en la prosperidad de estos negocios, ya que en el caso de aquellos cuyos empleados eran los mismos familiares las ganancias del negocio se concentraban en el núcleo familiar y se abarataban los gastos del mismo.


Conclusiones

Entre los migrantes cubanos en México se constató la realización de contactos y prácticas transnacionales con su país de origen. Los contactos refieren a la realización de viajes frecuentes, las llamadas telefónicas, el uso del correo electrónico y de las tecnologías de la informatización para mantener el vínculo con sus familias y amigos en Cuba. Entre las prácticas, estas se desarrollan en el plano económico y sociocultural. En el plano político no encontramos ninguna practica debido

en gran medida por las características políticas del gobierno cubano y por la relación de exclusión y de no participación de la migración en este tipo de actividades ante el no reconocimiento de ellas por parte del estado cubano.

En el plano económico las prácticas transnacionales más frecuentes fueron el envío de remesas, el envío de remesas en especie, las empresas transnacionales y los negocios étnicos. Estas actividades no difieren de las encontradas en otros grupos de migrantes que residen en diferentes países de destino. Además, son las actividades económicas más estudiadas por los investigadores transnacionales. Las mismas prácticas han sido descritas en los cubanos que residen en los Estados Unidos, en España y en Ecuador. Por tanto, la migración cubana en México también las realiza.

En el plano sociocultural los migrantes cubanos en México también son miembros de asociaciones culturales, participan de la religión transnacional y mantienen relaciones con su familia en la distancia. Entre las asociaciones culturales la más importante es la que agrupa a los cubanos en la Península de Yucatán y sus actividades fundamentales son la promoción de la cultura cubana en la sociedad receptora, la ayuda económica y filantrópica ante las necesidades de sus miembros y con el país de origen cuando ocurren catástrofes naturales. En la religión transnacional las actividades se evidencian sobre todo en la religión afrocubana con los viajes a Cuba y el viaje de sus sacerdotes a México para oficiar ceremonias y celebraciones.

En el plano político no existen organizaciones ni partidos políticos creados que influyen en la toma de decisiones en Cuba. La migración cubana es un grupo social excluido en la política nacional y no se reconoce ninguna organización política que estos migrantes creasen. Tampoco fue un interés de los migrantes cubanos en México la participación en alguna forma de política respecto a Cuba.

A partir de la constatación de que la migración cubana en México realiza contactos y prácticas transnacionales con Cuba se observó la existencia de una identidad transnacional en la que estos migrantes logran incorporar a su estilo de vida cotidiano las prácticas, símbolos y referentes más significativos del país receptor sin perder sus referentes identitarios cubanos. Esta doble incorporación produce una identidad de índole transnacional al considerarse el migrante conformado por los dos contextos sin que uno sea más importante que el otro. Además, para los migrantes cubanos el naturalizarse mexicano no constituye una necesidad para insertarse en la vida social y económica del país receptor. Para ellos es más importante el saber convivir y adaptarse a

los registros lingüísticos y a las tradiciones mexicanas que naturalizarse. El ser mexicano para ellos no involucra necesariamente la naturalización.

Por último, en la medida que se comprobó la existencia de la identidad transnacional también existe una subjetividad transnacional. Los migrantes cubanos en México logran establecer un mundo dual entre realidad e imaginario donde reflejan la confluencia de las dos realidades. Por una parte, el cuerpo físico labora y se adapta a las situaciones contextuales del país receptor pero sus referentes de vida, de acción y emocionales los encuentra en el país de origen. En este sentido, las tradiciones, los hábitos de vida, la familia en la distancia y los componentes simbólicos de la nación y la cotidianidad cubana se encuentran presentes de manera constante en estos migrantes con subjetividad transnacional.

De forma general, la investigación demuestra la existencia de contactos y prácticas transnacionales realizadas por los migrantes cubanos en México, por lo que podemos afirmar que estos migrantes son también migrantes transnacionales. Estas prácticas no difieren de las realizadas y descritas en otros contextos y en otros grupos de migrantes. Asimismo, expone las situaciones que atraviesan los migrantes cubanos para su inserción en la sociedad mexicana y las relaciones que llevan a no asimilarse completamente al país receptor.


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Notas


1 En 1990 fueron censados en México 2660 cubanos, en 2000 se censaron 7267 y en el 2010 el total era de 11822 cubanos.

2 La agencia es un concepto desarrollado por Anthony Giddens. Más adelante retomaremos esta categoría conceptual.

3 Tomando como referencia el trabajo de Bourdieu sobre habitus y Campo Social

4 Además, creo pertinente realizar una síntesis de lo descrito en el capítulo 1 sobre los aspectos más relevantes del transnacionalismo para describir las actividades que realizan los cubanos en México.

5 Sobre las remesas hablaremos más adelante en este mismo capítulo.

6 Analizaremos a las familias transnacionales más adelante.

7 Aunque las mulas apenas son utilizadas para el envío de dinero, sus servicios sí son utilizados para el envío de remesas en especie. Sobre ambas categorías explicaremos más adelante.

8 Sobre las empresas transnacionales abundaré más adelante en este mismo capítulo.