La participación de la mujer en el crimen organizado en México The participation of women in organized crime in Mexico

Jesús Soto Santiesteban1


Resumen: El presente trabajo es un proyecto de investigación, el cual representa una aproximación al contexto actual e histórico, con respecto a la participación de la mujer en el crimen organizado en México, la mujer en el transcurso de los años muestra una participación más activa en cuanto a su presencia y en algunos casos el liderazgo en actividades específicas de un grupo criminal. En México a finales del siglo pasado los fenómenos criminales se han recrudecido, como consecuencia de malas y equivocadas políticas de seguridad, por ello es importante analizar la participación de la mujer en el crimen organizado.


Abstract: The present work is a research project, which represents an approximation to the current and historical context, with respect to the participation of women in organized crime in Mexico, the woman over the years shows a more active participation as to his presence and in some cases the leadership in specific activities of a criminal group. In Mexico at the end of the last century, criminal phenomena have worsened as a result of bad and security policies, so it is important to analyze the participation of women in organized crime.


Palabras clave: Mujer; Crimen organizado


Introducción.

México es un país rico en música, arte, sabores, aromas y muchas otras cosas que llevan el ineludible sello de la cultura y tradición mexicana, pues en cualquier parte del mundo por ejemplo, en donde se escuchen acordes de un mariachi sin lugar a dudas estos evocan a quien los percibe a México, la cuna de tan singular sonido.

Sin embargo hemos sido testigos de la transformación social de nuestro país, que ha crecido a pasos agigantados en el pasado siglo y la presente centuria y que aún no hemos visto lo mejor, ni lo peor de este fragmentado país, el cual aún nos depara con incertidumbre lo que sucederá mañana.


1 Estudiante del Doctorado en Derecho, Derecho Penal y Criminología, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, líneas de investigación: criminología, victimología y derecho penal, jesussantiesteban@hotmail.com

Parece que todo lo que toca el hombre en alguna época lo convertía en oro y ahora es todo lo contrario, lo destruye, lo desintegra, lo perturba, lo deforma, lo descompone, en general el hombre lo hace y lo sabe todo, incluso sabe lo que necesita la mujer, que debe hacer la mujer,

¿Cómo?, ¿Cuándo?, ¿Dónde?, ¿Por qué?, este ser omnipotente de pantalones y bigote que lo mismo le da beber alcohol, que ser infiel o golpear a una mujer, esto de alguna manera explica la situación actual de la mujer en México, pues la necesidad y en algunas ocasiones el amor hacen de ella una presa fácil de caer en las redes del crimen.

Algunas situaciones hemos podido contemplarlas con singular alegría y otras menos afortunadas como la violencia, se han convertido en una realidad cotidiana de este país. Que solo el tiempo tendrá la última palabra y dilucidará la pregunta que yo me hago ¿A dónde llegará? Y es que aún tengo muy presente cuando el entonces presidente de México Felipe Calderón Hinojosa, anunciaba en diciembre del año 2006 la guerra contra el narcotráfico en México, la cual hasta nuestros días continúa y que a pesar de los números y los escasos resultados se mantiene.

Sin embargo a más de diez años de su inicio, solo basta con recordar estas líneas que declarara a la BBC Juan Villoro Ninguno de nosotros calculó la dimensión de lo que iba a alcanzar, el baño de sangre en el que nos íbamos a meter por la inmensa irresponsabilidad del presidente Felipe Calderón, que desconocía por completo al enemigo que iba a enfrentar, no tenía ninguna estrategia al respecto” (Paullier, 2016)

Precisamente es que a partir de esa guerra declarada al crimen organizado, se vislumbraron las crudas consecuencias de esta estrategia falaz y es que hasta la fecha, no se tienen a ciencia cierta cifras exactas de muertos, desplazados por la violencia, niños huérfanos y mucho menos de personas desaparecidas, lo que ha generado que la violencia y el crimen sean un sello característico en estos últimos años de México, pues han sido el lamentable distintivo que expone a México ante el mundo como un país en donde impera, la violencia, la inseguridad, la corrupción y la voluntad del crimen organizado.

Como una de muchas consecuencias de esta guerra contra el crimen, surge un fenómeno que no es nuevo, pero que despierta en mi un interés singular y es precisamente la participación activa de mujeres en operaciones, actividades, coordinación y en algunos casos, el liderazgo de grupos criminales organizados, llegando a ocupar puestos de mando y coordinación de operaciones que antes eran exclusivos de los integrantes del grupo criminal de género masculino. Dichos

liderazgos femeninos en algunos casos llegan a superar en saña y astucia a sus pares masculinos.


El origen.

Previo a poder abordar una aproximación de la participación de la mujer en el crimen organizado en nuestro país, me gustaría mucho señalar una teoría que refiere Konrad Lorenz con respecto a la agresión “toda la agresión humana, incluso la pasión de matar y torturar son el resultado de una agresión biológicamente dada, transformada de fuerza benéfica en destructora debido a cierto número de factores” (Fromm, 2012, pág. 19)

Es hasta la mitad del siglo XIX cuando comienzan a elaborarse estudios sobre la delincuencia femenina. “Inicialmente, las teorías biologicistas, con autores como Cesar Lombrosso y Ferrero, consideraban a la mujer como inferior al hombre en el marco evolutivo y, por esta razón, con menos capacidad de delinquir, debido a lo cual presentaría una tasa inferior de delitos” (Lombrosso & Ferrero, 1895, pág. 45).

También se le atribuían una mayor crueldad, al identificarla con lo primitivo, infiriéndole una mayor comisión de delitos de sangre, aseverando, por otra parte, que su mejor capacidad de adaptación la llevaría a combinar las peores características de la mujer, astucia, rencor y falsedad.

Lo anterior me permito referirlo como un elemento que puede ilustrar de manera concreta la idea que busco plasmar, sin ser una teoría definitiva y aceptada por la generalidad, existiendo diversas teorías del origen de la destructividad humana provistas por distintas disciplinas y autores. Y es que el origen de la participación de la mujer en el crimen organizado, nos puede remontar al México de los años treinta, cuando Ignacia Jasso “la nacha” o “la reina fronteriza de la droga” asume el control y mando del tráfico de drogas en ciudad Juárez después de la muerte de su esposo Pablo González “el pablote”. La pareja en los años veinte logro el control de drogas principalmente de marihuana y morfina en esta zona fronteriza, al eliminar a sus rivales, un grupo de orientales que huyeron de Estados Unidos después de un terremoto que sacudiera San Francisco en 1906 y es que el dominio de los asiáticos en la distribución y venta de drogas termino cuando, a mediados de los años veinte, fueron asesinados 11 inmigrantes chinos dedicados a dicho comercio ilícito. El responsable de las muertes fue un individuo apodado “el Veracruz”, al parecer integrante del grupo de “la nacha” y su esposo “el pablote” es así como inicia la larga historia de las

ejecuciones asociadas al narcotráfico en ciudad Juárez.

Ignacia Jasso manejaba su organización con discreción y generosidad, de tal manera que no se vio obligada a utilizar, grandes dosis de violencia para controlar su imperio; en 1943 fue detenida y trasladada a las islas Marías en donde cumplió su condena mientras los hijos que engendrara con Pablo González continuaron con el negocio.

Otro caso es, el de María Dolores Estévez Zuleta conocida como lola “la chata” nació en la ciudad de México en 1906, en el seno de una familia pobre. Creció en el Barrio de La Merced y comenzó su vida vendiendo café y chicharrones en el puesto que su madre tenía en ese mercado, a los 13 años de edad, ya había entrado al negocio de las drogas empleándose como “mula”, llevando en su canasta, además de frituras, dosis de enervantes que distribuía por las calles.

Cuando María Dolores tenía 28 años de edad, ya era considerada la reina definitiva del mercado de drogas en ciudad de México y ya para esa edad había pisado siete veces diferentes prisiones, tales como el palacio negro de Lecumberri, las Islas Marías y la Cárcel para Mujeres.

Debido a su facilidad para poder corromper a las autoridades es que “la chata”, tenía bajo control a varios funcionarios y jueces, con ello logró salir de las prisiones que piso durante su vida criminal. Incluso en 1945, cuando fue recluida a las Islas Marías, se dijo que hasta construyó un aeropuerto y un hotel especial para que sus hijas tuvieran la posibilidad de visitarla cuando desearan. Lola “la chata” fue sentenciada y condenada a más de 15 años de prisión, para esa época era de edad avanzada, aunado a su desordenada vida falleció en 1957.

Otro ejemplo de esta serie de antecedentes en México de actividades ilícitas realizadas por mujeres fue el de Felisa Velázquez “la reina de la marihuana”, que al igual que “la chata” y “la nacha” tuvo su apogeo criminal durante la década de los cuarenta, crónicas de la época refieren que cuando Felisa Velázquez al ser detenida y encarcelada en el palacio negro de Lecumberri la principal cárcel de la ciudad de México un grupo de presos se amotino pues les preocupaba, el abasto de la marihuana a Lecumberri el cual corría a cargo de Felisa Velázquez.

Los ejemplos anteriores son tres de los más emblemáticos de México, como lo menciona Haghenbeck “tal como lo era La Nacha en Ciudad Juárez, la distribuidora en México, Lola la Chata y la Reina de la Marihuana en Puebla” (Haghenbeck, 2013, pág. 233) Sin embargo me permito aclarar que no son los únicos, pues se ha escrito y hablado de otras mujeres que debido a su actividad, sin lugar a dudas encajan en el crimen organizado, pero en este proyecto de investigación y en especial en esta presentación solo me enfoco concretamente a la participación de la mujer

independientemente del crimen o actividades realizadas como el tráfico, control y venta de drogas. Los ejemplos referidos anteriormente, me proporcionan un horizonte con respecto a los orígenes de la participación de la mujer en el crimen organizado, en los casos que refiero voy encontrando claras coincidencias, como el hecho de que las mujeres tienen inicios desde su juventud en actividades como la prostitución, provienen de familias humildes y sus parejas sentimentales se encuentran involucradas o vinculadas en actividades criminales; lo que las lleva a ellas y a sus descendientes a continuar con el negocio de familia.


El ingreso de las mujeres al crimen organizado.

A la fecha la mujer ingresa al crimen organizado de diferentes maneras, en algunos casos lo heredan de familia, otras se abren camino enfrentándose a sus rivales hasta llegar a controlar toda la estructura o bien es por la misma estructura que opera en las organizaciones criminales que debido a esta se manejan por escalafón es así como ascienden al liderazgo115 de estos grupos, es por ello como algunas mujeres han conseguido un lugar de importancia en los carteles mexicanos.

Por ejemplo el emblemático caso de Enedina Arellano Félix, a quien se le puede reputar por así decirlo la etiqueta de la primera mujer líder de un cartel en México para algunos “la primera y única mujer que lidera una organización criminal en el mundo” (redacción, 2018), específicamente hablando del cartel de Tijuana y a quien se le aducen los motes de “la jefa”, “la madrina” o “narcomami”. Mujer que tuviera aspiraciones en su juventud de ser la Reyna del Carnaval de Mazatlán y que actualmente tiene más de cincuenta años de edad, además cuenta con una licenciatura en contaduría que estudio en una universidad en Guadalajara y que asumiera en el año 2008 el liderazgo del cartel de Tijuana junto con su sobrino Fernando Sánchez Arellano alias “el ingeniero” quien fuera detenido en el año 2014, tras la caída de sus hermanos Ramón, Francisco y Eduardo.

Algunos describen a Enedina como una mujer muy discreta, que prefiere no tener mucha vida pública, ni ser ostentosa, como lo refiere el periodista Ricardo Ravelo116: No es la matona cruel, ni la dama obsesionada por el poder y la belleza. Es escurridiza, mecánica, discreta e inteligente. Además para ella a diferencia de sus hermanos prefiere hacer negocios que luchar en una guerra por el control de la plaza, ya que cuando sus hermanos comandaban el grupo criminal ella de alguna manera no era ajena a la organización, pues asesoraba a sus hermanos en las

estrategias financieras para poder lavar dinero, como lo hizo a través de empresas farmacéuticas y de bienes raíces, su talento y conocimiento del negocio la llevo a tener grandes negocios con el líder visible del cartel de Sinaloa Joaquín “el chapo” Guzmán.

Tras la caída de Jesús Labra Avilés, “el Chuy” en el año 2000, quien era el cerebro financiero del cártel de Tijuana durante su etapa de esplendor se invirtieron grandes cantidades de dinero en proyectos comerciales en la zona Río, casas de cambio y hoteles de Tijuana, Enedina entró al relevo de Labra y apuntaló los negocios de la organización, por aquel tiempo en riesgo de irse a la quiebra ante los embates policiacos y militares.

Para la agencia antidrogas estadounidense (DEA) el poder de Enedina y su grupo criminal llego a lugares del continente como el centro y Sudamérica, por ello para las autoridades americanas y en México el cartel de Tijuana es solo un cascaron de lo que fue, pues ahora tienen una forma distinta de operar los negocios de familia.

El caso muy particular de Enedina Arellano Félix, es uno muy especial ya que debido a las circunstancias que se suscitaron es que ella toma el liderazgo del cartel de Tijuana dados los hechos y es que a pesar de haber asumido el poder con su sobrino referido en líneas previas, este fue detenido en el 2014 cuando fue a presenciar un partido de futbol de la selección mexicana en el mundial de Brasil de ese mismo año, lo que circunstancialmente llevo a que Enedina asumiera el liderazgo del cartel de Tijuana.

Hechos muy circunstanciales y peculiares los referidos con respecto al caso de Enedina, pero en algunos de los casos estos ingresos se dan por tener relaciones románticas con integrantes de grupos criminales, como fue el caso de Sandra Ávila Beltrán quien se ganó el mote de la “Reina del Pacifico” y que fuera considerada una de las más importantes operadoras del cartel de Sinaloa y encargada de las relaciones públicas de esa organización de la mano de Ismael “el Mayo” Zambada.

Ávila Beltrán fue detenida en septiembre de 2007 por elementos de la policía federal en la zona de San Jerónimo, junto con ella también fue detenido Juan Diego Espinosa Ramírez, “el tigre”, segundo hombre de importancia en el cartel valle del norte de Colombia.

Autoridades de Estados Unidos detectaron que desde enero de 1999 hasta por lo menos marzo de 2004, Ávila Beltrán, junto con su novio “el tigre”, fueron integrantes de una organización de tráfico de drogas dedicada a la planeación, adquisición y transporte de cocaína de Colombia a

Estados Unidos, la reina del pacifico coordinaba desde México, almacenaba y movió los cargamentos de cocaína para importarlos a Estados Unidos.

A la fecha Ávila Beltrán se encuentra en libertad pues fue exonerada por las autoridades mexicanas por los delitos de lavado de dinero y por haber cumplido con su deuda ante la justicia estadounidense.

Otro caso como el anterior es el de Clara Elena Laborin Archuleta, “la señora” quien estaba en el mundo de los certámenes de belleza, luego ingreso por completo al mundo del tráfico de drogas de la mano de su esposo, Héctor Beltrán Leyva, “el H”, ella llego a encabezar el cartel de los Beltrán Leyva, hasta el 12 de septiembre del año 2016 cuando en Hermosillo, Sonora fue detenida. Las autoridades mexicanas la ubicaron como la principal generadora de violencia en Sonora y Guerrero, principalmente en la zona de Acapulco, lugar en el que operaba con células asentadas en ese puerto, se le ubica en la zona debido a que grupos antagónicos del crimen organizado que operan en Acapulco han dejada mantas y narcomensajes dirigidos a la mujer.

Un caso más, muy peculiar es el de Leticia Rodríguez Lara, “doña lety” o la “40”, originaria de Veracruz y que llegara a Cancún y se dedicara al narcomenudeo en la zona turística y quien se enfrentó a las fuerzas especiales zetas y logro desplazarlos de la plaza de Cancún, Quintana Roo. Formo un grupo con ex miembros del cartel de Sinaloa, del golfo y de los zetas, además recluto ex convictos y logro posicionarse en la zona turística. Identificada como ex policía, “doña lety” se posicionó en la plaza desde hace cuatro años, cobraba derecho de piso a los bares, se encargaba de la distribución de la droga en la zona hotelera. La procuraduría general de la república tiene un expediente abierto en contra de Leticia, por el delito de tráfico de indocumentados y recientemente se le relaciona con el aseguramiento de cajas de seguridad en las que guardaba dinero y plásticos para clonar tarjetas de crédito.

Se creó un grupo llamado “los combos”, una alianza entre los zetas, el cartel del golfo y la banda de los pelones, para pelearle a “doña lety” la plaza, pero hasta antes de su detención no lo habían logrado.

Los ejemplos anteriores son algunos por mencionar, ya que en la mayoría de los casos son historias que pueden repetirse, ahora bien en los tiempos actuales a ellas se suman las esposas y mujeres cercanas a los “líderes detenidos de Guerreros unidos, Mario, Sidronio, Adán Zenen y José Ángel relacionados con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa” (Milenio Digital,

2015).

Además entre ellas se encuentran las mujeres de los hermanos Casarrubias Salgado que

antes de conformar su grupo, operaban para el cartel de los Beltrán Leyva, pero hoy disputan las plazas con la organización de “los rojos”.

Todos los casos referidos anteriormente por lo menos tienen un sello característico y es que debido a una relación sentimental o por el vínculo consanguíneo, es que estas mujeres asumieron el liderazgo de los grupos delictivos, sin embargo en casos como el de “doña lety” que no está definido su ingreso a las filas del crimen organizado, si queda claro el uso de la violencia que una mujer en puestos de liderazgo puede ejercer para hacer frente a sus rivales y así ganar respeto y el control de la plaza.

Las actividades que ahora estas mujeres realizan en las agrupaciones criminales superan a las que realizaban sus predecesoras como “la nacha” o “la chata”, pues ahora se habla de control de grupos criminales con negocios que deben de administrar y generar relaciones comerciales que superan las fronteras de nuestro país, lo que representa un gran poder de negociación y administración que estas mujeres “lideres” modernas del crimen organizado deben de poseer para ejercer esos liderazgos, al frente de empresas que pudiéramos etiquetar como transnacionales.

En algunos casos por extraño que parezca, no está muy definido si estas mujeres ¿Participan sí o no, en un grupo delincuencial?, debido a que en casos muy particulares estas mujeres hacen uso de las redes sociales, para presumir y ostentar su poder adquisitivo mostrando imágenes de casas, ranchos, vehículos de lujo, joyas, armas, dinero entre otras tantas excentricidades, dicho poder adquisitivo tiene el respaldo absoluto de sus parejas que en algunos casos están perfectamente bien identificados como miembros de grupos criminales bien ubicados, por las autoridades mexicanas o estadounidenses. Un caso en particular puede ser el de Claudia Berenice Ochoa Félix conocida como “la emperatriz de los Antrax117”. Esta mujer de orígenes muy humildes, con una notable belleza y de gustos muy refinados, genero gran notoriedad pues llamo la atención de propios y extraños cuando de manera reiterada y constante compartía en sus redes sociales como Facebook, twitter o Instagram, imágenes en donde se le podía apreciar portando vestidos muy ajustados, ataviada de joyas, notables accesorios, en ocasiones en compañía de animales exóticos, con armas de grueso calibre, en vehículos de reciente modelo o bien mostrando dinero en efectivo consistente en fajos de billetes de alta denominación, que sin duda provocaban

en las redes sociales un cumulo de comentarios para esta mujer, que además en los mismos medios sociales presumía de tener una gran amistad con “el chino antrax” a quien se le considera uno de los lideres fundadores de dicho grupo criminal.

En junio del 2014 Claudia Berenice Ochoa Félix, convocaría a los medios de comunicación en Culiacán, Sinaloa; a una rueda de prensa en donde estaría acompañada además de su abogado, de sus menores hijos de 4, 6 y 7 años de edad (en ese entonces) y en donde aclararía que las cuentas “Claudia Felix” que aseguran algunos medios de comunicación son de ella y con las cuales se le vincula al cartel de Sinaloa, pues simple y sencillamente desconoce cómo se le vínculo con este grupo criminal y que dichas cuentas no eran de ella, señalando que “todo son acusaciones sin fundamente e histeria de la prensa” (Redacción, 2018).

Sin embargo Claudia no explica el origen de las imágenes en donde a ella se le ve posando, con armas de fuego con diseños personalizados, los autos de lujo o la procedencia del dinero en efectivo que en las imágenes referidas ostentaba, por lo que todo se queda en una gran incógnita sobre, si Claudia era, es o no una líder criminal, en la actualidad las cuentas de las referidas redes sociales se encuentran eliminadas, pero en los buscadores más famosos de la web se pueden hacer búsquedas de las imagenes y constatar las información aquí presentada en esta investigación.


El fenómeno de las buchonas.

En párrafos anteriores del contenido de este proyecto de investigación, he podido narrar como una de las formas de acceso de las mujeres al crimen organizado, es por medio de las relaciones sentimentales que inician con sus parejas y que estas se encuentran vinculados a grupos criminales. Un fenómeno que merece una especial atención en el desarrollo de este proyecto de investigación es el fenómeno de las “buchonas”, que por curioso que resulte el mote hace referencia en el diccionario de la real academia de la lengua española, a que un buchón o buchona es un palomo o paloma que se distingue por inflar el buche.

En Culiacán y en otros Estados del norte de México, este fenómeno ha generado que existan mujeres que les agrade o les llame la atención ser “buchona”. Algunas mujeres que declaran abiertamente ser una “buchona” explican que el origen de la palabra está más relacionado con un “estilo de vida”, pues por lo regular son mujeres de cuerpos estéticamente muy atractivos en muchos de los casos son sus parejas las que invierten grandes cantidades de dinero para esculpir

los cuerpos de sus parejas femeninas, ya sea en México o en el extranjero pues un líder de un grupo criminal ostenta también su poder y dinero, operando a su mujer a su gusto y las veces que sea necesario, pues esta “preciada posesión” representa también un estatus de posición y poder al interior de los grupos criminales, además son mujeres que calzan zapatos muy caros de tacones altos que les ayudan a estilizar las piernas y acentuar sus atributos esculpidos. Además, una “buchona” no escatima en comprarse ropa de marca, joyas, accesorios, autos de lujo, en fin todo lo que implique una posición económica superior a sus rivales féminas, son asiduas a presumir su poder adquisitivo en redes sociales, pues debido a su origen humilde esto genera en ellas una necesidad de aceptación y admiración, situaciones que en sus vidas previas carecieron y padecieron en sus hogares de origen en la mayoría de los casos muy humilde.

Son mujeres que además de la vida de lujos, las “buchonas” reclaman una vida social exigente, por lo que los viajes al extranjero, al igual que las salidas a los centros comerciales y lugares de moda y exclusivos son muy recurrentes. Algunas mujeres refieren que el término buchona tiene que ver también por el gusto de estas mujeres a consumir whisky una bebida alcohólica de cierta marca, de ahí que también se les señale como “buchonan´s”, son mujeres alegres que no escatiman en su arreglo personal y hacerse notar a los lugares de moda que frecuentan. En lugares como Sinaloa se ha llegado a establecer el estilo de vida “buchón”, en donde muchas mujeres asisten a tiendas de ropa en donde buscan adquirir accesorios, ropa y calzado con el referido estilo y es que entre más alto sea el tacón de la zapatilla, más pedrería brillante tenga la blusa o el pantalón ajustado mucho mejor, pues esto represente el estilo “buchón”.

Considero que este auge repentino a la vida de excesos y desmesurada ostentación de lujos y cosas materiales, en algunos sectores de la sociedad sobre todo entre los jóvenes, se debe al desmesurado consumo y publicidad de la “narcocultura”, que viene a mostrar la vida de lujos y excesos de los integrantes de los grupos delictivos, algo que se convierte para muchos jóvenes en una obsesión y aspiración recurrente.

Las “buchonas” son las novias, esposas, amantes y prostitutas de los miembros del crimen organizado, son un grupo selecto de amantes exclusivas y costosas a las que solo se tiene acceso, siempre y cuando se tenga para pagar sus “caprichos”, algunas mujeres sobre todo aquellas que por necesidad de llevar dinero a casa para mantener a sus familias o a sus hijos, se encuentran en la necesidad de iniciar en el negocio del sexo servicio, posteriormente son reclutadas y pasan a las

filas de los grupos criminales, ahí las adopta algún líder del grupo criminal y pasan a formar parte del grupo selecto de “las mujeres del narco”, insisto la mayoría de estas mujeres son humildes, que provienen de hogares destruidos por las drogas o el alcohol, son mujeres abusadas física, psicológica y sexualmente por algún miembro de la familia y que solo en la calle encuentran la protección o el consuelo a tanto dolor. Muchas de estas mujeres tienen la necesidad de prostituirse como último recurso, para poder sobrevivir o son reclutadas por algún grupo criminal dedicado a la explotación sexual, que observan en estas mujeres estas debilidades psicológicas y emocionales, además de las carencias económicas, una oportunidad para reclutarlas y explotarlas.

Sin lugar a dudas las historias de estas mujeres que se convierten en las esposas, amantes o novias de los miembros de grupos delictivos no la pasan bien, son víctimas de sus propios conflictos internos y es que después de una vida llena de muchas limitaciones económicas cuando son pretendidas por estos hombres que en la mayoría de los casos les superan en la edad, son vistos por ellas mismas como unos salvadores que vienen a rescatarlas de su precaria condición y en algunos de estos casos son estas mismas chicas, las que buscan a toda costa relacionarse sentimentalmente con estos hombres, pues representan su válvula de escape de una vida marginal. Esta difusión desmedida a la “narcocultura” ha generado que las mujeres aspiren a una vida llena de lujos y excesos, sin importar las consecuencias y sin medir los riesgos posibles que acarrean a sus familias y seres queridos cercanos, pues para muchas de estas mujeres el deseo de poder y dinero son el pase directo al éxito.


La participación de la mujer en actividades criminales.

La participación de la mujer en el crimen organizado ha pasado por diversas actividades, como he podido hacerlo notar en el desarrollo del presente proyecto. Pero este recorrido nos guía a hablar de las actividades más frías y descarnadas del crimen organizado, que dado la complejidad se podría considerar un trabajo exclusivo solo de hombres como lo es el secuestro o el “sicariato” y es que en estas actividades también la mujer se ha visto involucrada de manera involuntaria y en algunos casos como una consecuencia de su acenso en un grupo delincuencial.

Por ejemplo el caso de “Sandra” quien refiere que en casa no sufrió maltrato y que en noviembre del año pasado llamara la atención en los medios, pues debido a su corta edad en un lapso muy breve de tiempo llego a ocupar un sitio de liderazgo en un grupo criminal y quien se

mudara a la edad de 15 años de Tabasco a Cancún, con la finalidad de tener un mejor futuro y lamentablemente no fue así, ya que debido a su minoría de edad no lograba conseguir trabajos bien remunerados, hasta que por medio de una amiga ingreso a la industria del sexoservicio en la ciudad turística. Dicha amiga la llevo a una fiesta de criminales integrantes de “los zetas” en donde la reclutaron como “halcón” trabajo que también era remunerado, llegando a ser jefa de halcones de la plaza y de ahí fue ascendiendo en el grupo criminal en donde llego a formar parte del grupo de secuestros, levantones y asesinatos, que ella misma coordinaba pues de dicho grupo era la jefa y tenía a sus órdenes a un grupo aproximado de cincuenta personas. Por ello en la actualidad, se encuentra interna en un centro de Tabasco y espera como ella misma lo dice rehacer su vida, estudiar, trabajar y vivir tranquila; a la fecha aún espera cumplir con su condena por homicidio y secuestro, de la cual aún le restan cuatro años.

El ejemplo de Sandra, nos muestra como la mujer desde la época de los años treinta ha incursionado en la actividad criminal de distintas formas, pues no es lo mismo como se dio el ingreso de Ignacia Jasso al mundo criminal a la radical diferencia de cómo se da el ingreso de “Sandra”, llegando a ser la “jefa” de cincuenta personas en la organización de “los zetas” y que estuviera encargada de ordenar el levantón, secuestro o ejecución de personas. Sin duda alguna las circunstancia cambian conforme la violencia, el poder y los territorios están en lucha, las mujeres también se ven en la necesidad de ingresar al crimen organizado por algo tan básico como “trabajar” y cuando las posibilidades de tener un trabajo digno y bien remunerado escasean, la alternativa que se abre, es el ingreso y permanencia a los grupos criminales, sin duda las políticas de generación de empleo no están provocando un impacto positivo en la población, pues encontramos casos recientes como el de “Sandra” que para ella y dadas las circunstancias, la alternativa del crimen organizado como fuente de ingresos se convirtió en una realidad, llevándola muy joven a ingresar a las filas del crimen organizado.

El fenómeno de las mujeres “sicarias” tuvo otro distinguido miembro cuando el año pasado se detuvo a Juana “la peque sicaria”, originaria del Estado de Hidalgo y quien a sus veintiocho años formo parte del grupo criminal de “los zetas” y que su ingreso se dio cuando ella practicaba el sexoservicio, siendo después reclutada como “halcón” trabajo que implicaba avisar a los “jefes” los movimientos de la autoridad que se realizaban en su “zona” siendo castigada como ella menciona severamente si incumplía con dicha labor, como en alguna ocasión que la amarraron

durante días, alimentándola solo con un taco al día, por lo que trataba de desarrollar su trabajo de la mejor manera. “Juana” poco a poco fue escalando peldaños en el grupo criminal y es que en muchas ocasiones presencio torturas, decapitaciones y mutilaciones, actividades que posteriormente a ella le fueron encomendadas a realizar y que de tanto haber practicado se volvió insensible. Por tal motivo ella desarrollo el placer por beber la sangre de sus víctimas, incluso narra que llego a tener sexo con los cuerpos mutilados y las cabezas decapitadas de sus trabajos realizados y en otros casos extremos llego a bañarse con la sangre de los cuerpos que ella mutilaba o decapitaba. Se volvió insensible y además desarrolla la necrofilia, pues se frotaba con las cabezas decapitadas o partes del cuerpo del cadáver, a la fecha se encuentra cumpliendo con su condena en uno de los centros de reinserción social de Baja California, en donde estudia la preparatoria y aprende contabilidad, dice que cuando salga de prisión buscara un trabajo sin embargo la tentación por regresar al grupo criminal está latente pues no existe un trabajo que pague a la quincena ocho mil pesos por ir a pararse a la calle por cuatro horas, en evidente alusión a su pasado como halcón del grupo criminal de “los zetas”.

El crimen organizado ha llegado a todos los géneros y edades, como el caso de “Sandra” y de “Juana”, las que ambas comparten algo en común y es que fue su necesidad lo que las orillo a ingresar en la prostitución y de ahí ser reclutadas por el crimen organizado, ambas son historias muy similares que deben de llevarnos a una reflexión profunda sobre el destino de los jóvenes en nuestro país.


Conclusión.

Es indudable la participación de la mujer en el crimen organizado en nuestro país se da desde hace años, por lo que el fenómeno de la participación de esta, en hechos delictivos de alto impacto no resulta novedoso, aunque con unos orígenes casi coincidentes en el sentido de su ingreso, en donde muchas de estas mujeres tienen como un inicio los vínculos amorosos como el caso de “la nacha”, “la chata” o la misma “reina del pacifico”, que debido a los lazos amorosos con sus parejas y dado a las actividades que estas desarrollaban fueron arrastradas a incursionar en el mundo criminal. Otro factor es la necesidad que orilla a las mujeres a llevar un sustento económico a sus casas y sus familias, por lo que son presa fácil del sexoservicio que las orilla posteriormente al ingreso a los grupos criminales como el caso de “sandra” y “juana”.

Está presente el factor de la familia como herencia trágica de un legado criminal, como “Enedina” que por el hecho de ser hermana de los Arellano Félix tomo el curso del cartel de Tijuana y asumió la responsabilidad de los negocios de la familia.

Las mujeres están siempre expuestas a la tentación del crimen organizado, ya sea como dama de compañía como en el caso de la “buchona”, que se convierte en un artículo más de lujo y poder de los miembros del crimen organizado y en algunos casos son consecuencia del fenómeno de la “narcocultura”, sin duda el crimen organizado tiene diferentes formas de prosperar en México en donde lamentablemente ha llegado a permear a la base fundamental de la sociedad que es la familia y a trastocar el pilar fundamental de esta “la mujer”, ahora la mujer está presente en todos los ámbitos de la vida como en la política, la academia, la cultura, la ciencia, la investigación, el deporte, en fin en muchos espacios de la vida cotidiana y es este crecimiento personal de la mujer que desgraciadamente también la ha orillado a incursionar en las filas del crimen organizado, este fenómeno no es nuevo en México, sin embargo merece darle seguimiento y continuidad para poder entenderlo, explicarlo, prevenirlo y combatirlo; la mujer ha destacado en muchos ámbitos que antes eran “exclusivos” de los hombres, desgraciadamente también han destacado en ámbitos exclusivos de la violencia extrema como el “sicariato”.


Bibliografía.

Fromm, E. (2012). Anatomia de la destructividad humana. México: Siglo Veintiuno. Haghenbeck, F. (2013). La Primavera del Mal. Mexico, D.F.: SUMA de letras.

Lombrosso, C., & Ferrero, G. (1895). The Female Offender. London: Fisher Unwin.

Milenio Digital. (02 de noviembre de 2015). Milenio.com. Obtenido de http://www.milenio.com/policia/Hermanos_Casarrubias_Salgado- normalistas_Ayotzinapa-caso_Ayotzinapa_0_620938143.html

Paullier, J. (11 de diciembre de 2016). Mundo. Obtenido de BBC Web site: http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-38191600

Redacción. (18 de enero de 2018). www.laopinion.com. Obtenido de https://laopinion.com/2014/06/11/curvas-armas-y-selfies-9-datos-y-rumores-sobre- claudia-ochoa-felix-fotos/

redacción, L. (17 de enero de 2018). www.proceso.gob.mx. Obtenido de

http://www.proceso.com.mx/269001/enedina-arellano-felix-la-primera-jefa-narca


Notas


115 Es muy difícil que las mujeres tengan acceso a estos “liderazgos” debido a las propias estructuras criminales, ya que en la mayoría de los casos este es asumido por un varón o algún familiar del referido género, cercano al líder visible del grupo criminal.

116 Periodista mexicano con amplia trayectoria en la investigación de grupos y actividades criminales en México.

117 Se funda en el 2008 cuando las organizaciones criminales del cartel de Sinaloa y del cartel de los Beltrán

Leyva se separan.