¿Qué impide a las estudiantes bajacalifornianas ser científicas?


What Prevents Students Baja Californians be Scientific?


Aidé Grijalva1


Resumen: La feminización de la matrícula universitaria es uno de los fenómenos educativos más relevantes actuales.. Esta feminización presenta características relativas al espacio social en donde está ubicada la población que recibe educación superior. En la Universidad Autónoma de Baja California dicho fenómeno tiene atributos particulares, uno de ellos que las mujeres tienen menores índices de reprobación y mejor eficiencia terminal que los hombres. Pero persisten rasgos patriarcales en donde la división sexual tradicional entre carreras femeninas y masculinas aún perdura.


Abstract: The feminization of university enrollment is one of the most relevant current educational phenomena. This feminization has characteristics relative to the social space where the population that receives higher education is located. In the Autonomous University of Baja California, this phenomenon has particular attributes, one of which women have lower failure rates and better terminal efficiency than men. But patriarchal traits persist where the traditional sexual division between female and male careers still lingers.


Palabras clave: universidad; educación superior; género; feminización; división sexual


Introducción


La UABC

En este ensayo hablaremos de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), la universidad pública estatal más importante del estado de Baja California, entidad que ocupa la parte norteña de la península del mismo nombre. Queremos indagar sobre el comportamiento de la matrícula estudiantil universitaria femenina en esta IES, comparando el bienio 2013-2015 para detectar algunas de las particularidades de este fenómeno y confrontarlo con el de las tendencias


1 Maestra en Sociología por Flacso-México. Investigadora t.c. del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Perfil Prodep y miembro del Cuerpo Académico de Estudios Sociales (CADES). Dirección electrónica: aidel@uabc.edu.mx

nacionales. Para lograrlo hemos recurrido a los indicadores institucionales y a bases de datos publicadas en diferentes sitios de la página oficial de esta IES.

Con fecha oficial de fundación en 1957, esta IES inició sus actividades ofreciendo solo educación media superior (bachillerato), lo que propició la salida de la entidad de jóvenes bajacalifornianos interesados en realizar estudios universitarios. No fue sino hasta mediados de la década de 1960 cuando la UABC ofertó sus primeras licenciaturas, algunas tan novedosas como las de Oceanología, Sociología y Economía. Sin embargo, después de unos inciertos primeros pasos, la UABC se consolidó en los últimos 35 años y, según el Ranking 2016 de las mejores universidades mexicanas, ocupa el número 25, por debajo de las universidades de Sonora (UNISON) y de Sinaloa (UAS), ambas también en el noroeste de México, con el 18 y 20 lugar, respectivamente, en dicho ranking.1

La UABC tiene unidades académicas distribuidas por todo el estado. Sus principales unidades universitarias, conocidas como campus, están en Mexicali, Tijuana y Ensenada. En Tecate, Valle de las Palmas, Rosarito, San Quintín, San Felipe y en el valle de Mexicali —Ejido Nuevo León, Ciudad Morelos, Ciudad Guadalupe Victoria— tiene abiertos pequeños centros universitarios, en un afán por estar presente en todos los núcleos de población. Baja California tiene deshabitada gran parte de su extensión territorial, pues el 92% de su gente vive en las ciudades localizadas en la zona fronteriza colindante con Estados Unidos, lo que le da un perfil urbano a la entidad.

Desde su fundación, la UABC ha sido la institución que atiende la principal demanda de carreras universitarias en el estado, independientemente de la existencia de otras instituciones de educación superior como los tecnológicos y del surgimiento descontrolado de universidades privadas con ofertas educativas limitadas. Según Estrella, Baja California tenía en 1970 solo 1 075 alumnos en educación superior y el 68.8% de estos, es decir 740, estudiaban en la UABC (Estrella, 2007: 167). Estos mil alumnos representaban el 0.004% de la matrícula nacional, cuando el país contaba en ese momento entre 250 mil (Estrella, 2009: 20) y 271 mil estudiantes universitarios (Estrella, 2007:163).2

Pero para la primera década del siglo XXI, la situación había cambiado. La UABC atendía en 2008 a más de la mitad de la demanda estudiantil en licenciatura, 59.1%, esto es, 23 023 del total de 38 964 estudiantes que componían la matrícula estatal a ese nivel. A pesar de que en Baja

California el crecimiento de dicha matrícula ha sido continuo y acelerado, llegando a casi 100 mil estudiantes para el ciclo escolar 2014-2015, la UABC sigue siendo la IES que atiende a más alumnos a nivel de educación superior en la entidad.

En números absolutos lo anterior significa que de 94 745 estudiantes en licenciatura en el estado, 59 778 asisten a alguna de las unidades académicas de la UABC, esto es el 63% (UABC en Cifras, Series históricas), por lo que “un poco más de seis de cada diez personas que estudian una licenciatura universitaria o tecnológica en esta entidad federativa lo hacen en la UABC.” (Ortega y Cuamea, 2014: 40-41).

La UABC ofrece 128 carreras y varios de sus programas educativos se imparten en más de una unidad académica de las distintas unidades universitarias también denominadas campus. Las carreras más concurridas son Derecho, Administración de Empresas, Psicología, Contabilidad, Medicina, Odontología, Comunicación, las Ingenierías y Enfermería. La Coordinación de Formación Básica de esa IES reporta que la UABC tiene 64 programas educativos, distribuidos en los tres campus o unidades universitarias: Mexicali, Tijuana y Ensenada.

Estos 64 programas educativos están distribuidos en 34 unidades académicas, denominadas escuelas, facultades o institutos de investigación. Son 16 las adscritas a la unidad universitaria o campus de Mexicali, que incluye a las situadas en la ciudad y su valle y en el puerto de San Felipe, mientras que 11 están asignadas a Tijuana, y en ella están incorporadas las ubicadas en Tecate y en Valle de las Palmas.3 En Ensenada hay siete unidades académicas, una de ellas localizada en San Quintín (Véase mapa).


Feminización de la matrícula universitaria

Al revisar las series históricas referentes a la matrícula escolar de la UABC, resaltan varios aspectos: el primero, la duplicación en los últimos siete años del número de alumnos admitidos pues si en el 2007 la cifra fue de 38 mil alumnos, incluyendo los de posgrado, según los datos del semestre 2015-2, estos ascienden a cerca de 65 mil. (Véase figura 1).

Al desagregar los datos nos percatarnos que la población estudiantil femenina rebasa a la masculina, pues de acuerdo a las siguientes gráficas (Véase figuras 2 y 3), podemos afirmar que el aumento de la matrícula ha repercutido en una tendencia a la feminización del perfil estudiantil de la UABC, fenómeno no exclusivo de esta universidad pública estatal ni de México, pues la

feminización de todas las carreras universitarias es un proceso irreversible en el mundo occidental (Graña, 2008:77).


Figura 1. UABC. Distribución matrícula total (2007-2 a 2015-2)


Figura 2. UABC. Distribución de alumnos por campus y sexo, 2013-2

Figura 3. UABC. Distribución de alumnos por campus y sexo, 2015-2


Si bien es cierto que para el 2013-2 ingresaron a la UABC 50.2% hombres y 49.8 mujeres y para el ciclo siguiente, 50.5 y 49.5% respectivamente, esta tendencia se revierte al revisar los datos globales. En el primer ciclo mencionado, la población masculina total en la UABC fue de 48.5% mientras que la femenina ascendió a 51.5%. Similar comportamiento fue para el ciclo 2014-2, —48.6% hombres y 51.4% mujeres—, lo que respalda esta aseveración. Esto significa que aunque los varones son mayoría en el ingreso, no lo son cuando se revisan los totales de estudiantes matriculados (Véase cuadro 1).


Cuadro 1. UABC. Alumnos de nuevo ingreso y totales 2013-2 y 2014-2.

Las tasas de reprobación

Un primer aspecto a considerar es el índice de reprobación. Estas tasas dan cuenta del porcentaje de alumnos que no lograron una calificación aprobatoria en al menos una asignatura del total de las que se inscribieron en un periodo escolar determinado.4 Al examinarlo encontramos que el de los hombres es más alto que el de las mujeres. Éstas no solo tienen acceso a todas las carreras universitarias sino que, como dice Graña (2008:78), suelen ser mejores estudiantes. Ello, a pesar de que durante el bienio revisado (2013-2015) la brecha entre ambos sexos disminuyó, tal como se puede ver en la gráficas adjuntas (Véase figuras 4 y 5).

De esta manera, el margen de diferencia que en Ensenada y Tijuana era de 11%, pasó de 10 a 8% respectivamente, a pesar de que la reprobación masculina aumentó en ambos casos. Ensenada fue el campus en donde la tasa de reprobación tanto masculina como femenina aumentó más en el periodo revisado. Aun así, los hombres continuaron liderando las tasas de reprobación, la más alta en comparación con las de las otras dos unidades universitarias, a pesar de que Ensenada es el campus con menos estudiantes si lo comparamos con los otros dos (Véase figuras 2 y 3).


Figura 4. UABC. Tasa de reprobación alumnos, 2013-2

Figura 5. UABC. Tasa de reprobación alumnos, 2015-2


Para tratar de explicar ese comportamiento, revisamos los programas educativos impartidos en dichas unidades universitarias y encontramos un alto índice de reprobación, incluso de más allá del 90% en los troncos comunes de Ciencias Naturales y Exactas, Ingeniería y área Contable y Administrativa, tal como se puede apreciar en la figuras 6 y 7 en donde aparecen en números relativos las tasas de reprobación por área, lo que nos permite identificar en donde los alumnos de ambos sexos tienen los principales obstáculos en su desempeño estudiantil universitario. Como podemos observar, los índices reprobatorios altos están concentrados en las áreas anteriormente mencionadas, tanto para hombres como para mujeres.

Al revisar con más detalle esta variable, basado en la información publicada por la oficina de estadística de esta IES,5 llama la atención que en solo dos años la tasa de reprobación femenina en la carrera de Físico haya aumentado de 40 a 75% y que en la de Oceanólogo haya subido un 20%. Algo parecido sucede con la de Ingeniería en Computación que de 45 pasó a 63%, lo que contrasta con el bajo índice reprobatorio femenino en la licenciatura en Ciencias Computacionales (26%).

Figura 6. UABC. Tasa de reprobación por área, 2013-2


Figura 7. UABC. Tasa de reprobación por área, 2015-2

Al parecer, las dificultades de las alumnas en áreas ligadas a las Ciencias Naturales y Exactas y a las Ingenierías son muy evidentes en los troncos comunes, impartidos en los semestres iniciales. Según los indicadores institucionales, en Ensenada, en el tronco común de Ingeniería hubo un 95% de reprobación femenina, mientras que en los de Ciencias Naturales y Exactas de las facultades de Ciencias Marinas y de Ciencias el 82 y el 100% de las mujeres reprobaron al menos una asignatura. Al parecer estas dificultades se extienden a las Ciencias Sociales, pues en esta área reprueban hasta el 77% de las estudiantes adscritas a la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales, ubicada también en Ensenada y la más numerosa de esta IES. Esta situación no es exclusiva de las universitarias de Ensenada. También en Mexicali batallan en esas áreas. En la Facultad de Ingeniería de este campus, el 80% de las mujeres reprobaron en el tronco común de Ingeniería, mientras que el 81% lo hizo en Ingeniería en Computación y el 75% en dos ingenierías: la Mecánica y la Electrónica. Esto se extiende al tronco común de Ingeniería en la unidad académica de la UABC localizada en Guadalupe Victoria, en el valle de Mexicali,6 donde la tasa de reprobación femenina ascendió en el periodo del 50 al 100%. En Tijuana se repite este problema, pues el tronco común de Ingeniería de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Químicas fue un tropiezo para el 81% de las alumnas en 2013-2 y para el

79% dos años después.

Con esto corroboramos lo ya indicado: En los semestres iniciales es en donde el estudiantado femenino de esta IES encuentra mayores problemas, y aunque las mujeres están reprobando más, con algunas excepciones como las señaladas, lo hacen menos que sus compañeros varones.7 Lo anterior nos lleva a reflexionar sobre la tan llevada y traída división sexual de carreras universitarias, porque aquí nos percatamos que aquellos programas educativos vinculados al conocimiento científico, trátese de Ciencias Naturales, Exactas o Sociales, son fuente de contratiempos para las alumnas de esta IES.


2.2. Tasas de retención y eficiencia terminal

Para entender el perfil femenino de la matrícula universitaria hay otros aspectos relacionados con la tasa de retención y la eficiencia terminal. Para este periodo, la tasa de retención, entendida ésta como el porcentaje de alumnos que no desertan a lo largo de su primer año de estudios y continúan inscritos al inicio del segundo año de los mismos, fue mayor entre la población

femenina, con un rango de variación respecto al de los hombres de entre el seis y el 10% para el periodo 2012-1 a 2014-1.8 Para las mujeres, la tasa de retención se mantuvo entre el 74 y el 83% mientras que la de los hombres osciló entre el 65 y 78%. Resalta la brusca caída de la tasa de retención masculina en el último periodo analizado (Véase figura 8).


Figura 8. UABC. Tasa de retención por cohorte de alumnos, 2010-1 a 2014-1


Junto con la tasa de retención, la eficiencia terminal estatutaria por cohorte, complementa la explicación de la feminización de la población universitaria. El Sistema Institucional de Indicadores de la UABC proporciona datos sobre la Eficiencia Terminal Estatutaria,9 al referirse al porcentaje de alumnos que ingresaron al nivel licenciatura en determinado ciclo escolar y que concluyó sus estudios en un plazo de hasta siete años. Cabe destacar que solo encontramos datos de nueve periodos, siendo el último el del 2007-2. Esto nos permite conocer la proporción de egresados dentro del término establecido así como las diferencias entre hombres y mujeres.

Al igual que la tasa de retención, la eficiencia terminal demuestra que en los periodos analizados, la graduación femenina superó a la masculina, al fluctuar entre el 57 y el 78% para las mujeres y entre 39 y 68% para los hombres, añadiendo que la diferencia entre ambos sexos, a favor del egreso femenil, llegó a ser, en algunos ciclos, de hasta del 18%.

Así pues, las mujeres estudiantes de la UABC reprueban y desertan menos durante sus estudios universitarios y son cada vez más las que logran concluir sus programas educativos dentro del tiempo instituido. Si bien, como ya lo señalamos, ingresa un mayor número de hombres a las aulas, al año siguiente de su incorporación, estos son rebasados por sus compañeras mujeres, iniciándose en la población masculina un lento pero continuo rezago, que altera la matrícula original y que explica el perfil femenino de la actual población estudiantil universitaria en esta IES, tal como lo señalan Ortega y Cuamea (2014).


Programas educativos masculinizados y feminizados

Una mejor percepción del perfil de la población universitaria se puede obtener al revisar la distribución de alumnos por área de conocimiento y sexo para el bienio 2013-2015. Tal como aparece en las siguientes gráficas nos percatamos que de las siete áreas del conocimiento en que están divididos los programas educativos de la UABC, cuatro de éstas están acaparadas por mujeres: las Ciencias Administrativas, las de la Salud, las Sociales así como por la Educación y las Humanidades.

En cambio, la preferencia masculina es hacia las Ingenierías y las Ciencias Naturales y Exactas, e incluso esta última fue la única en la que disminuyó el porcentaje del estudiantado femenino. Como se puede apreciar en las gráficas, en las otras seis áreas del conocimiento, la proporción de mujeres continuó su ascenso constante (Véase figuras 9 y 10).

Estas gráficas corroboran lo planteado con anterioridad acerca de la mayor presencia femenina en el ámbito estudiantil universitario. No solo permanecen y terminan sus estudios dentro del periodo establecido, sino que están incursionando de forma sostenida en áreas tradicionalmente reservadas a los varones, como las de Ingeniería y Tecnología y las Ciencias Agropecuarias, sobre todo la Veterinaria. Este fenómeno simultáneo al de la “feminización” es al que Rodríguez ha denominado el de la “desmasculinización” de la matrícula: al mismo tiempo que más mujeres acceden a la educación universitaria, los varones comienzan a perder presencia

en este ámbito (Rodríguez, 1999:134).


Figura 9. UABC. Distribución de alumnos por área de conocimiento y sexo


Figura 10. UABC. Distribución de alumnos por área de conocimiento y sexo

Para entender mejor este fenómeno en la UABC, seleccionamos los 20 programas educativos con mayor presencia femenina y masculina en los periodos 2013-2 y 2015-2, respectivamente. Esto nos permitió hacer un análisis más detallado e identificar aquellos que hacen evidente la desigualdad en relación a la participación por sexo.


Programas educativos masculinizados

Dentro de los 20 programas con mayor proporción de varones encontramos que 12 de estos pertenecen a las Ingenierías, además de tres licenciaturas vinculadas a las Tecnologías, y otras tres Ingenierías adscritas a las Ciencias Agronómicas, un total de 18 de los 20. Dentro de esta categoría, todos los programas rebasan el 64% de masculinización y, más aún, 10 de estos programas educativos tienen una población masculina superior al 80%. La hegemonía masculina es muy notoria en estos 20 programas educativos dominados por las Ingenierías. Por último, al comparar el periodo 2013 con el 2015, notamos que la licenciatura en Música desaparece de esta clasificación y encontramos ahora dentro de la misma, la de Bioingeniería, lo que reafirma el predominio señalado (Véase figuras 11 y 12).


Figura 11. UABC. Programas educativos masculinizados, 2013-2 (Relativos)

Figura 12. UABC. Programas educativos masculinizados, 2015-2 (Relativos).


Programas educativos feminizados

Respecto a los 20 programas educativos con preeminencia de población femenina, encontramos que seis están vinculados a la Docencia, tres a las Humanidades, otras tres a las disciplinas artísticas, cuatro a la Ciencias de la Salud, dos a las Ciencias Sociales, una a las Ciencias Naturales y otra al área Administrativa.

A diferencia de los programas educativos masculinizados, los feminizados muestran una diversidad de preferencias vocacionales, en donde se repiten algunos de los patrones tradicionales de las profesiones femeninas: Docencia, Enfermería, Administración, Creación Artística, Danza y Teatro. Con excepción de la licenciatura en Danza, cuya población femenina alcanza casi el 90%, a diferencia de las masculinizadas, la presencia de mujeres es proporcionalmente menos

dominante en la mayoría de los programas educativos de esta clasificación y, en 14 de estos, la proporción varía entre el 61 y el 68%. En esta categorización destaca la presencia femenina en la carrera de Médico Veterinario Zootecnista, que en este corto periodo subió de 61.3 a 63.2%, así como la licenciatura en Ciencias Ambientales con una representación del 64%. Mención especial merece la licenciatura en Bioingeniería con un 35.6% de estudiantes mujeres (Véase figuras 13 y 14).

Es conveniente aclarar que algunos de estos programas educativos no necesariamente son los que cuentan con un mayor número de estudiantes.10 Lo que hemos querido resaltar son aquellos programas educativos en donde los perfiles masculinizados y feminizados están bien definidos. Por ello, algunos de los programas educativos más concurridos no aparecen dentro de esta clasificación, pues en estos la masculinización y feminización no es tan evidente, aunque en algunos hemos detectado una tendencia hacia la feminización. En donde es más manifiesta esta propensión es en Contaduría y en Administración de Empresas, con 59.2 y 57.6% de estudiantes mujeres, respectivamente. En Derecho y en Medicina, la población femenina ya rebasa el 50%.


Figura 13. UABC. Programas educativos feminizados, 2013-2 (Relativos).

Figura 14. UABC. Programas educativos feminizados, 2015-2 (Relativos).


A manera de conclusiones

El asalto de las mujeres a las carreras universitarias masculinas, de la que nos habla François Graña (2008) en su estudio sobre la Universidad de Uruguay aún no se refleja en la UABC. Como hemos constatado, el comportamiento del estudiantado universitario en la principal IES de Baja California está muy diferenciado. Las Ingenierías y las Ciencias Exactas presentan un fuerte predominio masculino, incluso superior al comportamiento en otras IES estatales. En cambio, las mujeres siguen siendo mayoritarias en Educación, en Humanidades y en Ciencias de la Salud, en este último caso, por el peso de las alumnas en Enfermería.

A pesar de la incursión masiva de mujeres en la educación superior, la matrícula escolar universitaria de esta IES no ha modificado la distinción tradicional entre carreras feminizadas y masculinizadas. Desafortunadamente, el cacareado incremento del acceso femenino a los estudios universitarios no ha conducido a una distribución homogénea de ambos sexos en las diversas

ofertas educativas (Graña, 2008: 81), por lo que nos atrevemos a afirmar, como señala Buquet, que en esta IES las tasas de escolaridad reflejan aún la división sexual de las profesiones y la idea de que algunas de éstas son apropiadas para un sexo y no para el otro (Buquet, 2016: 33). Representar a más de la mitad de la matrícula universitaria no es garantía de equidad. Más allá de la paridad cuantitativa, las inequidades relacionadas con el género son evidentes.

¿Qué impide a las mujeres estudiar ciencia?, se preguntan las científicas mexicanas Judith Zubieta y Patricia Marrero (2005:15). ¿Por qué las mujeres universitarias bajacalifornianas norteñas siguen ingresando a las carreras consideradas como femeninas? ¿A qué se debe la preferencia femenina por profesiones que reproducen tareas ligadas al ámbito doméstico? ¿Por qué muchas universitarias continúan inclinándose por aquellas áreas del conocimiento que prolongan roles maternales y domésticos vinculados a la administración o al cuidado del cuerpo y de la mente, como son la educación, la salud y las ciencias sociales? El caso que nos ocupa confirma dicho aserto.

¿Cómo explicar este fenómeno? Las mujeres llenaron las aulas universitarias cuando se les abrieron las puertas de las mismas. Podríamos decir que aprovechando la ola de la masificación de la matrícula en educación superior, se subieron a la cresta refugiándose en aquellas carreras en las que se sentían más seguras, huyendo de aquellas que les representaban determinados retos como la estadística y las matemáticas, por ejemplo. El peso de la maternidad ha sido también una determinante en la selección de carreras, al optar por una profesión que permita la combinación de las responsabilidades profesionales con las familiares, argumento muy recurrente en la elección de la carrera magisterial. Por último, contar con un título universitario empodera a aquellas jóvenes que aspiran a una mejora en su nivel socio-económico a través del matrimonio.

Algunos autores han tratado de explicar este fenómeno debido a las necesidades de un mercado laboral resultado de la reestructuración económica producto de la globalización y de las transformaciones de una economía agrícola a una de servicios, que demanda carreras asociadas a la administración de empresas, a la informática y a las ciencias sociales (Sierra y Rodríguez, 2005). Zubieta y Marrero, en cambio, atribuyen la feminización de la educación superior a un incremento del abandono escolar masculino,11 por la incorporación más temprana de hombres jóvenes a la actividad económica, más que a una mayor presencia femenina derivada de la

igualdad (Zubieta y Marrero, 2005: 19). Coinciden en esto con Patricia Muñiz, quien señala que por tradición familiar y cultural, los varones son presionados para buscar trabajo, descuidando y hasta abandonando sus estudios, mientras que las mujeres no son compelidas a ejercer el papel de “proveedor(as)” (Muñiz, citada en Bolívar y Cuéllar, 2007: 59). Reivindicaciones resultado de movimientos feministas y estudiantiles así como el aumento del desempleo propiciaron la incorporación de la mujer a un mercado laboral que exigía de ciertas competencias son para Ortega y Cuamea (2014: 20) las razones de este suceso.

Otros estudiosos consideran que éste no es el resultado de las preferencias de las mujeres y hombres, sino que responde a las exigencias que “se atribuyen a unos y otras por el solo hecho de ser de uno u otro sexo” (Gonzáles y Gamboa: 16-17), por lo que las razones de que aún existan carreras “masculinizadas” y “feminizadas” se hallan en la herencia cultural, donde la socialización infantil, la publicidad y el entorno familiar son determinantes sumadas a una tendencia social que añade feminidad a ciertas carreras universitarias como Enfermería o la Docencia (Barquet et al., 2011).

Para ciertos autores, hay representaciones e imaginarios de conducta que rebasan las esferas en las que las mujeres se desenvuelven. Como acota Buquet (2016) se considera natural que hombres y mujeres tengan vocaciones profesionales y capacidades intelectuales distintas, además de un sinfín de diferencias que colocan a ambos sexos en diversos espacios sociales. Es lo que Buquet denomina “orden de género” (Buquet, 2016: 28).

Sin embargo, a pesar de la marcada diferenciación registrada en la UABC entre carreras masculinas y femeninas, ha habido una recomposición de la matrícula universitaria en algunos campos del saber. Es así que nos encontramos con que algunas carreras tradicionalmente “masculinas” se han feminizado, como los casos ya mencionados de Medicina Veterinaria Zootecnista y de la licenciatura en Ciencias Ambientales.

Lo curioso es que mientras algunas de las carreras se han empezado a desmasculinizar (Rodríguez, 1999:134-135) como la de Ingeniero Agrónomo Zootecnista, en donde la presencia femenina aumentó 10 puntos (15.6 a 25.8%) o la de Nanotecnología en donde en el bienio analizado brincó de 19.1 a 31.3%, este proceso no se ha dado a la inversa. En áreas como Enfermería, Educación y Humanidades, consideradas un reducto feminista, la matrícula de hombres sigue siendo baja. La finada Olga Bustos apuntaba: “resulta más difícil para los hombres

romper con estereotipos de género masculinos, a fin de incursionar en carreras no catalogadas como tales” (Bustos, 2005: 75).

En la UABC, la división sexual entre carreras femeninas y masculinas aún persiste, pero este comportamiento es paralelo a la paulatina incursión de mujeres en aquellas profesiones antes consideradas vedadas para ellas. Al revisar la figura 10 constatamos la inclinación de más mujeres por opciones profesionales como las Agropecuarias, Ingenierías y Tecnologías, áreas tradicionalmente reservadas a los hombres, aunque su participación sigue siendo aún baja. Como profetiza Graña este proceso acelerado de “feminización” universitaria tiene un correlato y éste apunta hacia “la disminución relativa de profesionales universitarios hombres” (Graña, 2008: 78).


Referencias:

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Bolívar Espinoza, Gardy Augusto y Cuéllar Saavedra, Óscar (2007). “Participación y desempeño de las mujeres en la educación superior: un enfoque desde las carreras de sociología en la UAM, 1974-2005”. Revista de la Educación Superior 36 (143), 43-65.

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Notas


1 Véase: Las mejores universidades de México, Ranking 2016 por América Economía. Recuperado de http://eleconomista.com.mx/especiales/americaeconomia/2016/04/19/las-mejores-universidades-mexico- ranking-2016

2 Por otro lado, Rubén Castro (2017: 4) señala que en el ciclo escolar que inició en septiembre de 1971, la matrícula estatal de la UABC ascendía a 5 309 alumnos, la mayoría estudiantes de bachillerato.

3 En Rosarito existen instalaciones universitarias que ofrecen asignaturas de tronco común.

4 UABC, Coordinación de Planeación y Desarrollo Institucional, Sistema Institucional de Indicadores. Diciembre 2015).



5 Véase UABC, Coordinación de Planeación y Desarrollo Institucional, Sistema Institucional de Indicadores., Tasas de Reprobación. Recuperado de http://www.uabc.mx/planeacion/sii/Alumnos/Reprobacion/

6 Nos referimos a la Escuela de Ingeniería y Negocios- Guadalupe Victoria

7 Las constantes inconsistencias que encontramos en las tasas de reprobación nos hacen dudar de la veracidad y precisión de las mismas. Sin embargo, por tratarse de datos institucionales los usamos como fuente.

8 El sistema de Indicadores Institucionales de la Coordinación de Planeación de Desarrollo Institucional de la UABC solo ofrece información hasta el periodo 2014-1. Recuperado de http://www.uabc.mx/planeacion/sii/Alumnos /Retencion/

9 Entendida ésta como el porcentaje de alumnos que aprobaron el total de créditos de un programa

educativo respecto del número de alumnos que ingresaron a dicho programa en la cohorte correspondiente una vez transcurrido el plazo máximo establecido en el artículo 147 del Estatuto Escolar de la UABC que señala: “El plazo para cursar la totalidad de créditos de un plan de estudios en los niveles técnico superior y licenciatura, será de 4 y 7 años respectivamente.” Recuperado de http://www.uabc.mx/planeacion/sii/Alumnos /Estatutaria/

10 Tal es el caso del programa educativo de Ingeniero Topógrafo y Geodesta que en el 2015 contaba con seis alumnos, cinco hombres y una mujer.

11 Manuel Gil Antón recomienda no usar el término deserción, porque es un término de uso militar que

descalifica a aquel que deja las filas, cuando lo que sucede es que se trata de un abandono producto, la mayoría de las veces, de la desigualdad en una sociedad profundamente injusta e inequitativa.