Prácticas laborales y subjetividades entre edecanes: el papel de lo femenino, lo estético y lo emocional en la producción de este trabajo juvenil


Labor practices and subjectivities among hostesses: the role of the feminine thing, the aesthetic and the emotional in the production of this youth work


Fabiola Sánchez Correa1


Resumen: En la ponencia se presentan los avances de mi investigación de doctorado que realizo actualmente, en donde analizo cuáles son las relaciones sociales que posibilitan tanto en el ámbito material como subjetivo la existencia de la actividad de las edecanes, entendida como un trabajo productivo con procesos de trabajo y relaciones laborales identificables; y con técnicas de control especificas vinculadas a la utilización de lo emocional, lo estético y lo corporal para realizar la actividad. Por lo tanto se presentan los primeros resultados que todavía están sujetos a revisión pero que brindan una visión general del objeto.


Abstract: The paper presents advances in my doctoral research. I analyze the social relations that make possible the existence of the activity of the hostesses, both in its material and subjective aspects. My perspective is that it is a productive work with work processes and identifiable labor relations and with specific control techniques linked to the use of the emotional, the aesthetic and the corporal. I present the first results that are still subject to revision but that provide an overview of the object of study.


Palabras clave: Sociología del trabajo; Género; Procesos de trabajo; Trabajo estético; Trabajo emocional; Trabajo corporal


Introducción

Esta ponencia forma parte de una investigación de doctorado que realizo actualmente, en la que estoy interesada en conocer cómo es el proceso de construcción social de la ocupación, a través de las prácticas y representaciones laborales entre edecanes que trabajan con agencias de contratación que a su vez ofrecen este servicio a otras empresas y que buscan promocionar su


1 Licenciada en Antropología Social por la Escuela Nacional de Antropología e Historia y maestra en Estudios Sociales en la línea de Estudios Laborales por la Universidad Autónoma Metropolitana, donde actualmente cursa estudios de doctorado en la misma especialidad. Sus temas de interés son: Servicios e informalidad, trabajos interactivos y trabajo no clásico. Correo: elizaludd@gmail.com.

producto o servicio a través de la presencia de estas jóvenes.

En los avances que he alcanzado hasta ahora, he logrado ubicar algunas de las discusiones pertinentes para contextualizar el problema de investigación, así como plantear algunos de los ejes que me permitirán comprender los aspectos simbólicos que hacen que el trabajo de las edecanes tenga características particulares.

La ponencia está dividida en dos partes. En la primera presento los resultados que me han permitido ubicar esta actividad dentro de un conjunto de perspectivas sobre el trabajo que consideran que el mundo laboral, en la etapa actual del capitalismo, se caracteriza por la predominancia en algunos sectores de aspectos inmateriales y simbólicos en las actividades con el desarrollo de los servicios.

Retomo estas perspectivas para plantear la importancia de las actividades no industriales en países como México y para identificar el papel que tienen los aspectos simbólicos, emocionales y corporales en la configuración de la actividad de edecanes.

Aun cuando estas perspectivas se confronten, como es el caso del debate entre trabajo estético y trabajo emocional, sugiero que para realizar la investigación en curso esos debates permiten identificar aspectos del producto realizado en los procesos de trabajo de estas actividades eminentemente simbólicas. Sin embargo, busco reconstruir la actividad, lo que implica considerar otros ejes de análisis que encuentro relevantes, como son, en un primer nivel de abstracción, el proceso de trabajo, el tipo de relaciones laborales, la organización para realizar la actividad, así como el perfil de los trabajadores; es decir los conceptos clásicos del marxismo, pero anclados al papel de la belleza y la juventud en la configuración del control de esta actividad.


Relevancia del estudio

En la investigación busco instalarme en el centro de las discusiones sobre las transformaciones productivas devenidas con la ampliación de las actividades interactivas o en el ámbito los servicios; mediante la comprensión de la actividad de mujeres edecanes que trabajan para agencias de contratación.

Gran parte de los análisis dedicados a estudiar las actividades de los servicios, provienen de tradiciones que estaban interesadas en efecto, en comprender las transformaciones laborales;

pero que en el marxismo no encontraron las herramientas suficientes para analizar las actividades en las que domina lo interactivo. Así se acercaron a las perspectivas del cuerpo y las formas de encarnamiento de Bourdieu (2007), el disciplinamiento de Foucault (1999) y el interaccionismo simbólico de Goffman (2003). Esto en buena medida por las características de las actividades interactivas, pero también por la desatención por parte de las perspectivas industrialistas a este tipo de actividades.

Esto implicó un alejamiento de los análisis del propio proceso de trabajo, enfatizando otros fenómenos sociales como son la violencia física y la violencia simbólica entre trabajadores, o las disonancias emocionales producidas por la naturaleza interactiva de las actividades en los servicios.

Sin embargo estas perspectivas nos han dejado amplios aportes que pueden ser re- utilizados a la luz de un enfoque que regrese a las dimensiones clásicas de la sociología marxista del trabajo, como son los procesos de trabajo y las relaciones laborales.

Elegí esta actividad como objeto de investigación, por sus altos componentes simbólicos, porque su existencia es una prueba de que las necesidades no se reducen a lo material, sino que también existen necesidades simbólicas, afectivas, emocionales y estéticas que están sujetas a procesos de comercialización. Pero también porque es una actividad que se hace posible a partir de la transformación cultural. Satisface una experiencia, interpelan a los sentidos, produce sensaciones y promueve la creación de fantasías. Es una actividad que tienen que ver con la creación de ambientes y el despliegue de símbolos que se materializan en la producción de pautas sociales.

Las edecanes, quienes son contratadas para crear una experiencia de erotismo y deseo, de la capacidad de desplegar la fantasía de la erotización; su actividad busca la realización de una aventura imaginaria, que implique el despliegue de emociones y sensaciones por parte del cliente. Es decir se vende una potencialidad subjetiva.

Por lo tanto, el interés de la investigación, está en reconocer las tramas de significación que explican la posibilidad de existencia de estas ocupaciones mediante el reconocimiento de los procesos de simbolización realizados por los sujetos, anclado análisis de los procesos de trabajo y las relaciones laborales, lo que incluye los aspectos de las condiciones de trabajo, las relaciones salariales, relación con jefes, compañeros de trabajo etc.

Capitalismo de los servicios

Para ubicar la actividad de las edecanes, me he centrado en las discusiones generadas con el crecimiento del sector de las actividades productivas en los servicios. Las vertientes de estudio del sector industrial de corriente marxista enfatizaron la importancia de este sector, lo que llevo a una relativa marginación de los sectores no industriales por ser consideradas actividades marginales dentro de la propia economía industrial.

Las posiciones que generaron una diversidad de perspectivas en torno a los ejes de lo que consideraron la nueva economía de servicios se nutrieron de escuelas diferentes a las del marxismo tradicional y en algunos casos confrontándose directamente con la misma.

Las perspectivas que incursionaron en explicar estas transformaciones forman parte de las posturas que dejan de considerar al trabajo como la relación articuladora de la sociedad, y aunque se interesan en el trabajo; los procesos de trabajo y las relaciones laborales desaparecen, y se consolida un interés por otros aspectos en los ámbitos de trabajo, como son la dominación del cuerpo, la violencia de género en el ámbito laboral, o las disonancias emocionales.

Las propuestas que consideramos adecuadas para analizar a las edecanes (pero al mismo tiempo incompletas), se nutren de las perspectivas de Goffman, Bourdieu, y Foucault; por lo que el análisis se centra principalmente en los efectos interaccionales, las formas de encarnación de las relaciones sociales o los regímenes disciplinarios.

Estas perspectivas tienen a sus detractores quienes consideran que los procesos de trabajo en cuanto tal queda obscurecido, lo que deriva en un conocimiento fragmentario de las relaciones; es decir que las explicaciones son parciales y no dan cuenta de la complejidad de relaciones que comprende una actividad laboral.

Otra de las premisas de las perspectivas post-industriales, es que dan por sentado que las actividades en los servicios dominarían sobre la actividad industrial, por lo que el trabajo dejaría de ser la relación fundamental articuladora de la sociedad, dando lugar a un predominio en el consumo y del reconocimiento entre sujetos a partir de este. Sin embargo no todas estas perspectivas comparten las mismas premisas, y no todas ellas comparten el interés de explicar estas actividades en un horizonte más amplio de relaciones; aunque algunas sí comparten el interesan en develar los mecanismos de control en los trabajos interactivos.

Lo que probablemente compartan todas estas perspectivas que se han denominado post-

industriales, informacionales, economía del conocimiento etc. es el énfasis en la especial naturaleza del trabajo que involucra al cliente, es decir, la cualidad esencial de la economía post industrial sería la inclusión del cliente en el proceso productivo. Esto contiene otra premisa mas o menos compartida con estás perspectivas y es la importancia de la inclusión de la dimensión cultural y simbólica tanto para controlar al trabajador dentro de los procesos productivos, como inducir al cliente a identificarse con lo que la marca promete como estilos de vida a partir de la re apropiación de determinados códigos sociales.

Varios son los procesos que llevan a los estudiosos a analizar las transformaciones en las relaciones productivas, como han sido los procesos de descentralización de las fábricas y las diferentes formas de tercearización. De acuerdo a Durand, en la economía de servicios se “desplaza hacia la periferia actividades de poco valor agregado y todo lo que no sea parte de la actividad principal” (Durand, 2004). Sin embargo esta afirmación concierne principalmente al ámbito de las empresas o la gran corporación, pues las actividades en los servicios también se extienden a las labores emergidas del proceso de externalización del trabajo doméstico con la creciente proletarización en el sector industrial.

Otra característica de la economía de los servicios es que la mercancía estandarizada al estilo fordista deja de ser fuente de ganancia frente a las transformaciones de las necesidades del consumidor-cliente. Por tanto la sobrevivencia de la empresa depende de su capacidad de distinguirse según las preferencias estéticas del comprador.

El crecimiento de la economía de servicios también se articula con el desarrollo e incremento de la automatización y de las tecnologías de la información, así como la progresiva desvinculación de los sujetos respecto a las instituciones de la sociedad industrial (Beck, 2001 citado en Godoy, 2008). En ese sentido sugieren que el hecho de que los individuos hablan más con individuos que con máquinas es un hecho de la sociedad post-industrial (Daniel Bell citado en Hoschild, 2003).

Las transformaciones emergidas de estos procesos también conducirían a las erosiones de las relaciones formales, lo que como indica Torado y Yañez (2004), conlleva no solo a la heterogeneidad de las formas de empleo, sino a la perdida de estabilidad laboral con consecuencias para los sujetos en sus trayectorias laborales cada vez más discontinuas, diversificadas y desestabilizadas.

A partir de aquí las perspectivas se bifurcan y se diferencian entre sí según el énfasis que ponen en la cualidad de la composición del servicio. Su debilidad radica en pretender que todas las actividades económicas convergerían en un mismo punto, por ejemplo en procesos tecnologizados con preeminencia simbólica, como es el caso de la propuesta de Negri y Lazarrato.

Esta propuesta es un buen ejemplo de las perspectivas post-industriales que buscan dar una explicación totalizante de la transformación hacia la economía de servicios. A partir de su propuesta de trabajo inmaterial que consistiría sumariamente en las actividades que implican intercambio de información principalmente en las formas de gestión de la empresa y la creación de la mercancía, otorga a su existencia el carácter fundamental para la realización del ciclo de la producción y el consumo. De acuerdo a esta propuesta el nuevo régimen de acumulación se basa en la producción de conocimiento y en un trabajo cada vez más intelectualizado y comunicativo que atraviesa el ciclo entero de producción y consumo. Se refiere a los empleos emergidos para generar transformaciones en los ámbitos productivos tanto en la industria como en los servicios que innovan, proponen, comunican y orientan percepciones y subjetividades.

Aunque en efecto son actividades con cierta relevancia dentro de la economía de servicios resulta difícil constatar su trascendencia como actores sociales autonomizados tan potencialmente relevantes en términos de la transformación histórica como es la clase obrera, sin embargo este es el papel que otorga Negri a este nuevo sector de trabajadores.

Los planteamientos de Negri han sido muy relevantes en las discusiones de los últimos años respecto al mundo del trabajo, tanto para apoyarse en su perspectiva como para criticarla, sin embargo la concepción de Negri es buen ejemplo de la crítica al conocimiento fragmentario que producen algunos de estos desarrollos conceptuales.

Así las perspectivas se diversifican enfatizando algunas lo creativo, otras lo estético, lo emocional o lo corporal, sin embargo como se mencionó arriba, una característica de estas es la relevancia que comienza a develarse por los aspectos de la cultura, de la subjetividad y de la eficacia simbólica en la construcción de los trabajadores.

De acuerdo a estas posturas vinculadas a la sociología del cuerpo, una de las diferencias del trabajo de los servicios con respecto al trabajo industrial es que el impacto primario no es mas en el cuerpo, pues las actividades crecientes ya no requieren trabajo físico exigente que conduzca

a la fatiga corporal (Wolkowitz, 2006).

En las actividades de servicios más que predisposición mecánica se requieren formas de encarnación y competencias comunicativas, afectivas y emocionales (Landa y Marengos ). Es por ello que el empleador requiere formas específicas de control para que el trabajador pueda realizar el servicio interactivo.

Hoschild por ejemplo, va a un aspecto más específico de lo inmaterial que sería la emoción. En ese sentido ambas propuestas, la de Negri y la de Hoschild, comparten el interés por explicar las actividades que contienen algo que no es totalmente aprehensible a través de los sentidos, contiene un proceso que no se evidencia fácilmente.

Hoschild encuentra que un sector de actividad de la economía post-industrial consiste en prestar servicios interactivos que requieren de la regulación, supresión o control de las emociones por parte de los trabajadores. A partir del concepto marxista de alienación sostiene que los trabajadores al poner en juego sus emociones como proceso del trabajo, se siente distanciados de las mismas, lo que da como resultado un desvío de cómo se sienten verdaderamente frente a una situación. En ese sentido, con la revisión de diferentes perspectivas de las ocupaciones en los servicios, se observa que comprenden los trabajos interactivos priorizando lo fragmentario y por tanto enfatizando los elementos singulares de cada actividad.

En lo que respecta al análisis de la actividad de las edecanes, a continuación se plasman tres de estas perspectivas que consideramos fuertemente pertinentes para el caso. Retomo los enfoques del trabajo emocional, corporal y estético que me permitirán comprender aspectos específicos del proceso de trabajo.


Trabajo emocional

El estudio de Hoschild (2003) incursiona en una actividad la cual considera ejemplifica las tesis que plantean qué la economía de servicios basa sus dispositivos de control a partir de la inducción de esquemas de pensamiento y acción para optimizar los procesos de trabajo en los servicios interactivos. Sin embargo su interés principal es construir una teoría social de la emoción.

El trabajo de Hoschild busca ejemplificar a través del empleo de las azafatas, cómo es que las actividades que implican al cliente en la producción del servicio, se vende y se aliena el

sistema emocional del trabajador.

Hoschild establece una discusión directa con la sociología de Goffman, pero al mismo tiempo es una gran inspiración para desarrollar su propuesta. Es por esta influencia que las preguntas que formula giran en torno a los efectos que causa en las azafatas el sistema interaccional con los clientes.

Para desarrollar los conceptos de acción superficial y acción profunda, toma de Goffman el análisis de las máscaras, es decir el uso que los sujetos hacen de su capacidad para crear apariencias observables que compatibilicen con las exigencias sociales (Hoschild, 2003).

La discusión con Goffman radica en que la autora sugiere que sí bien los sujetos durante las interacciones son capaces de modificar la forma en la que aparecen exteriormente (Surface Acting), durante las interacciones, también se lleva a cabo acciones profundas (Deep Acting) que se llevan a cabo espontáneamente; sin embargo, indica Hoschild “hay dos formas de actuar en profundidad, uno es directamente exhortando a un sentimiento, el otro es haciendo un uso indirecto de una imaginación entrenada” esta última capacidad es la que los empleadores explotan para crear las condiciones de trabajo en la interacción con el cliente.

Para Hoschild existe lo que denomina sistema emocional, el cual es regido por un conjunto de reglas para las expresiones emocionales que rigen a su vez los intercambios entre personas en la vida pública y privada. Los sujetos en la vida cotidiana despliegan estrategias en sus interacciones sociales que requieren la inducción o supresión de emociones para sostener un semblante externo (emotional labor) durante sus interacciones con los otros. Las interacciones a nivel emocional estarían regidas por lo que denominas las reglas del sentir, con el que sugiere que existen reglas o normas según las cuales “los sentimientos pueden juzgarse apropiados para los eventos que los acompañan” (Hoschild, 2003).

Son estas estrategias de regulación emocional de la vida cotidiana las que se ponen en juego como factor constitutivo del trabajo que se compra y vende por un salario.

Hoschild afirma que el costo de vender las emociones en el trabajo, es la propia capacidad de sentir. Sostiene que el trabajo emocional deja en el trabajador una sensación de ser falso o poco sincero; y que por tanto, se desarrolla una postura instrumental hacia el sentimiento.

Es el sistema emocional es el que resulta perturbado o dañado en las azafatas quienes como bien detalla Hoschild son sometidas a “capacitaciones laborales” en la que se les indican

técnicas para cambiar los sentimientos y así evitar el stress y hacer mas placentera la vida del pasajero. Hoschild muestra con su trabajo que existen empresas que sugieren a sus trabajadores como imaginar o sentirse. A esto le llama gestión institucional de las emociones. Por ejemplo, las capacitaciones a las azafatas en las que son instruidas para sonreír siempre, “para reflejar la disposición de la compañía a llegar con bien al lugar de destino”.

El trabajo de Hoschild dio lugar a una serie de investigaciones que versan en torno a el impacto en las emociones de los empleados en diferentes sectores de los servicios. Su concepción dio lugar a lo que denominan la sociología de las emociones que se centraría en el estudio de las emociones reguladas por la cultura y la estructura social y cómo la regulación emocional afecta a las personas, grupos y organizaciones (Wharton, 2009).

Estos análisis denominaron proletario emocional para agrupar a los trabajadores del capitalismo de los servicios “que están sujetos a los intentos de los empleadores de monitorear y controlar sus interacciones, y están obligados a mostrar amabilidad y deferencia hacia los clientes” (Wharton, 2009).

El interés de esta investigación es recuperar de la perspectiva de Hoschild, que los trabajos de servicio interactivo requieren durante las interacciones desiguales entre trabajador y cliente de un intercambio que puede estar rutinizado o no, que puede estar sugerido por parte de los empleadores, pero que necesariamente implica la puesta en juego de las mascaras y actos superficiales o profundos que caracterizan Goffman y Hoschild.


Trabajo y sociología del cuerpo

El crecimiento de las actividades laborales que implican interacción con el cliente también ha llevado a los estudiosos a teorizar sobre cómo los cuerpos son disciplinados para satisfacer las demandas laborales, o sobre la relevancia de las actividades orientadas al cuidado de los cuerpos en el capitalismo tardío.

Es el caso de Wolkowitz quien a través de la crítica realizada a Hoschild sobre la reducción del trabajo interactivo al emocional, a partir de lo que denominan la sociología del cuerpo desarrolla el papel del mismo en los trabajos interactivos.

Si la base del desarrollo la sociología de las emociones es la perspectiva del interaccionismo de Goffman, es la influencia de Foucault y de Bourdeau la que se encuentra

detrás de la denominada sociología del cuerpo.

De Foucault retoman la perspectiva del disciplinamiento del cuerpo y cómo éste durante el desarrollo capitalista y de la historia social ha sido amoldado a través de diferentes técnicas de control para convertirlo en cuerpo dócil y en algunos casos capacitado para soportar extenuantes jornadas laborales. Para estas perspectivas, los cuerpos son entidades físicas u organismos ubicados en procesos biológicos y fisiológicos los cuales pueden ser amoldado por la cultura en función de diversos símbolos otorgados al mismo (Wolkowitz, 2006).

Como indica Wolkowitz, si en Marx lo que explica la constitución del modo capitalista de producción es la apropiación de la fuerza de trabajo, Foucault centra su interés en lo que denomino el biopoder que concibe el manejo cada vez más racionalizado de la materia biológica a través de tecnologías de vigilancia, conocimientos expertos y medidas correctivas (Foucault 1979 en Wolkowitz, 2006).

En ese sentido aunque las perspectivas parten de las transformaciones en el mundo del trabajo, el análisis se aleja del trabajo para centrarse en el cuerpo, por lo que el interés principal son el reconocimientos de técnicas de disciplinamiento.

La sociología del cuerpo ha sido ampliamente desarrollada por las feministas, quienes han encontrado y denunciado enérgicamente el papel especifico que el cuerpo de las mujeres ha tenido en el desarrollo histórico del auge del capitalismo industrial como reproductoras de la fuerza de trabajo.

Por su parte Wolkowitz se inscribe dentro de las perspectivas que ven en el cuerpo el centro de la nueva estrategia de acumulación. Esta estrategia por un lado consiste en la reconfiguración de los cuerpos para ser útiles en el trabajo y también consideran que la base de la economía se da a través de las actividades que emergen para el cuidado del cuerpo de los otros.

La intersección entre la perspectiva de la sociología del cuerpo con algunos elementos de la sociología del trabajo, ha dado lugar a diversas comprensiones sobre la configuración de los trabajos interactivos que ayudan al entendimiento de los elementos particulares de la economía de servicios.

La ampliación de la perspectiva centrada de lo emocional al control del cuerpo, amplió las relaciones involucradas en el uso del cuerpo en los servicios.

Entre los aportes más relevantes se encuentra el reconocimiento de la alta presencia de las

mujeres en los trabajos de servicios. Una parte de las actividades en los servicios son producto de la externalización de actividades anteriormente privadas de reproducción y que por tanto han sido históricamente realizadas por mujeres, como son los servicios de alimentación, vestido, es decir la economía de los cuidados, y que al externalizarse pasan a ser también realizadas por ellas pero de forma remunerada.

Por lo que para estas actividades las concepciones de género son importantes en el reclutamiento de los trabajadores, en donde juegan suposiciones naturalizantes sobre las cualidades “femeninas” que requieren los trabajos de los servicios, como son la amabilidad, la predisposición al cuidado, los roles sexualizados en la mujer.

Adkins, quien estudia a las mujeres en la hospitalidad y en la industria del ocio encuentra como estas actividades sugieren códigos específicos de vestimenta y maquillaje que simbolice su disponibilidad heterosexual, requisitos principalmente para las mujeres.

En lo que concierne a mi investigación, la perspectiva de la sociología del cuerpo es relevante en tanto me ha permitido considerar algunos de los aspectos de la construcción del mercado de trabajo en las actividades interactivas, como la considerable participación de mujeres en el sector y el alto componente de género. A través de esta perspectiva podremos pensar en los aspectos del disciplinamiento del cuerpo y cuáles son las técnicas de control que prevalecen en las actividades que aquí se estudian. La intención será recuperar el concepto del disciplinamiento del cuerpo en Foucault, pero sin reducir el análisis solo del cuerpo, sino incluir este como un elemento del conjunto de relaciones laborales que implican las actividades.


Trabajo estético

La perspectiva del trabajo estético se refiere al reconocimiento de las estrategias empresariales en la creación de una experiencia estética en la construcción del servicio interactivo.

Esta perspectiva enfatiza no solo la utilización del cuerpo dócil en el trabajo, o al trabajo que satisface las necesidades de otros cuerpos, sino que aquí se enfatiza el interés por parte de los empleadores de hacer el cuerpo visible a través de un enfoque en la estética del cuerpo incluyendo cualidades como la conducta, el acento de vos o la deseabilidad sexual (Wolkowitz, 2006: 86). El enfoque también considera que la presencia de sujetos con características específicas forman parte del conjunto de elementos de la construcción de una experiencia

estética.

De acuerdo a Witz (2003) a partir de 1980 las empresas como estrategia de ventas han considerado la necesidad de diferenciarse en el mercado mediante la construcción de una imagen o concepto de marca. Esto lo hace a través de los diseños interiores de los espacios en los que se brinda el servicio, y a través de diferentes formas de encarnación de sus trabajadores.

La intención es crear una experiencia estética acorde a las expectativas del consumidor y llegar a nuevos nichos de mercado interpelando los gustos y las aficiones de los clientes. En ese sentido para estas empresas los empleados son considerados como un componente integral animado de la producción del servicio (Witz, 2003).

La perspectiva del trabajo estético también resalta los componentes sexuales como elementos fundamentales en la constitución de estos servicios. Las empresas que utilizan altos componentes de trabajo estético valorizan altamente el acuerpamiento generando así nuevos modelos de encarnación.

Sí la perspectiva emocional esta nutrida del enfoque de Goffman, la sociología del cuerpo por la perspectiva del disciplinamiento de Foucault, la perspectiva del trabajo estético se nutre de la perspectiva de Bourdieu a través de la noción de encarnamiento.

A partir de esta influencia, los estudios sobre trabajo y la estética han reconocido que las actividades en los servicios requieren de la apropiación de ciertas disposiciones incorporadas por parte de sujetos previamente adquiridas fuera de los espacios de trabajo, relacionadas con cuestiones como la posición de clase, atributos heredados por la historia familiar, talentos desarrollados por sensibilidades en áreas específicas por parte de los sujetos como son las artes etc.

Esto ha sido explorado a través de la noción de habitus, concepto que proporciona una alternativa a la perspectiva del cuerpo dócil de Foucault. Habitus son disposiciones para la acción que implica una relación entre las disposiciones corporales y las relaciones de poder. Son disposiciones encarnadas que refieren a formas durables de estar, hablar, caminar, de pensar y de sentir (Witz, 2003).

En ese sentido, una noción bourdeliana de trabajo estético es aquel que consiste en la movilización, desarrollo y mercantilización de las disposiciones corporales. De acuerdo a Witz la producción corporal de labores estéticas “envuelven la inculcación de una doxa que es un nuevo

modelo de praxis corporal alineado con el habitus organizacional”. Para Bourdieu, en el cuerpo se materializan las prácticas de clase con repercusiones en las formas en que se habitan los cuerpos según los valores simbólicos asignados a los mismos.

La perspectiva del trabajo estético en contraste con la perspectiva de Hoschild, enfatiza sobre lo emocional, la noción de lo estético para recuperar el carácter encarnado del servicio. La apropiación de las cualidades encarnadas, sin embargo son utilizadas en el marco de un conjunto de componentes sensibles que muestren la estética de la organización del servicio. Sin embargo una parte del trabajo estético consiste en una actuación escenificada del ser acuerpado.

Entre los aportes más relevantes que considero enfatiza el trabajo estético se encuentra en cómo los tipos de disposiciones corporales encarnadas que adquieren e intercambian valor no están equitativamente distribuidas sino fracturadas por clase, género, edad y racializadas (Witz, 2003). De acuerdo a Wolkowitz en el trabajo estético se constata en el reclutamiento de trabajadores de clase media, jóvenes estudiantes en búsqueda de un trabajo flexible o a tiempo parcial.

También de acuerdo a Wolkowitz, afirma de los estudios sobre como cierto tipo de estética corporal se enraíza en las preferencias estéticas que se encuentran en la cultura, lo que genera que las actitudes hacia la disciplina del cuerpo sean ambiguas entre los trabajadores, en tanto comparten con los empleadores la misma imagen del cuerpo deseable.


Conclusiones del trabajo emocional, acuerpado y estético

Los enfoques presentados me permiten comprender las diferentes cualidades dentro de los procesos de trabajo de la actividad de las edecanes. También me parecen relevantes los resultados que arrojan en cuanto a algunas generalidades del sector servicios, como es la fuerte presencia de las mujeres en los trabajos interactivos y el énfasis encontrado en las suposiciones normativas heterosexistas que implican los empleos interactivos.

Otro aspecto relevante son los resultados arrojados por los diferentes cortes que caracteriza la construcción del mercado de trabajo, ya sea a partir del género, la edad o la ascendencia étnica o la nacionalidad y la clase. Estas propuestas enfatizan que existe de facto una desigualdad en la posibilidad de acceso a estos trabajos en las que los empleadores se inclinan por contratar a jóvenes de clases medias con preferencias por los trabajos flexibilizados que les

permiten realizar estudios y que solo ven en la actividad un empleo pasajero.

Sin embargo este conocimiento es fragmentario y las posturas están tan enfrascadas en mostrar su particularidad que no permiten comprender que uno de los elementos que las unifica fuertemente es la introducción de lleno de símbolos y significados de la cultura en la venta de un producto o en la prestación de los servicio.


El caso de las edecanes

El interés de elección por investigar el trabajo de las edecanes es en primera instancia, por razones de cómo se presenta a nuestros sentidos el proceso de trabajo. Este consiste en provocar al cliente mediante el uso de estrategias o técnicas emocionales, estéticas y corporales para efectivizar la compra de una mercancía, y también para ofrecer una experiencia subjetiva que se relacione con el uso o consumo de una marca.

El trabajo parece sencillo pero también preocupante frente a los sensibles e interesados en problemas particulares de la violencia material y simbólica ejercida para el control de las mujeres mediante técnicas específicas de subordinación.

Como muestran Hoschild y Wolkowitz, a las perspectivas feministas se les debe ampliamente el reconocimiento de una economía creciente de los servicios que se encontraba y se encuentra aun desarrollando técnicas específicas de disciplinamiento del cuerpo y la subjetividad. Y no es gratuito que sean las feministas quienes hayan avanzado en el desarrollo de estos conceptos pues es en las mujeres en quienes el disciplinamiento a partir de lo corporal, sexual y estético se ha ejercido no sólo en lo material, sino en lo simbólico férreamente y de forma específica. Por tanto las feministas han mostrado que lo corporal, lo emocional y lo estético son características dominantes en los trabajos interactivos por lo que el papel del trabajo de las mujeres es crucial y preponderante en esta economía.

Sin embargo y tristemente algunas de estas perspectivas han tenido que desprenderse del marxismo para poder encontrar respuestas al papel específico de las mujeres dentro de la economía capitalista. Este desprendimiento se debe a que las corrientes marxistas han estado poco interesadas en explicar el papel específico y relevante de las mujeres a lo largo de la historia económica. Lo que justifica enormemente el acercamiento a las perspectivas de la sociología del cuerpo y el alejamiento de los estudios sobre el proceso de trabajo. Esto, como se refirió

previamente, a derivado en investigaciones reducidas a lo corporal, por ejemplo, hacia el reconocimiento de las técnicas de control de cuerpo. Al menos desde el enfoque marxista de los estudios del trabajo, esto ha derivado en un conocimiento fragmentario que nada nos dice de los trabajadores en relación con el estado, por ejemplo, o sobre sus relaciones laborales.

En ese sentido, el trabajo de las edecanes me permite conjuntar diferentes miradas para comprender la actividad; desde los conceptos clásicos de la sociología marxista para analizar el proceso de trabajo y las relaciones laborales a través de los conceptos desarrollados por la sociología del cuerpo como es el disciplinamiento corporal, la movilización de habilidades encarnadas, y el control subjetivo.


Mujeres trabajando

Sin embargo, las perspectivas post-industriales nos han dejado una serie de datos relevantes sobre la especial participación de las mujeres en la economía capitalista y sobre la construcción del mercado de trabajo a partir de ejes de análisis transversales como son la edad, la pertenencia étnica, la pertenencia de clase, el fenotipo, o las disposiciones encarnadas.

En primera instancia, los estudios sobre género y trabajos feminizados coinciden en resaltar la importancia de las diferentes asignaciones culturales asociadas a lo femenino y a lo masculino entre hombres y mujeres, y cómo estos signos diferenciados son capaces de configurar sus opciones profesionales, la construcción social de la ocupación, y las disposiciones asignadas dentro de los procesos de trabajo.

La preocupación principalmente de las académicas por las ocupaciones de las mujeres en México proviene de las transformaciones estructurales que impactan en el rol preponderante en la economía que comienzan a tener a partir de los años ochenta con los estudios realizados de actividades agrupadas en la economía de servicios. Sin embargo la discusión se remonta a los años setenta en la que primariamente se enfatizó la especificidad del papel de las mujeres en los ámbitos de la reproducción del capitalismo desde un enfoque histórico.

Durante la década de los setenta Hartmann (citada en Pacheco, 2007) sostuvo que una de las bases que fundamenta la opresión y subordinación de las mujeres se encuentra en la división sexual del trabajo, categoría que refiere a la asignación de tareas sociales de forma diferenciada según el sexo (Pacheco, 2007: 67).

Los estudios distinguen tres formas en la que las mujeres han participado de la reproducción del conjunto de las fuerzas productivas a lo largo del desarrollo capitalista (Torado, Yañez, 2004: 21). La primera contribución que reconocen, es el papel de las mujeres en el aprovisionamiento a través de la reproducción biológica de los seres humanos que serán explotados por el capital. Se refiere a la dimensión de la re estructuración y usos diferenciados del cuerpo con el advenimiento de la revolución industrial.

La segunda forma en que las mujeres han participado en la reproducción histórica del capital se refiere a los aspectos indispensables para mantener con vida a los futuros explotados; su crianza, cuidados y atenciones necesarias para desarrollar un sujeto socialmente funcional. Por último, las mujeres han participado de la reproducción social a través del sostenimiento de las estructuras básicas que reproducen el conjunto de la sociedad, como sería el mantenimiento de la estructura familiar, la transmisión de pautas de vida religiosa y moral.

En ese sentido, durante la primera etapa de los estudios de las mujeres en el trabajo, se enfatizó el aporte y relegamiento de las mujeres en los ámbitos domésticos, familiares o privados. Esto ha implicado el reconocimiento de como las mujeres han desempeñado un papel fundamental para efectivizar la consolidación del desarrollo industrial.

Pero a partir de los años ochenta los estudiosos reconocen que las mujeres comienzan a tomar una nueva importancia en el seno de una economía de servicios creciente en la que actividades antes resueltas en el ámbito doméstico se exteriorizan y forman parte de un conjunto de actividades autónomas y asalariadas que implican el cuidado de los otros. En ese sentido las actividades asalariadas en las que pueden insertarse las mujeres son labores domésticas y reproductivas ahora mercantilizadas, ,y labores que requieren para su realización de disposiciones históricamente asociadas a lo femenino.

Esto implica la dificultad que las mujeres han encontrado para insertarse en actividades históricamente asignadas a los hombres o asociadas a lo masculino, situación que ha derivado en otra de las expresiones de esta división sexo genérica: la amplia proletarización de la mano de obra de mujeres en industrias altamente precarias como es la industria textil, o la industria del calzado. Estas industrias altamente precarias han reproducido la pauperización de las condiciones de vida de las mujeres y también de las comunidades en donde se asientan las manufacturas. Sin embargo son altamente lucrativas y forman parte de las actividades más relevantes dentro de la

economía, por las enormes ganancias para los capitalistas, tanto por su condición de industria altamente precarizada, como por el amplio consumo de la moda por los compradores de ropa, joyas y calzado en el mundo.

Como indica Guadarrama (2007), la creciente externalización del trabajo desde los países industrializados hacia economías dependientes se enlaza fuertemente con la precarización de la fuerza de trabajo femenina. Por tanto las actividades realizadas por ellas regularmente se encuentran en los escalafones más bajos de las cadenas productivas.

Los autores documentan que la participación femenina en actividades como el servicio doméstico, los servicios personales de cuidados, las vendedoras de productos a pequeña escala, dependientas, ambulantes, oficinistas, trabajadoras de la educación, por no olvidar la terrible cadena de trabajos sexualizados y de prostitución son la norma para las mujeres, en contraste con las actividades en las que la participación masculina es predominante como en la agricultora, los obreros y peones, conductores de maquinaria móvil y de medios de transporte.

Reconocemos sin embargo que esta división sexo genérica se expresa de forma diferenciada según la clase de la que provienen estas mujeres. Es el caso de las mujeres más vulnerables y empobrecidas quienes sufren las peores consecuencias de esta organización económica global.


Edecanes: la predominancia de lo estético, lo emocional y lo corporal

Considero que un tema de estudio como este es capaz de poner en relevancia problemas contemporáneos del trabajo que involucre intersecciones como son el género y la juventud, pero también dimensiones como son lo emocional, lo corporal y lo estético en el contexto de una creciente gama de actividades en los servicios altamente precarios y vulnerables.

En principio apuntar el hecho de que esta es una actividad altamente feminizada, y aunque también existe el mercado de edecanes masculinos, llamados gios resultan bastante marginales en relación a la cantidad de jóvenes mujeres que realizan esta actividad. Si bien uno de los argumentos esgrimidos frecuentemente es que el cuerpo masculino también está sujeto a un proceso de objetivización o sexualización; considerando que vivimos en sociedades con estructuras patriarcales tales cosificaciones al cuerpo masculino no tiene los mismos efectos en tanto la definición de los hombres en las relaciones genéricas no es el de la subordinación sexual

como es el caso de las mujeres.

Como bien consideran las perspectivas del trabajo estético, las empresas actualmente realizan inversiones para que sus marcas y sus productos o servicios ofrezcan a los consumidores una experiencia estética deseable que pueda ser asociada al consumo de la marca. Una de estas estrategias es contratar agencias que están encargadas de contratar a su vez a las mujeres que trabajaran como edecanes para diferentes marcas y eventos en los que sean solicitadas. En términos generales y salvo ciertas cosas específicas que estás deben realizar, la función de las edecanes que trabajan para empresas es generar un ambiente especifico en el espacio social a través de la puesta en juego de diferentes disposiciones corporales y emocionales, que sean capaces de producir un reconocimiento de la marca y la venta de su producto.

En esta actividad, lo estético está altamente asociado a las concepciones dominantes de lo que debe ser la belleza corporal femenina y lo emocional a la disposición por parte de las trabajadoras a mostrarse complacientes, cálidas y sumisas en las interacciones con los clientes. Las agencias no dejan margen de duda sobre sus prioridades estéticas en el reclutamiento de las trabajadoras. En general el modelo es bastante inflexible sobre todo cuando las agencias tienen mayor prestigio y reconocimiento. Es evidente que el criterio de contratación casi exclusivo es el de la apariencia física, aun cuando en algunas circunstancias se requiere el conocimiento de algún otro idioma, el criterio principal sigue siendo el de las medidas del cuerpo de las edecanes. En ese sentido si una joven quiere ser edecán, es muy probable que más allá de las prácticas laborales lleve a cabo técnicas corporales para cumplir con el requisito estético de las agencias en donde se pide, sobre todo en las edecanes de los altos escalafones (escalafones que las agencias especifican), medidas corporales lo más cercanas al noventa centímetros de pecho, sesenta centímetros de cintura y noventa centímetro de cadera. Esta es la información que aparece cuando alguna empresa quiere hacer una contratación, es decir, los criterios de elección por parte del consumidor son básicamente sus medidas corporales.

Por tanto en esta actividad el disciplinamiento corporal es férreo; sin embargo al ser un requisito de contratación, las agencias se apropian de disposiciones encarnadas adquiridas en ámbitos fuera del ámbito laboral. La primera apropiación es la de la juventud de estas chicas. Entre un cuerpo es más joven es más proclive a la transformación y al disciplinamiento, y naturalmente cumple con las expectativas estéticas que predominan en las agencias. Es decir, las

exigencias corporales se acercan fuertemente al diseño de un cuerpo sano juvenil con características específicas de ese periodo vital. Por eso si las edecanes se mantienen en la actividad, con el paso del tiempo recurren a técnicas corporales para mantener el cuerpo exigido por la agencia. Las cirugías estéticas como formas de control y disciplinamiento del cuerpo no son nada infrecuentes dentro de esta actividad.

Sin embargo encontramos que la actividad de las edecanes y modelos tiene un periodo de durabilidad muy corto, entre 12 o 13 años las edecanes pueden trabajar si empiezan desde los dieciocho años, pues entre los requisitos esta no sobrepasar los treinta años. Aunque puedan existir mujeres que mientan en torno a su edad para alargar la posibilidad de trabajar como edecanes, en efecto la media de estas jóvenes es de 24 años. Así la juventud es un eje elemental para comprender la configuración de esta actividad.

La corta temporalidad de esta actividad, desemboca en que estas chicas con 27 o 29 años sientan que se terminan sus posibilidades de trabajo por lo que a muy temprana edad comienzan a sentir que no son más útiles, que son viejas. Por tanto además de la belleza: la edad y el miedo al envejecimiento forman parte fundamental en las configuraciones subjetivas de estas jóvenes. La juventud de las chicas y por lo tanto su falta de experiencia en otros ámbitos laborales, es decir, que en muchas ocasiones esta puede ser la primera actividad que realizan en el caso de las más jóvenes, incrementa la vulnerabilidad laboral debido a la propia juventud y a la inexperiencia.

La juventud es una dimensión que también ha encontrado un amplio interés en los estudios sociales y en los ámbitos laborales por su creciente importancia en los mercados de trabajo. De acuerdo a Brígida García (2003) en un amplio estudio sobre la juventud y el trabajo en México, señala que son los rasgos familiares los que principalmente condicionan la participación laboral juvenil. Señala la incursión creciente de los jóvenes sobre todo a partir de los quince años como un recurso para la obtención de ingresos para la subsistencia de las familias.

Como se mencionó, el perfil físico que estas jóvenes requieren para ser contratadas, se encadena al conjunto de representaciones estéticas dominantes que exaltan la preferencia por rasgos y cuerpos unificados en torno al ideal predominante. Es decir con características determinadas que exaltan un cuerpo especifico como el único deseable posible. A través de los medios masivos de comunicación principalmente a través del uso de programas de

“entretenimiento”, difusión de imágenes a través de internet, se observa la tendencia a presentar de manera acrecentada como cuerpo bello, atractivo, sexualmente deseable el cuerpo característico de la infancia y la primera juventud, entre los 13 y 24 años. Estas actividades se conectan directamente con representaciones sociales específicas que exaltan y explotan el cuerpo juvenil.

Considero que es posible que el disciplinamiento del cuerpo este fuertemente asociado al control de los salarios y escalafones por parte de los empleadores. Las edecanes trabajan clasificadas según las definiciones de modelo, edecán doble A, edecán triple A y promotoras A.

Las demostradoras se dedican a la degustación o regalo de productos. Son quienes están en los supermercados y tiendas de autoservicio. Las empresas las definen como edecanes de “buena presentación”, trato amable y con una estatura de entre 1.60 y 1.68 metros con tallas 5,7 y 9.

Las edecanes definidas como doble A interactúan con el público, crean bases de datos, e incluso bailan, cantan y hacen labores de animación. Al igual que las edecanes A, las AA pueden ser vistas en los supermercados, agencias de automóviles y diferentes locaciones donde haya flujo de consumidores. Los empleadores las definen como edecanes con “excelente presentación” y con estaturas de entre 1.65 a 1.70 metros y con tallas entre la 5 y la 7.

Las edecanes definidas como triple A son caracterizadas como mujeres con una “imagen perfecta”, tienen facilidad de palabra y de acuerdo a ellos son altas y bilingües. Además, tienen conocimiento de la empresa o el producto que están promocionando, pues son capacitadas para ofrecer información a los consumidores. Están en tiendas especializadas, exposiciones o eventos privados. Estas edecanes son bilingües, atractivas, con personalidad y dominio de las relaciones públicas. Su estaturas esta entre el 1.69 al 1.80 y sus tallas están entre 5, 7 ó 9.

Estas definiciones muestran a todas luces los estilos de encarnamiento que las agencias se apropian. Las especificaciones de cada nivel de estratificación, se poseen según la posición de cada trabajadora en la estructura de clases. Por tanto las edecanes que pertenecen al nivel de estratificación más alto poseen un conjunto de habilidades y corporalizaciones propias de algún miembro de sector de clase media o media alta. Es decir una joven de clase media es mucho más proclive de haber tenido intercambios sociales que le hayan permitido desarrollar el uso de habilidades de la personalidad y de relaciones públicas. Seguramente será alta, tomando en

cuenta que está en mejores condiciones que otros sectores pauperizados y que por ende su alimentación pudo ser mucho mejor. Y quizá desde mucho más joven pudo haber accedido a técnicas de transformación corporal, como es el ejercicio o cualquier actividad de desarrollo físico.

Tomando en cuenta esto, reconocemos que una de las características de la actividad es la condición estratificada de reclutamiento entre edecanes; es decir las asignaciones a partir de la definición A, doble A y triple A, se corresponden a disposiciones adquiridas según la estratificación social. Así, es altamente probable que las demostradoras pertenezcan a estratos más empobrecidos, en comparación con las chicas doble A quienes probablemente pertenecerán a sectores medios, frente a las edecanes triple A que por lo general son extranjera. Ese es uno de los motivos principales de su capacidad bilingüe. Encontramos que las extranjeras sobre todo entre las edecanes triple A y modelos tienen una altísima presencia en esta actividad; extranjeras de países como Brasil, Colombia, Argentina, Venezuela entre las que tienen mayor presencia, pero también encontramos casos de rusas, eslovacas y serbias.

En ese sentido las perspectivas de los servicios han acertado al reconocer que estas actividades están altamente marcadas con el componente de clase en donde los sectores medios son frecuentemente reclutados al cumplir con las disposiciones estéticas, emocionales y corporales requeridas por los empleadores.

También estos hallazgos se corresponden con los resultados de las perspectivas del trabajo interactivo en las que los cruces de género, juventud, etnicidad son fundamentales para explicar estas actividades.

En cuanto a la construcción social de la ocupación, concentrarnos en las razones de la elección de esta actividad por parte de las jóvenes implica incursionar en los ámbitos subjetivos del modelaje, las pasarelas y todas las asociaciones simbólicas en torno a las nociones de belleza. La actividad de edecán se enlaza fuertemente con la del modelaje, por un lado, porqué las agencias también ofertan ese servicio junto con el trabajo de edecanes y gios, pero porqué también las jóvenes buscan acercarse a los estándares establecidos para las modelos, que en algunos casos puede efectivizarse sí se realizan técnicas corporales adecuadas para la transformación del cuerpo.

Pertenecer a los escalafones más altos impuestos por las empresas también implica un

salario mayor y la posibilidad de asistir a los eventos “más importantes”, aquellos que se realizan en el Wall trade center, los eventos “elegantes” frente a las actividades que se realizan en calles, gasolineras, estadios de fútbol, licorerías o tiendas de abarrotes. En ese sentido reconocemos el carácter des-localizado de la actividad generando en estas diferentes experiencias durante el proceso de trabajo.

La representaciones de las edecanes que posibilitan la articulación de esta actividad, se anclan en los aspectos de la moda, y por tanto de los símbolos y significados asociados a la belleza, que a su vez se articulan con una serie de mitos en los que la posesión de gracia y atractivo físico les permitirá acceder a un mundo de ciertas ventajas y comodidades. Muchas de estas jóvenes comienzan en estas actividades con el sueño de ser modelos y con la ilusión de estar en pasarelas, de salir en la televisión, de ser descubiertas para volverse famosas. Aunque reconocemos que esto puede ser relativo según los diferentes servicios que se oferten, sin duda el elemento central para acceder a la posibilidad de realizar esta actividad es el cumplimiento del canon estético dominante y el que las agencias imponen como el mas deseable es el que encarnan las modelos, quienes entre los atributos manifiestos por las agencias, tienen la “suerte” de ser más altas que el resto, pero entre quienes resaltan también, rasgos específicos no manifiestos por las agencias, siempre más cercanos al fenotipo occidental, esos rostros de rasgos menguados y pieles claras.

El uso de la belleza y la juventud como fuente de ganancia capitalista no es un asunto menor y se entrelaza con las problemáticas del capitalismo tardío y la cultura dominante en las sociedades posmodernas donde “parte del trabajo de los individuos sobre sí mismos se ejerce sobre el propio cuerpo, siendo las mujeres las principales destinatarias de los nuevos imperativos estéticos” (Le Breton, 2008 citado en Arango, 2011).

La tradición feminista se ha ocupado de comprender como es que los estereotipos de la belleza femenina contribuyen a reproducir las relaciones de dominación. Provocadoras propuestas como la de Naomi Wolf, quien señalan que el mito de la belleza es una “estrategia patriarcal para contrarrestar los logros alcanzados en la igualdad entre los sexos”. Sugiere la idea de mito en tanto este impone "imágenes de belleza inflexibles y crueles" como estrategia de control social. Esta concepción sustituye al control antes ejercido por la domesticidad a las que estaban sometidas las mujeres antes del la economía en los servicios. Este mito “constriñe la

identidad de la mujer haciéndola vulnerable respecto de la aprobación de los otros” (Wolf citada en Arango, 2011).

Esta reflexión lleva a la autora a plantear una interesante metáfora con el uso de la figura de “la doncella de hierro” antiguo instrumento de tortura con rostro de mujer en el que se encerraba completamente a las víctimas, y que en su interior cubierto de filosas navajas daban muerte al prisionero. Su conclusión es que a través de este mito se promueve la posibilidad de que las mujeres generen una imagen desvalorizada de sí mismas, lo que tiene como resultado que se posibiliten situaciones de inequidad en el trabajo, como son los salarios inferiores que las mujeres obtienen con respecto a la aprobación de los otros.

La belleza es un dispositivo de marcación de la diferencia sexual que refuerza las oposiciones entre hombre-sujeto y mujer-objeto (Bourdieu, 1998). Como categoría normativa, la belleza femenina genera diferencias, privilegios y exclusiones entre mujeres y feminidades, ligadas a desigualdades de clase, raza, etnicidad, sexualidad y edad” (Arango, 2011).

En cuanto a las condiciones laborales en las que las edecanes desempeñan la actividad, se encontró que el número de agencias y supuestas agencias de contratación es creciente y que se posibilita y amplia gracias a la difusión a través del internet. Muchas jóvenes interesadas en esta actividad se contratan y contactan a través de estos medios facilitando el engaño por parte de quienes buscan enganchar a mujeres para otros fines como la prostitución o la trata de personas. Es esta una de las preocupaciones fundamentales para las edecanes, pues son ellas quienes se han expresado en cuanto a las engañosas ofertas laborales que reciben por parte de algunas de estas supuestas agencias, en las que por ejemplo se les ofrece trabajo de edecaneo, seguido de ofertas lucrativamente más convenientes pero que implican algún tipo de trabajo sexual. En ese sentido un peligro permanente en esta actividad es ser enganchadas a través de ofertas de trabajo engañosas.

Por otro lado en cuanto a las relaciones laborales, esta actividad requiere de por ejemplo, contactos frecuentes con fotógrafos, pero principalmente con clientes, por lo que estas trabajadoras a muy temprana edad tienen que enfrentarse a situaciones que incluso en la vida cotidiana son difíciles de afrontar y que requieren de un nivel de experiencia en las relaciones, pues muchos de estos clientes y fotógrafos son mayores que ellas y establecen relaciones en las edecanes no siempre saben poner los limites; es decir no pueden manejar las insinuaciones y el

acoso que resulta inevitable por las características de la actividad y por la propia dinámica social.

En síntesis, lo recopilado hasta ahora en la investigación que realizo en la actualidad, y que presento algunos avances que todavía deben ser revisados, en esa ponencia, deja ver que la actividad de las edecanes tiene características de los trabajos informales, precarios y vulnerables. Es decir, son trabajos temporales realizados por un perfil de mujeres jóvenes principalmente, con poca experiencia en el mundo laboral y que además sufren la estigmatización de otros que asocian la actividad al “desinterés por obtener un trabajo de verdad”. Por lo que es probable que las edecanes generen identificación a partir de un estigma que se caracteriza por las ideas de que si realizan esta actividad es debido a que no les gusta estudiar, que no les gusta trabajar porqué el edecaneo no es un trabajo de verdad.

Frente a este panorama general que se ha recopilado del sujeto de investigación se concluye que la inserción de elementos para el análisis como el papel de la belleza en el control y como constituye un eje para lograr la explotación son de total relevancia para comprender la construcción social de la ocupación. Así mismo el hecho de que el trabajo de edecanes se realice principalmente por mujeres jóvenes, y que la actividad se especifique a través del uso social del cuerpo como objetos de consumo visual, me permite cuestionarme sobre la relevancia de introducir la cuestión de la juventud para reconocer posibles consecuencias de realizar una actividad basada en el uso del cuerpo a una temprana edad.

En ese sentido, la intención es estudiar los procesos de significación entre estas jóvenes y cómo es que juega la pasión por la imagen del cuerpo, la moda, la belleza y lo estético para configurar la posibilidad de la actividad.


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