Patrones migratorios en el mercado de trabajo morelense: un balance estructural a partir del capital humano


Migration patterns in the Morelense labor market: a structural balance based on human capital


Israel Rosas Villar1


Resumen: El presente escrito tiene por objeto analizar la estructura socioeconómica del mercado de trabajo del estado de Morelos con base al atributo migratorio de los individuos, siendo el lugar de nacimiento de las personas la referencia particular para ello. La hipótesis central es que el mercado de trabajo del estado de Morelos en general tiende a perder potencial productivo medido a partir de las capacidades educativas implícitas en los individuos, debido a que el estado no presenta las condiciones adecuadas para absorber a su fuerza de trabajo más calificada.


Abstract: The purpose of this paper is to analyze the socioeconomic structure of the labor market in the state of Morelos based on the migratory attribute of individuals, being the place of birth of people the particular reference for it. The central hypothesis is that the labor market of the state of Morelos in general tends to lose productive potential measured from the educational capacities implicit in the individuals, because the state does not present the adequate conditions to absorb its labor force more qualified.


Palabras clave: Migración; Mercados de trabajo; Capital humano; Estado de Morelos


Introducción

El estado de Morelos forma parte de una de las regiones más dinámicas del país en términos productivos y poblacionales, es decir, a la región centro de México, que comprende las entidades federativas de Ciudad de México, Estado de México, Querétaro, Hidalgo, Puebla y Tlaxcala. El integrar a la capital de México le concede a la región una fuerte influencia productiva y poblacional de esta hacia su periferia inmediata (migración urbana-urbana y urbana-rural), prueba de ello es que entre 1985-1990 dos de cada tres migrantes provenían de esta entidad; no obstante, anterior a


1 Estudiante de Doctorado en Geografía, en el área de Geografía Económica, del Programa de Posgrado en Geografía. Líneas de investigación: Geografía Regional, Migraciones y Mercados de Trabajo. Correo electrónico israel.rosvi@gmail.com

ello la migración era del tipo rural-urbana, así que para el periodo de 1930-1970 la migración del país la captaban la ciudad de México, Monterrey y Guadalajara (Negrete, 2008:115-121).

Esta situación se encuentra explicada a partir de un incremento de las relaciones entre las ciudades periféricas con la ciudad principal, es decir, una mayor recepción económica, poblacional y de inversión pública -infraestructura- a favor de la periferia a costa de la ciudad de México, puesto que actividades que antes se encontraban exclusivamente en esta última ciudad comienzan a vislumbrar los nichos de oportunidades ofrecidos en los estados vecinos, esto a partir de 1930 (Bataillon, 1999:139-142). Para 1960 se suscita un nuevo proceso de desconcentración poblacional y productiva de la Ciudad de México que se refuerza con el sismo de 1985 que afectó severamente a la capital mexicana, esto por parte de la industria, centros de investigación y algunas dependencias federales (Bataillon, 2002:247-248).

Ante esta situación apuntamos que el estado de Morelos ha mantenido un vínculo socioeconómico limitado fuera de la región centro de México, esto a causa de los costos que implican la movilidad a mayor tiempo y espacio, lo que evidentemente provoca que cuando existan mayores recursos invertidos en los desplazamientos, estos tendrán a dirigirse a aquellos espacios que brinden mayor seguridad de retorno en cuanto a los beneficios obtenidos.

Así mismo el estado morelense ha estado influenciado fuertemente por la Ciudad de México, con quien posee un fuerte vínculo socioeconómico que se rige bajo el principio sistema de ciudades, en donde según Corona señala que las ciudades de mayor jerarquía actúan como ejes articuladores de ciudades de menor rango ante los procesos globales (Corona, 2004_447-448).

Es importante mencionar que, de acuerdo con Rodríguez, Morelos mantiene un mayor vinculo funcional en términos poblacionales con Guerrero mayor que con la Ciudad de México, después le sigue el estado de México y Puebla (Rodríguez, 2002:257); sin embargo, como ya expusimos anteriormente, la Ciudad de México representa mayor peso económico, por lo tanto, desde nuestro punto de vista merece mayor atención.

Ante este hecho las referencias bibliográficas tienden a centrarse a contextualizar en mayor medida al estado de Morelos dentro de la región centro de México (Camarena y Salgado, 2002; Corona y Núñez, 2004; Valdivia, Ávila y Galindo, 2010; Olivera y Galindo, 2013) y en menor proporción a relacionarlo con el resto del país (Cabrera, 1967; Chávez, 1999; Sobrino, 2010; Pérez y Santos, 2013). Las causas principales son la intensidad de los vínculos funcionales operativos

con que se miden las relaciones socioeconómicas, pues a mayor distancia menor flujo y viceversa; no obstante, estas relaciones tienden a cambiar y ser diferenciales entre regiones, esto como veremos a lo largo de este trabajo.


La migración y el capital humano.

Este apartado nos permitirá comprender las causas e incentivos que orilla a las personas a movilizarse al interior de las naciones de manera permanente, ya sea de manera individual o en grupo, así mismo esta visión se complementará con el enfoque que nos plantea que las cualidades de los individuos pueden vislumbrarse como una forma de inversión, por lo tanto, pasan a formar parte del capital.

Históricamente la migración posee un vínculo muy estrecho con los niveles de desarrollo económico, pues recordemos que estos son variantes en tiempo y espacio, a causa de ello, algunos individuos tienden a buscas las mejores condiciones sociales (en términos de hábitat, reducción en tiempos de traslado casa-trabajo, seguridad, regulación urbana, por mencionar) y económicas (deseconomías de aglomeración, mayores salarios y mejores condiciones laborales, por mencionar) posibles para sí mismos, pero según reconocen Olivera y Galindo, este postulado tiende a complejizarse de manera notable como respuesta a los paradigmas de reestructuración económica, así que los factores que incentivan a la migración se vuelven multifacéticos y complicados a la hora de querer comprender tal fenómeno, aunado a ello se tienen los procesos de suburbanización o desconcentración productiva, sucesos que no entran en la dicotomía migración/desarrollo, pues según los autores son causas que anteceden a este suceso.

Por tal hecho, tanto factores tradicionales como emergentes tienden a coexistir en un mismo espacio, lo que nos estaría llevando a una nueva fase de desarrollo en la migración, ya que la única constante en el binomio migración/desarrollo sería el cambio de las características sociodemográficas y económicas que explicarían los patrones migratorios. Bajo este esquema es necesario considerar lo siguiente:

De este modo la migración es capaz de acentuar o acotar las desigualdades regionales, situación que va a depender de los volúmenes migratorios y de sus características sociodemográficas; ante esta situación, la convergencia regional tiene que ver con la cantidad de migrantes que se desplacen de un lugar a otro y, la divergencia se presentara con base en las características que posean los involucrados (Olivera y Galindo, 2013:383-384).

Actualmente la migración es preponderantemente del tipo urbano-urbano, en donde los flujos van de las grandes ciudades a ciudades secundarias, que posean cierta dinámica económica; esta situación ha prevalecido a partir del último cuarto del siglo XX y como respuesta a los efectos negativos de la sustitución de importaciones tras haberse presentado diversas crisis a finales de siglo pasado. Sin embargo, este tipo de migración se caracteriza por ser a corta distancia, puesto que las ciudades secundarias se localizan próximas a la ciudad primada, dando cabida a la configuración de sistemas urbanos policéntricos.

Conjuntamente se presentan migraciones intrametropolitanas, con énfasis en la periferia de las ciudades, por lo que las ciudades tienden a crecer; ante esta situación es evidente para algunos autores que consideran que realmente las grandes ciudades no son expulsoras netas, puesto que continúan recibiendo población y la que tiende a salir se asienta sobre la periferia, de este modo este tipo de migración posee mayor correspondencia con la expansión metropolitana, a la que se le ha denominado desconcentración-concentrada (Olivera y Galindo, 2013:385).

Para comprender mejor las categorías migratorias, Sobrino hace la distinción con base al tiempo y el número de movimientos, lo que nos lleva seis subcategorías (Cuadro 1.1), para nuestro caso nos centraremos exclusivamente en las migraciones con base al tiempo, sea esta la definitiva, que con base al atributo de número de movimientos este puede incluir al primario, secundario o de

retorno; en nuestro estudio nos interesa medir la migración total y no la reciente. Además, el autor señala que, entre los diferentes tipos de migración, la laboral puede ser con base a alguna especulación, búsqueda o contratación o la simple transferencia de los puestos de trabajo (Sobrino, 2010:18).


Cuadro 1.1 Tipología migratoria.


Fuente: Elaboración propia con base en Sobrino, 2010


Es importante reconocer que entre la migración interna y el desarrollo económico existen diversos trabajos que pueden subscribirse bajo ciertos preceptos teóricos entre los que se destacan las leyes pioneras de la migración, modelos de transición de la movilidad, modelo de crecimiento regional y los modelos de urbanización diferencial. Esta investigación se centra en los modelos de crecimiento regional, en el que su principal exponente era Solow, quien se preguntaba por qué unas regiones crecen y otras no.

La respuesta a esta interrogante recaía sobre todo en la movilidad de los factores de capital y mano de obra sobre el territorio. Al respecto planteaba que los recursos naturales, la población y

el capital no se distribuyen de manera uniforme en los territorios, así mismo existe un flujo libre entre los dos últimos, en donde la población trabajadora tendrá a desplazarse hacia aquellas áreas en donde existen mejores condiciones salariales, mientras que los capitalistas buscarán zonas con salarios más bajos a fin de reducir sus costos de operación, situación según sus expositores atenuara las desigualdades regionales y aumentará la convergencia regional, es decir, una igualación en el ingreso real (Sobrino, 2010:21-26).

A modo de síntesis podemos decir que el presente trabajo se suscribe dentro de los modelos de crecimiento regional, en los que el capital humano juega un factor relevante como elemento detonante de las desigualdades regionales, puesto que su movilidad tiende a buscar las mejores zonas, dejando desprovisto a su lugar de origen y contribuyendo a elevar la competitividad de las áreas ya de por sí con un nivel de desarrollo elevado.

Desde nuestro punto de vista esta situación conlleva a agravar las desigualdades regionales lejos de aminorarlas, puesto que son las personas más jóvenes y con mayor preparación las que optan por migrar, siendo estas las que tienen un mayor potencial productivo, mismo que es capaz de movilizarse en el tiempo y espacio, alterando con ello la dinámica económica y territorial de las naciones. Para comprender de mejor forma esta situación exploremos la liga de la migración con los alcances y límites de la teoría del capital humano, mismos que se exponen a continuación.

Para la Teoría del capital Humano los recursos naturales, el capital físico y el trabajo en bruto no determinan el dinamismo económico regional, a ello hace falta incorporar las habilidades y destrezas humanas, mismas que pueden ser innatas o adquiridas mediante la escolarización o capacitación laboral, a esto habrá además que señalar la importancia de la transmisión del conocimiento a las generaciones futuras, con la finalidad de ir perfeccionando las técnicas y el saber acumulado (Schultz, 1985:51).

El concepto de capital humano también es capaz de explicar las diferencias en el ingreso de los trabajadores y la demanda del trabajo, de ello han dado cuenta numerosas investigaciones en el campo de la economía, que según Falgueras comienza con Adam Smith en 1776, quien señala al importancia de acumular conocimientos para poder intercambiar mercancías, ante ello ve al conocimiento como una forma de capital productivo; posteriormente Senior en 1836 y Stuart-Mill en 1864 sustentan que mejores destrezas son sinónimo de mejores rendimientos productivos en lo laboral; Jhoan Baptiste Say en 1880 afirma que los conocimientos son fuente de nuevos y mejores

productos, soluciones a problemas comunes y soluciones expuestas; Walsh en 1935 usa por primera vez el término de capital humano para referirse a la inversión en educación y además señala que las destrezas están regidas por las leyes del capital; Marshall en 1961 no considera a los gastos en educación como formas de inversión; Schultz en 1961 propone una serie de cualidades que permiten valorar el capital humano y que son la salud, el entrenamiento en el trabajo, la educación, programa de estudios en adultos y migraciones que estén en búsqueda de mejores oportunidades.

No obstante, es Becker quien reúne todos estos preceptos y sienta las bases de la Teoría del Capital Humano, misma que se expone sobre los cuatro temas esenciales siguientes (Falgueras, 2008:19-36):

  1. Entrenamiento en las empresas: cuando las empresas deciden invertir en capital humano, lo que permite identificar dos tipos de entrenamiento:

    1. General: cuando una empresa asume todos los costos de entrenamiento (por lo general los trabajadores tienen una paga muy baja para compensar los gastos de entrenamiento), pero el trabajador se moviliza a otras empresas que no han tenido que asumir ningún costo en su preparación, pero sin embrago estarán dispuestas a redituara mejores beneficios al trabajador.

    2. Específico: las empresas pagan los costos de entrenamiento y un mayor salario, esto con la finalidad de evitar la rotación del personal, alguna de las medidas para que esto sea posible es mediante la firma de contratos de larga duración.

  2. Valorar la rentabilidad de la inversión en capital humano: se comparan las tasas de retorno de dos actividades diferentes, la primera se basa en la inversión hecha en capital humano y la otra en donde no existe ningún tipo de inversión, esto para un mismo periodo de tiempo

  3. Decisiones familiares entre consumo, tiempo de trabajo y educación: las familias toman una decisión entre el tiempo e inversión dedicado a generar capital humano. El tiempo dedicado a la formación se ve reducido conforme aumenta la edad, la causa principal es que presentan un menor tiempo para recuperar la inversión y esta suele ser mayor.

Algunas conclusiones acerca de esta teoría señalan que existe una asociación positiva entre desarrollo económico regional y el uso del conocimiento, las técnicas, las tecnologías en la producción y algunos hábitos de consumo entre la población; los ingresos aumentan conforme a la

edad a una tasa decreciente; existe una correlación positiva entre ingresos y nivel educativo; existe una relación inversa entre el grado de calificación y la tasa de paro; los jóvenes cambian más rápido de empleo y reciben mayor formación cuando laboran; la mayor parte de los ingresos la absorben los profesionistas y otros calificados (Villalobos y Pedraza, 2009:275-277).

Tomando en cuenta esto Villalobos y Pedraza señalan que es importante conocer el acervo de capital humano de las regiones a fin de poder dimensionar el potencial del crecimiento económico, por otro lado, esto puede ser un indicativo del grado de atracción en inversiones, innovaciones tecnológicas y/o productiva y una mejor utilización de las nuevas tecnologías. Tomando en cuenta estos factores resulta relevante el tiempo, lugar y capacidades (económicas, sociales e intelectuales) del inversor y las personas e instituciones que rodean al individuo, sean estos los trabajadores, empleadores y diversos sistemas (políticos, educativo, financiero y cultural) puesto que son estos los que impactan sobre las capacidades de desarrollo y crecimiento económico, puesto que son estas últimas las que deben responder ante las nuevas necesidades del mercado de trabajo (Villalobos y Pedraza, 2009:278-295).

Por último, destacamos que, de acuerdo con Becker, los incrementos en productividad laboral se adquieren mediante la aplicación de nuevos conocimientos y su perfeccionamiento, que se traduce en inversiones (físicas, mentales y emocionales) y desembolsos (en enseñanza, equipo- material, costos de oportunidades), lo que significa un aumento en los gastos presentes y una reducción en los ingresos (Becker, 1984:28-31).

Sobre lo ya expuesto podemos asumir que la migración es de ya de por sí un elemento del capital humano, que en conjunto tiende a aumentar doblemente las asimetrías regionales con base a las cualificaciones de los individuos, pues a mayores niveles serán mayores las oportunidades de desarrollo económico, ya que de esto dependerá mayores inversiones económicas de la iniciativa privada y pública, mayores posibilidades de contar con mano de obra calificada y mejores las condiciones socioeconómicas imperantes en los lugares de acogida.

Así que el incorporar los elementos del capital humano y migración ayudan a la comprensión de las desigualdades regionales, puesto que en conjunto se han convertido en parte del capital que determina el crecimiento económico regional.

Metodología.

Para poder hacer el balance migratorio del estado de Morelos con respecto a las regiones del país se procedió en primer lugar a delimitar las regiones nacionales, que de acuerdo con Delgadillo y Torres son nueve, como se mencionan a continuación, región Norte (Chihuahua, Coahuila y Durango), Noroeste (Baja California, Baja California Sur, Sonora y Sinaloa), Noreste (Nuevo León y Tamaulipas), Centro norte (Aguascalientes, Zacatecas y San Luis Potosí), Centro Occidente (Nayarit, Jalisco, Guanajuato, Colima y Michoacán), Centro este (Querétaro, Hidalgo, Estado de México, Ciudad de México, Morelos, Tlaxcala y Puebla), Sur (Guerrero, Oaxaca y Chiapas), Este (Veracruz y Tabasco), Península de Yucatán (Yucatán, Quintana Roo y Campeche) (Delgadillo y Torres, 2011:122).

Sobre esta base se trabajó con la Encuesta Intercensal 2015 del INEGI, de donde se eligió a la población ocupada en grandes sectores económicos, el primario (agricultura, cría y explotación de animales, aprovechamiento forestal, pesca y caza -sólo pesca, acuicultura y servicios relacionados con las actividades agropecuarias y forestales-), secundario (construcción e industrias manufactureras), comercio (comercio al por mayor y al por menor) y servicios (transporte, correos y almacenamiento; información en medios masivos; servicios financieros y de seguros; servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles; servicios profesionales, científicos y técnicos; corporativos; servicios de apoyo a los negocios y manejo de desechos y servicios de remediación; servicios educativos; servicios de salud y de asistencia social; servicios de esparcimiento culturales y deportivos, y otros servicios recreativos; servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas; otros servicios excepto actividades gubernamentales) (INEGI, 2017).

Además de la variable de sectores económicos se procesó la variable ingresos mensuales, que se agruparon bajo la siguiente clasificación: no recibe ingresos, extremadamente bajos ($1- 999), muy bajos ($1,000-1,999), bajos ($2,000-2,999), bajo medio ($3,000-3,999), medio ($4,000- 5,999), medio-alto ($6,000-9,999), alto ($10,000-19,999), muy alto ($20,000-99,999) y extremadamente alto (100,000-343,000); también se extrajo la variable sexo y edad, esta última variable se tomó a partir de los 15 años en adelante (fuerza de trabajo), ya que la legislación mexicana permite como máximo este límite de edad para poder trabajar, siempre y cuando se cuente con el consentimiento de los padres o tutores.

Así mismo se trabajó con la variable de nivel educativo, bajo la categoría de ninguna, básica (preescolar, primaria, secundaria, preparatoria o bachillerato), licenciatura (licenciatura y profesional técnico) y posgrado (especialidad, maestría y doctorado). Por último, se incorporaron los costos educativos públicos que el estado ha invertido por alumno; el dato se obtuvo del INEE, a pesos a precios del 2012, cuyos datos se promediaron del año de 1994 a 2015, esto se hizo con la finalidad de tomar un valor medio de varias generaciones, puesto que en la migración acumulada convergen más de una generación, así mismo no se dispone de información acerca de periodos tan prolongados. Los resultados quedan como sigue, nivel básico $77,949.10, licenciatura y posgrado cada uno con $87,274.50. Cabe destacar que para posgrado no se tiene un dato en específico ya que no se sabe cuántos tienen especialidad, maestría o doctorado, pero en promedio serian 4 años de estudio de los alumnos de posgrado, por lo que se decide repetir el valor de las licenciaturas (suponiendo que estas también duren en promedio 4 años) (INEE, 2016:282-285).

Una vez obtenido todas estas variables se elaboró un cuadro de input-output para cada sector económico, tomando en cuenta el nivel educativo y los ingresos recibidos, esto con base a la diferenciación de inmigrante y emigrante del estado de Morelos; cabe destacar que la condición migratoria se obtuvo con base a la pregunta de lugar de nacimiento, de modo que estamos analizando la migración absoluta. Posteriormente se realizó una resta, es decir, el volumen de inmigrantes menos el de emigrantes, lo que permite obtener el saldo neto migratorio (SNM) por sector económico, nivel educativo e ingresos. Una vez obtenido el SNM se procedió a multiplicar el total de la población con educación básica, licenciatura y posgrado contra los costos en educación, lo que permite conocer que regiones han ganado o perdido no solo en términos migratorios, sino que además en valores económicos, capacidades humanas, inversiones y desarrollo económico.


El capital humano en la estructura migratoria laboral del estado de Morelos.

Esta sección muestra en primer lugar el patrón migratorio del estado de Morelos, para después caracterizar de manera específica a esta entidad con las grandes regiones de México, para ello se toma en cuenta el balance migratorio por grupos de edad, los atributos de educación y de salario, esto último por sector económico.

La entidad morelense muestra un balance migratorio negativo entre su fuerza de trabajo,

esto si se toma en cuenta a la migración absoluta, ya que la emigración supera a la inmigración, y esta tiende a ser pareja en todos los grupos de edad, por lo que suponemos que las causas van desde las laborales, académicas, de descanso (jubilación) y hasta las de reunificación familiar, situación que evidentemente complejiza su entendimiento. De lado de las inmigraciones tenemos que estas disminuyen conforme aumenta la edad, además estas son más representativas entre los grupos de edad de 15 a 24 años, grupos etarios en que la formación académica recibe un mayor foco de atención por sobre lo laboral (Figura 1.1.).

En cuanto al balance migratorio sobre el atributo sectorial y educativo se tiene un saldo favorable en Morelos, esto difiere del balance anterior puesto que en este computo se toma exclusivamente a la población que se encontraba ocupada en el mercado de trabajo morelense; estos individuos tienden a desenvolverse en mayor medida para el sector terciario, esto sin importar su nivel educativo, aunque cabe destacar que la mayoría de las personas tenía un nivel educativo básico (Figura 1.2.). Ahora bien, si tomamos en cuenta a este grupo poblacional y lo comparamos con base a la inversión que sus gobiernos efectuaron en su formación académica, tenemos que el estado de Morelos se ha ahorrado por este flujo -transacción- de capital humano un monto total de

$22,596,265,256.00 por concepto de gastos educativos de los inmigrantes que son absorbidos en el

aparato productivo morelense (INEE,2016:282-285).

Figura 1.1. Pirámide poblacional: balance migratorio de la fuerza de trabajo en el estado

de Morelos, 2015.


Fuente: Elaboración propia con base a INEGI, 2017.

Nota: Las barras en gris y con línea corrida representan a la inmigración, mientras que las barras transparentes y con línea punteada refleja al número de emigrantes.


Figura 1.2. Blance migratorio del mercado de trabajo morelense con base al atributo

sectorial y educativo.


Fuente: Elaboración propia con base a INEGI, 2017.

Lo relevante en términos salariales es que los inmigrantes y emigrantes que se insertaron en el sector primario tendían a recibir salarios bajos-medios, esto en un 31% y 20% respectivamente; los del sector secundario y de comercio salarios medios en un 34% y 29%, 23% y 22% respectivamente, mientras que lo del sector servicios salarios medios con el 22% y medios altos con 28% respectivamente; lo que nos lleva a afirmar que el mercado de trabajo local (Morelos) del sector primario, secundario y comercial presenta ciertas ventajas remunerativas más no atractivas para la población nativa, además esta última estaría aceptando menores salarios pero quizá en puesto de trabajo más atractivos y/o con mayores oportunidades de crecimiento, que así mismo no estaría ofreciendo el mercado de trabajo local; caso contrario ocurre en el sector servicios, en donde los mercados de trabajo externos presentan mejores condiciones que las internas, puesto que los salarios para inmigrantes y emigrantes tienden a ser en su mayoría medios con un 22% y medios-altos con un 28% respectivamente (INEGI,2017).

Una vez mostrado el panorama general de la entrada y salida del capital humano al mercado de trabajo morelense, se procederá a diferenciar el patrón migratorio laboral con las distintas regiones mexicanas, puesto que no todos los intercambios tienden a ser ecuánimes en términos de intensidad, nivel educativo, salarial y sectorial.

La primera región es la Norte, con la cual el intercambio migratorio tiende a ser diferido por sexo, ya que emigran más los hombres morelenses de entre 20-24 años y los de 40-44 años, suponemos que los primeros grupos poblacionales son por búsqueda de oportunidades de trabajo, mientras que los segundos podría ser a causa de la movilidad territorial de los puestos de trabajo, acción en la evidentemente las personas también estarían cambiando su localización residencial. Las inmigraciones de esta región hacia el estado de Morelos tienden a ser menores y significativas en edades avanzadas (Figura 1.3.).

En cuanto al balance migratorio ocupacional, se cuenta con una pérdida de población con educación nula y básica en el sector primario y secundario, no obstante, tiende a ganar capital humano calificado (licenciatura y posgrado), sobre todo en el sector servicios (figura 1.4.), sin embrago si tomamos en cuenta los esfuerzos financieros que ha hecho el Estado en términos de inversión educativa, Morelos tiende un déficit de inversiones con respecto a la región norte de $- 65, 568,790.00 (INEE,2016:282-285), en este punto quedaría pendiente saber si la cantidad de emigrantes se compensa con la calidad de individuos recibida, puesto que estos tienden mayores

niveles educativos.

Con referencia a los salarios, tanto como inmigrantes como emigrantes tienden a ganar en mayor proporción salarios medios, 33% y 37% respectivamente, en el sector secundario existen mejores oportunidades salariales en los mercados de trabajo internos y no en los locales, puesto que los inmigrantes tienden a ganar salarios altos mientras que los emigrantes salarios bajo-medio, esto en un 31% y 26% respectivamente; para el caso del sector comercial (25% medio-alto y 33% medio) y de servicios (26% y medio-alto y 29% bajo-medio), estos tienden a reiterar las condiciones favorables fuera del mercado de trabajo de la entidad. Esta situación estaría explicada por las diferencias educativas, es decir, los inmigrantes cuentan con mayores ventajas educativas por sobre la población nativa del estado de Morelos (INEGI,2017).

El balance migratorio de la fuerza de trabajo de la región noroeste tiende a revelar que los hombres morelenses emigran más que las mujeres, mientras que se reciben más mujeres del NO en el estado de Morelos, por lo que el mercado de trabajo local tiende a mostrar mayor atractividad para las mujeres, sobre todo las de 20-25 años y de 35-44 años (figura 1.3.).

En torno al balance migratorio ocupacional este muestra un déficit para el estado de Morelos para todos los niveles educativos, a excepción de inmigrantes con licenciatura y posgrado que se insertan en el mercado de trabajo local de actividades primarias (Figura 1.4.), financieramente esto se traduce en una pérdida de capital humano de aproximadamente -$1,003,444,954.00, por concepto de inversión educativa (INEE, 2016:282-285).

Con referencia a los niveles salariales estos tienen la ventaja de ofrecer mejores salarios para los inmigrantes en comparación con los emigrantes del estado de Morelos, al menos esto para el sector primario y secundario, con un 31%-30% y 33% 43% en salarios medio-alto y medio, respectivamente. Para el caso del comercio parece ser que los mercados de trabajo externo presentan mejores oportunidades que las internas, pues la mayoría de las personas recibe entre salarios bajo-medio (35% inmigrantes) y medio (27% emigrantes) (INEGI,2017).

Hacia la región noreste la fuerza de trabajo morelense presenta grandes volúmenes de emigrantes sobre todo de 30-39 años tanto para hombres como para mujeres, lo que estaría repercutiendo directamente en aquel mercado de trabajo; mientras que las inmigraciones son menores y por parte de las mujeres de entre 40-44 años (Figura 1.3.). En términos migratorios ocupacionales la región noreste resulta atractiva para personas con educación básica y de

licenciatura que encuentran oportunidades en todos los sectores económicos; caso contrario de la población con posgrados de la región noreste, que encuentran favorable el mercado de trabajo del estado de Morelos, pues se reciben grandes cantidades de personal altamente calificado (Figura 1.4.). Esto se traduce en un déficit de capital humano a favor de la región noreste, pues el estado de Morelos perdió una inversión en gastos educativos equivalente a -$170,286,562.00, por el intercambio poblacional (INEE,2016:282-285).

En lo que respecta al nivel salarial el sector primario presenta una alta polarización, pues el 56% de los inmigrantes y el 60% de los emigrantes declara recibir salarios bajo-medio; en el sector secundario evidentemente muestra mejores condiciones el mercado externo pues el 25% recibe salarios medio-altos contra el mercado de trabajo interno en el que el 28% de la población

Figura 1.3 Análisis regional del balance migratorio de la fuerza de trabajo en el estado de Morelos y las mesorregiones mexicanas, por grupos quinquenales 2015.


Fuente: Elaboración propia con base a INEGI, 2017.

Figura 1.4 Análisis regional del balance migratorio del mercado de trabajo en el estado de Morelos y las mesorregiones mexicanas, por nivel educativo y sectorial 2015.


Fuente: Elaboración propia con base a INEGI, 2017.

recibe salarios medios; para el caso del comercio los inmigrantes tienden a recibir mayores salarios aunque en menor proporción (26% muy-alto), mientras que los emigrantes mayor población recibe salarios por debajo de estos últimos (45% medio-alto), esta situación se presenta muy similar a la de servicios.

En lo que respecta a la región centro norte, el balance migratorio de la fuerza de trabajo existe un saldo a favor de Morelos, sobre todo de personas mayores de 45 años y de sexo femenino, mientras que la emigración es mayor en personas jóvenes en edades de 20-24 años y de 34-44 años para el caso de las mujeres (Figura 1.3.). En lo que corresponde al balance migratorio de la población ocupada, esta tiende a ser favorable localmente para las personas con educación básica, mientras que existe una fuerte salida de morelenses con un alto capital humano (licenciatura y posgrado) (Figura 1.4.), pese a esto, Morelos tiene un superávit financiero por concepto de inversión educativa de $66,773,682.00, por incorporación de personal ocupado a su aparato productivo (INEE, 2016:282-285).

En lo que respecta a las remuneraciones, en el sector primario (51% bajo-medio-45% alto), secundario (26% medio-alto y 26% alto) y de servicios (25% medio y 25% alto) los emigrantes tienden a recibir mejores niveles salariales en comparación con los inmigrantes, mientras que en el sector comercial la situación tiende al equilibrio con salarios medios (24%).

En razón de la región centro occidente, el balance migratorio es positivo, esto gracias a los volúmenes de inmigrantes, que tienden a ser mayores conforme aumenta la edad (Figura 1.3.). Para el caso de la población ocupada, la mayor parte de las personas que entra tiene educación básica y posgrado, se emplea en el sector terciario con mayor ímpetu; aun que esta situación cambia para el caso de las personas con licenciatura, que tienden a emplearse en el mercado de trabajo externo (Figura 1.4.); de este modo el estado morelense se ha ahorrado un total de $819,658,881.00 en formación educativa de su población ocupada.

Cabe destacar que la atractividad del mercado laboral externo es mayor para el caso del sector secundario, comercio y de servicios, pues aproximadamente una cuarta parte de personas que emigrar hacia la región occidente reciben un salario medio-alto, comparación de sí se quedaran recibirían un salario medio; esta situación es inversa para el sector primario pues representa mejores ventajas el mercado laboral interno, al ofrecer salarios medios para una quinta parte de la población contra salarios bajos-medios que reciben los emigrantes (25%) (INEGI, 2017).

En relación a la región centro este, el balance migratorio de la fuerza de trabajo es favorable, muestra un equilibrio entre hombres y mujeres, así mismo existe una alta participación de todos los quinquenios (Figura 1.3.). Para el caso de la población ocupada, el balance migratorio resulta positivo para todos los sectores económicos y todos los niveles educativos, de donde se destaca la participación del sector terciario con educación básica, licenciatura y posgrado (Figura 1.4.). Esto le ha valido un ahorro al sector educativo del estado de Morelos de $10,803,611,724.00, por concepto de desarrollo humano (INEE,2016:282-285).

En lo que respecta al nivel salarial el sector primario ofrece en mayor proporciones salariales bajas-medias, tanto a emigrantes como inmigrantes; para el sector secundario, de comercio y servicios las condiciones salariales son medias y para el sector servicios el mercado externo resulta más atractivo pues otorga al 29% de los emigrantes salarios medio-altos contra el 21% de los inmigrantes que recibe salarios medios en el mercado de trabajo morelense (INEGI, 2017).

La relación de la fuerza de trabajo entre el estado de Morelos y la región sur es favorable de manera muy notoria para esta primera (Figura 1.3.). Esta situación se repite si tomamos en cuenta a la población ocupada, en donde gran proporción de inmigrantes se centra en actividades de servicios (Figura 1.4.); así mismo el mercado de trabajo de la región sur no es capaz de absorber a su propia población, por lo que esta encuentra nichos dentro del estado de Morelos, al cual le viene un saldo favorable en términos de capital humano, pues este representa una inversión en educación de $11,516,082,582.00 (INEE, 2016:282-285).

Si tomamos en cuenta las remuneraciones, los inmigrantes reciben salarios medios contra los bajo-medio de los emigrantes, esto para el caso del sector secundario y comercio; situación inversa para el caso del sector terciario, en el que el 24% de los inmigrantes recibe salarios medios y el 26% de emigrantes salarios medio-altos (INEGI, 2017).

La región este, muestra que la relación entre inmigración y emigración de la fuerza de trabajo es favorable para el estado de Morelos, del cual las mujeres participan más que los hombres (Figura 1.3.). Por parte de la población ocupada esta muestra una mayor participación en el mercado de trabajo morelense de la población con educación básica y en sector servicios, otro punto a destacar es la población con posgrado y en sector servicios (Figura 1.4.). Esto significa que el Estado se a ahorrado una inversión en formación de su capital humano de $1,159,858,772.00

(INEE,2016:282-285). En lo que respecta a los ingresos mensuales, estos no difieren mucho entre inmigrantes y emigrantes, pues alrededor de una tercera parte de la población recibe salarios medios (INEGI,2017).

Por último, con respecto a la región de la península de Yucatán, existe una notable salida de la fuerza de trabajo de todos los grupos poblacionales, por lo que las causas serían variadas, desde la laboral, reunificación familiar y académica (Figura 1.3.). Esta situación se refleja en la población ocupada en todos los ramos sectoriales a excepción de la población con posgrados que encuentra mejores opciones en el mercado de trabajo secundario de Morelos. Esto se traduce en una perdida de capital humano de al menos $530,420,025.00 (INEE, 2016:282-285).

Los salarios tienden a ser mayores para los emigrantes del sector primario (21% salarios medio-alto) y de comercio (22% salarios medios); en cambio para los inmigrantes resulta más atractivo el sector secundario (38% salarios muy altos) y de servicios (25% altos) (INEGI, 2017).


Conclusiones.

La interacción del capital humano con referencia a la migración interna ofrece posibilidades en torno a la explicación de las asimetrías regionales, de las inversiones públicas y privadas y de la utilización de la tecnología en el proceso productivo, de modo que hace falta poner mayor atención en este sustento teórico para hacer frente a las desigualdades regionales, ocupacionales y educativas.

El mercado de trabajo de Morelos referente al sector primario, secundario y comercial presenta ciertas ventajas remunerativas más no atractivas para la población nativa, por lo que esta última estaría emigrando, pero estaría aceptando menores salarios pero quizá en puestos de trabajo más atractivos y/o con mayores oportunidades de crecimiento, que así mismo no estaría ofreciendo el mercado de trabajo local; caso contrario ocurre en el sector servicios, en donde los mercados de trabajo externos presentan mejores condiciones que las internas, puesto que los salarios para inmigrantes y emigrantes tienden a ser en su mayoría medios con un 22% y medios-altos con un 28% respectivamente.

Evidentemente un mayor volumen de flujo poblacional no significa mayores oportunidades de crecimiento económico, claro está, cuando este no presenta destrezas y/o habilidades prominentes, de modo que habría que explorar más a fondo los flujos poblacionales en términos de

cantidad versus calidad.

Referente al patrón migratorio, existen mayores emigraciones por parte de la fuerza de trabajo hacia regiones Noroeste, Norte y hacia la Península de Yucatán, pese a que la distancia es mayor, por lo que se podría tratar de movimiento de causa académica y/o laboral. Mientras que las demás regiones (sobre todo las periféricas) la inmigración supera a la emigración, por lo que el estado de Morelos presenta cierta atractividad hacia su mercado de trabajo, pero para gamas educativas básicas y muy ligeramente para licenciatura y posgrado, lo que nos llevaría a pensar en una posible dualización que propone Piore, en donde los mercados de trabajo cuentan con sector con altas remuneraciones y óptimas condiciones laborales contra un sector poco atractivo, con remuneraciones bajas y condiciones laborales que no garantizan su estabilidad y seguridad (Piore, 1983:193-222).

Quedaría pendiente verificar el efecto del capital humano sobre el desarrollo económico, así como mayor exactitud de las ciudades y/o municipios ganadores y perdedores en términos de recepción de capital humano, ahondar en las condiciones de los mercados de trabajo de los emigrantes e inmigrantes, así como hacer el ejercicio tomando en cuenta a la migración reciente.


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