Precariedad laboral entre jóvenes profesionistas en México Job insecurity among young professionals in Mexico

José Guadalupe Rivera González1


Resumen: En la ponencia se pondrá atención en las trayectorias laborales de jóvenes que han tenido acceso a la educación y cuentan con estudios universitarios. Sin embargo, esta condición de privilegio, muy poco ha servido para acceder a empleos de calidad para construir una trayectoria laboral de éxito y que genere beneficios económicos y estabilidad personal.


Abstract: In the presentation attention will be paid to the work trajectories of young people who have had access to education and have university studies. However, this condition of privilege, very little has served to access quality jobs to build a successful career and that generates economic benefits and personal stability.


Palabras clave: juventudes; precariedad laboral; desempleo.


Introducción

Los jóvenes son un grupo especialmente vulnerable en lo que se refiere al acceso al mundo laboral; muchos de los que logran acceder a un empleo lo hacen experimentando una alta rotación, los montos que perciben por sus salarios son inferiores en comparación con la población adulta. Lo anterior se ve agravado por el hecho de que la vida de los jóvenes transcurre en sociedades que se caracterizan por contar con una marcada desigualdad económica, y por lo tanto las condiciones estructurales no son las idóneas para lograr una inserción laboral exitosa.

Las preguntas que se buscan responder con el contenido y el análisis de la información que aquí se presenta son las siguientes:

¿A qué tipo de empleos acceden los jóvenes profesionistas en México?

¿En qué condiciones lo hacen?

¿Estos empleos brindan mejores ingresos en comparación con las generaciones de


1 Doctor en Ciencias Antropológicas, profesor-investigador de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.


profesionistas de décadas atrás?

¿Los jóvenes crean ellos mismos sus espacios laborales o dependen de las ofertas que les brinda el mercado de trabajo?

¿Qué habilidades-competencias son las que busca el mercado de trabajo para los jóvenes recién egresados de las aulas universitarias?

¿Cuáles son las oportunidades que encuentra el joven profesionista al egresar de su lugar de estudio?


El valor de contar con un empleo estable

Diversas investigaciones realizadas durante las últimas tres décadas en México como en otros países del continente americano, documentaron el valor del trabajo como un elemento clave que contribuyó a la consolidación de las rutinas diarias o roles que serían desempeñados por cada uno de los miembros de la familia. De esta manera, fue que se documentó el papel de los hombres y mujeres como proveedores de recursos económicos. También se pudo constatar que contar con un empleo brindo a quien lo tuviera la seguridad de contar con un ingreso/ salario seguro y permanente durante amplios periodos de tiempo. Además, millones de trabajadores contaron con el respaldo sindical, lo cual les brindaba las posibilidades de contar con una representación encargada de defender sus intereses como trabajador. Trabajar también otorgaba un sentido de bienestar, lo cual se traducía en gozar de una buena salud emocional. Además, les otorgaba un sentido del deber y de la responsabilidad. De igual manera el trabajo posibilitó que se pudiera contar con una amplia red de convivencia y de apoyos dentro y fuera del espacio laboral. Es decir, el trabajo generaba un ingreso económico y ese ingreso permitía o se traducía en que se tuviera acceso a una amplia red social y que se estuviera en posibilidades de acceder a un patrimonio familiar en forma de casa, autos, joyas, viajes y otros beneficios personales, pero sobre todo, beneficios materiales (Estrada, 1996; García Díaz, 1981; Nieto 1988; Novelo y Urteaga 1980; García y De Oliveira, 1994; , Oliveira y Salles, 1989; Bazán ,1996; Gutmann, 1993, 1999; Safa, 1999; González de la Rocha, 1986, 1999; Rivera González, 2004).

Sin embargo, las condiciones económicas del mundo, del continente y de nuestro país sufrieron cambios notables en la década de los noventas y esos cambios sin dudas vinieron a repercutir en el mercado de trabajo y en las condiciones de acceder a un empleo entre las nuevas


generaciones. Esta situación evidentemente ha venido a repercutir de forma negativa en las condiciones bajo las cuales las familias llevan a cabo su reproducción social. Como resultado del estancamiento en la actividad económica, durante los últimos años se ha observado un incremento notable del individualismo, un importante deterioro de las relaciones de solidaridad familiar y, en algunos casos, la exclusión social; además de haberse dado una redefinición en las relaciones laborales, para hombres, mujeres, jóvenes y adultos mayores, quienes han visto incrementado las jornadas laborales en condiciones totalmente adversas, mientras que en otros casos se ha enfrentado la carencia de un trabajo remunerado durante periodos considerables de tiempo (Aguilar, Gutiérrez, 2017).


La incertidumbre laboral para las juventudes en el mundo

En la primera década del siglo XXI 2007 la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL) en conjunto con la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ) publicaron un texto al que titularon: La juventud en Iberoamérica: Tendencias y urgencias (CEPAL, OIJ, 2007). Este fue un texto clave para entender muchas de las incertidumbres que enfrentaban en ese momento y que seguirían enfrentando en el futuro los jóvenes de América Latina diferentes ámbitos de su vida cotidiana; uno de estos ámbitos era el mundo laboral. Al respecto al documento citado destaco que los jóvenes tienen más acceso a la educación, pero contradictoriamente estos mismos jóvenes tienen menos acceso a un empleo. Es decir, estos sectores de la población tienen en la actualidad una mayor escolaridad en comparación con las anteriores generaciones, pero a la vez enfrentan y padecen altos porcentajes de desempleo. Estas nuevas generaciones han adquirido mayores conocimientos, pero a la vez se encuentran cada vez más excluidos del mundo laboral y de fuentes de trabajo que sean capaz de generarles ingresos económicos capaces de mejorar sus condiciones de vida. A diferencia de las anteriores generaciones, hoy contar con una mayor educación no se traduce en mayor estabilidad laboral. Además, cuando se accede a un nuevo empleo, la mayoría de las veces, se hace en condiciones de precariedad en las condiciones en las que los jóvenes desempeñan sus actividades.

Sin duda, este escenario de marcadas tensiones en el mundo laboral de la población joven son los resultados que han dejado en el mercado de trabajo las transformaciones económicas que se experimentaron en la mayoría de los países de América, ajustes del sistema capitalista que han


venido a plantear nuevos retos al mercado laboral. Al respecto es relevante destacar que hemos visto como el mercado de trabajo ha venido ha modificado las reglas del juego y muchas empresas y asociaciones buscan ahora que sus integrantes cuenten ahora con perfiles más completos-complejos, entre los más comunes aparecen los siguientes: Nuevos conocimientos técnicos y profesionales, sociales y metodológicas; sobre todo capacidades de comunicación, trabajo en equipo y solución de problemas.

Sin embargo, hay planteamientos que señalan que existen otros factores, que no son de índole económico y que pueden incidir en la construcción exitosa o no de las trayectorias laborales entre la población joven. Estos factores son los siguientes:

El trasfondo familiar determina en gran medida las perspectivas laborales de los jóvenes, pues influye en las oportunidades de acumular capital humano (acceso a educación y capa- citación de buena calidad), capital social (relaciones sociales basadas en la confianza, la cooperación y la reciprocidad) y capital cultural (manejo de los códigos establecidos por la cultura dominante). Por lo tanto, la situación, los problemas y las perspectivas de los jóvenes y sus, por lo tanto, son heterogéneas. Además como complemento de los anteriores factores, hay que agregar el el papel que están jugando-desempeñando los espacios de formación, es decir las escuelas, es común encontrar experiencias de desconexión de lo que el estudiante enfrenta en las aulas y el mundo real que le espera al salir a buscar trabajo. Lo cual genera incertidumbres al no tener lo que los empleadores esperan de él. Además, es cierto que muchos jóvenes desconocen las condiciones que imperan en el mercado de trabajo, y a su vez los empresarios o los adultos desconocen muchas de las problemáticas que enfrentan los jóvenes. Por lo tanto, acceder o construir una historia laboral de éxito para los jóvenes, demanda entre otras cosas, capital humano (educación y capacitación de buena calidad), capital social (relaciones sociales basadas en la confianza, la cooperación y la reciprocidad) y capital cultural (manejo de los códigos establecidos por la cultura dominante (Weller, 2007).

En años más recientes, la Oficina Internacional del Trabajo (OIT, 2015) informó que el número de desempleados jóvenes en el mundo en el año de 2014 se redujo en comparación con la cifra que se había reportado cinco años atrás. Es decir, el número pasó de 76.6 millones a 73.3 millones. Lo anterior significa que “no es fácil ser joven en el mercado de trabajo actual”. La frase anterior hace alusión a la persistencia de la crisis del empleo para la población joven en


diferentes regiones del mundo. Por ejemplo, en países de Europa Central, Latinoamérica, el Caribe y África Subsahariana, las tasas de desempleo juvenil han demostrado una tendencia decreciente tanto en el medio como en el corto plazo, pero también es un hecho que más gente joven trabaja en forma parcial o temporal en combinación con la educación. Los datos presentados para el 2015 mostraron que 2 de cada 5 jóvenes económicamente activos (42.6%) seguían desempleados y los que trabajaban no lograban superar las condiciones de pobreza. No obstante, la disminución de la tasa de desempleo para la población joven en el mundo, es un hecho que en demasiados países la población joven sigue sufriendo las consecuencias de la crisis económica y de las reformas políticas instauradas para hacerle frente. En estos países, para un joven sin experiencia laboral el encontrar trabajo, y más aún trabajo a tiempo completo, es una lucha ardua y larga. Amplios porcentajes de la población joven se involucra en actividades laborales de tipo temporal (menos de 30 horas a la semana). El trabajo a tiempo parcial en los países de bajos ingresos puede interpretarse principalmente a través de la irregularidad del horario laboral de los trabajadores jóvenes más vulnerables (trabajadores por cuenta propia y trabajadores familiares auxiliares), así como de los trabajadores ocasionales remunerados.

En términos laborales, los datos de la OIT demuestran que Los jóvenes con trabajo tenían

1.5 veces más probabilidades encontrarse en situación de pobreza extrema que los adultos y 1.2 más posibilidades de encontrarse en situación de pobreza moderada. Los adultos tenían más posibilidades de encontrarse en los grupos de clase media en desarrollo y de nivel superior. Los jóvenes enfrentan una situación de marcada vulnerabilidad en lo que se refiere a las condiciones laborales: trabajadores irregulares, ya sea como trabajadores por cuenta propia, trabajadores familiares auxiliares, trabajadores ocasionales remunerados o trabajadores temporales (no ocasionales). Mayores niveles educativos o mejor dicho, mayores jóvenes con estudios no toda la gente joven se beneficia de ello y que millones de jóvenes en países de bajos ingresos siguen abandonando la escuela prematuramente para trabajar desde una edad temprana. No hay duda en que millones de jóvenes alrededor del mundo han tenido acceso a empleos, sin embargo, es un hecho que para una gran parte de esos jóvenes, los empleos a los que han tenido acceso son empleos mal remunerados que no les brindan la posibilidad para poder transitar a un bienestar económico entre la población joven. Los países que no aseguren a sus jóvenes empleos estables y bien remunerados, son países que no tendrán un crecimiento, ya que los empleos que son


generados no aseguran el desarrollo de los jóvenes y de los países en general.


La situación de los jóvenes y el desempleo en México

En México se cuentan con datos que provienen de diferentes fuentes, en este caso tomaremos como referencia los que arrojó el ejercicio de la Encuesta Nacional de la Juventud 2010. En relación a la situación educativo-ocupacional los datos que arrojó la encuesta fueron los siguientes:

En el grupo de edad de 12 a 29 años, se registró un total de 36,195,662 personas, de las cuales estudiaban y trabajan un total de 3,962,549 (10.9%), solamente estudian 14,048,808 (38.8%), solo trabajan 10,365,125 (28.6 %), no estudian y no trabajan 7,819,180. Lo anterior se traduce en las siguientes cifras: porcentaje de población joven que no estudia y no trabaja 21.6%, mientras que el porcentaje de la población que estudia y/o trabaja es el restante 78.4 %. También la encuesta, detectó que la asistencia a la escuela disminuye con la edad, y esto se hace mucho más evidente a partir de los 15 años de edad. Una vez que los jóvenes ingresan a la educación y que logran mantenerse dentro de un salón de clases, ellos mismos comienzan a tener valoraciones distintas sobre el valor que tendrá la educación en sus futuros proyectos de vida, así la encuesta proporciona los siguientes datos:

Al preguntarles sobre cuál es el valor de lo aprendido en la escuela, los jóvenes señalaron que sirve mucho para obtener un empleo (educación superior 80.5 %), sirve mucho para ganar dinero (educación superior 75.6%), sirve mucho para poner un negocio (educación superior 69.4%), sirve mucho para resolver problemas (educación superior 71.8%). ¿Con que tipo de actividades complementan los jóvenes su proceso de enseñanza-aprendizaje que llevan a cabo en las aulas de la escuela? Los resultados de la encuesta, mostraron que, son principalmente actividades de aprendizaje de un segundo idioma y la capacitación en el manejo de software. Este es un comportamiento que se incrementa a medida que el estudiante avanza en sus estudios, ya que la encuesta demostró lo siguiente: en la educación básica, sólo un 15% de los estudiantes desarrolló alguna actividad extra como las arriba señaladas, en la etapa de la educación media superior el porcentaje se incrementó para alcanzar un 25.2% y, por último, en la etapa de los estudios a nivel superior el 44.2% de los jóvenes encuestados afirmó haber tomado algún curso complementario para la mejora de sus conocimientos.


Acerca de aquellos jóvenes que no estudian ni trabajan, la encuesta mostró el siguiente un panorama. En primera instancia se destacó lo siguiente: En números la situación de los jóvenes que no estudian y no trabajan eran 7,819,180. De estos al agruparlos por género, se observó que las mujeres eran la mayoría, ya que ellas eran 5,919,000 lo que representó el 75.7 %. Mientras que los hombres fueron 1, 900,000, que representó el 24.3% de este sector de la población. Es evidente que esta situación coloca en una situación de enorme desventaja a las mujeres. Limitar sus oportunidades preponderantemente por decisiones en el curso de vida (se embarazaron o se casaron tempranamente).


La situación de los jóvenes profesionistas en el México del siglo XXI


Una persona con bachillerato gana en promedio $5,300 pesos al mes, mientras que un profesionista percibe $9,653 pesos (El Universal, 02/08/2015).


¿Cuál es la situación de los jóvenes que en México logran concluir una carrera y buscan ingresar al mercado de trabajo? En fechas recientes, fueron publicados los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2014 (ENOE, 2014). Algunos de los resultados que arrojó la encuesta en referencia a la situación laboral de la población joven y profesionistas fueron los siguientes: La encuesta señaló que 41% de los profesionistas menores de 30 años se encuentran desempleados o se encuentran laborando en la informalidad.

En el imaginario social se piensa que estos jóvenes recién egresados de las aulas universitarias, estarían registrando altos salarios, sin embargo, la realidad es muy diferente, ya que los niveles de ingreso están dados por la experiencia, las habilidades, las competencias y la productividad y un salario elevado no está aseguradas sólo por la portación de un título universitario. 35% de los recién graduados gana incluso menos de 4, 308 pesos, que es la paga promedio de los jóvenes que sólo cuentan con estudios a nivel medio superior. Es un hecho que los jóvenes profesionistas enfrentan limitaciones para acceder a un empleo.

En México trabajan o buscan ocuparse 3 millones 161 mil profesionistas que son menores de 30 años, de los cuales 290,000 están desempleados y 1 millón 88 mil laboran en la informalidad. Lo cual representa que un 9% no tiene actividad y el 35% laboran en negocios no


establecidos o por su cuenta. Sólo el 56% logra colocarse en una empresa formal en el sector público o privado. Los mismos datos de la ENOEA destacan que la tasa de desempleo entre los jóvenes profesionistas (9.2%) es más alta en comparación con aquellos jóvenes que trabajan y que sólo cuentan con estudios a nivel medio superior. Aunque contar con un estudios a nivel superior tiene sus ventajas, ya que como se comentó con anterioridad, del total de jóvenes que tienen un empleo 56% lo hace en de manera formal, mientras que aquellos que sólo cuentan con estudios a nivel preparatoria, el porcentaje que lo hace de manera formal es apenas de un 41%.


La generación de los 5 mil pesos al mes: Experiencias laborales de jóvenes profesionistas en el México contemporáneo

A continuación, presentaré una serie de testimonios de jóvenes profesionistas, en ellos conoceremos sus experiencias relacionadas con la búsqueda de trabajo. Estas experiencias son muy reveladoras, ya que nos presentan la realidad y lo complejo que significa para los jóvenes profesionistas acceder a un trabajo en los tiempos actuales1. La información que documenta esta parte de la investigación provienede notas periodísticas (Disponibles:http://archivo.eluniversal.com.mx/primera/38751.html;http://www.zocalo.com.mx/s eccion/articulo/la-generacion-que-solo-vive-con-5-mil-al-mes-y-no-tiene-metas-a-futuro-1453).


Presentación de casos

Laura, de 23 años y licenciada en Ciencias de la Comunicación, logró colocarse como practicante en una agencia de publicidad transnacional. Su contrato tiene prestaciones de ley y sólo es por tres meses, los tres meses siguientes deberá ganarse un lugar. Compite con otros cuatro jóvenes. Su sueldo es de $3,000 pesos mensuales, pero no tiene nada garantizado, los próximos seis meses tendrá que demostrar que de verdad tiene ganas de hacer publicidad y tal vez logre seguir en prácticas por más tiempo, con todo y eso es afortunada. Ella se graduó con 250 jóvenes más, 90 de ellos buscaban un lugar en alguna agencia de publicidad donde los espacios son contados. Hasta hoy ni un 10% de ellos ha podido colocarse. Comenta lo siguiente:


"Sólo buscamos que nos den la oportunidad de entrar como trainee en alguna agencia, pero hasta eso es difícil, muchos se desesperan y terminan trabajando de lo que sea antes


de seguir aguantando que los tachen de ninis".


Ana estudió Relaciones Comerciales, en el Politécnico, hace seis meses buscaba trabajo en el área de mercadotecnia, investigación de mercados y relaciones públicas. Había mandado su curriculum por internet a empresas cerveceras y farmacéuticas, los requisitos eran hablar inglés y contar con seguro médico, lo que la hacía suponer que el empleo era sin prestaciones de ley, además de un año de experiencia que Ana no tenía. En la espera entró a realizar prácticas en el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), con las campañas electorales la carga de trabajo subió y a dos meses de hacer prácticas la contrataron a pesar de que iba por nueve meses de prácticas. Reconoce que fue gracias a la época electoral que logró colocarse. Aunque el trabajo poco se relaciona con sus estudios. Trabaja nueve horas diarias por $4,000 al mes. La paga es mensual y el contrato no existe. Trabaja sin prestaciones de ley como el 56.7% de los jóvenes mexicanos. Los del laboratorio siempre sí le llamaron, pero le exigían 100% inglés y no cumplió con ese requisito. Tiene la esperanza de quedarse a trabajar después de las elecciones y duplicar el sueldo. Sigue y seguirá viviendo con su mamá porque, aunque consiguiera el puesto de 8 mil pesos al mes no podría mantenerse sola.


"Por lo menos con este trabajo mi mamá está tranquila me ve ocupada y contenta, dejé de ser nini y eso ya no le angustia tanto. Mis compañeros de escuela aún buscan empleo, otros lo perdieron en estos seis meses, a algunos los despidieron y otros prefirieron irse porque los horarios de trabajo son tortuosos y los salarios bajísimos".


Manuel es un joven que se graduó hace un año y medio. Es egresado de Ciencias de la Comunicación de la Universidad del Valle de México; tuvo empleo como becario y en monitoreo de medios, el sueldo nunca superó los cuatro mil pesos. Cuando salió de la escuela quería ser productor, el tiempo y las condiciones laborales lo han alejado de ese sueño. Él simplemente quería un trabajo, tenía la esperanza de ganar entre $8,000 y $12,000 pesos, había enviado solicitudes de empleo a una editorial, finalmente lo llamaron y se quedó. El sueldo no es de

$8,000 ni mucho menos de $12,000. Le pagan $6,000 pesos, menos impuestos, para ganar los

$8,000 debe concursar para una plaza fija, mientras sus contratos son por tres meses y sin bonos


extras. Trabaja ocho horas diarias de lunes a sábado, recorre toda la ciudad y el estado de México en un automóvil de la empresa para visitar hospitales y enseñar las recientes publicaciones médicas, venda o no su sueldo es el mismo. Podría pasar un año para que la editorial lo deje gozar de ciertas prestaciones como llevarse el automóvil a casa, vales de despensa y bonos de productividad y puntualidad. Con todo eso el sueldo subiría sólo entre $1,000 y $2,000 pesos. Éste es el sueldo más alto que ganado Manuel después de graduarse. "No me importa porque como sea estoy haciendo curriculum y ganando experiencia, es mejor que estar en mi casa y que mi papá piense que no hago nada, ahora me ven por lo menos con más respeto".

Javier Bautista estudió una carrera universitaria gracias a una beca del gobierno. Tiene cuatro años que se convirtió en profesionista y apenas gana un sueldo de cuatro $4,500 pesos mensuales. Vive sólo en una colonia en la periferia de la ciudad, pasa cuatro horas del día en el transporte público para poder trasladarse de casa al trabajo y del trabajo a casa.

Javier trabaja ofreciendo empleos en una instancia gubernamental del Distrito Federal. Como ya se mencionó, su sueldo es de $4,500 pesos al mes, por eso también está al pendiente de las ofertas con la ilusión de cambiarse para ganar más dinero. Sueña con un sueldo de $30,000 pesos en la Secretaría de Relaciones Exteriores o en otra dependencia. Estudió relaciones internacionales en Universidad Privada, gracias a una beca que recibió de la Asamblea legislativa del Distrito Federal. Hoy es promotor del programa mi primer empleo del Instituto de la Juventud. Comentó que:


"Tenemos convenios con 200 empresas e instancias gubernamentales, muchos empleos son de medio tiempo para estudiantes, la gran mayoría, con sueldos que rondan los 4 mil pesos y donde piden como mínimo estudios de preparatoria. También hay uno que otro de licenciatura, la paga más alto es de $11,000 pesos, yo no he encontrado hasta el momento algo mejor este donde estoy”.


En su empleo ha recibido 9 mil solicitudes de empleo, pero algo sucede con esta generación porque de esos 9,000, sólo se han concretado un total de 46 plazas. Al respecto comenta que: "Cuando les llamamos para darles una entrevista los chavos no van, se desencantan con el tipo de empleo, el sueldo y los horarios, ahora los jóvenes no están dispuestos a estar en


una oficina ocho horas o más, ellos necesitan movilidad, se aburren rápido”.

Con los $4,500 pesos que gana vive y se mantiene sólo, tiene 27 años y desde los 25 se salió de casa de sus papás, primero con la idea de comprar su propia vivienda, de trabajar para un patrimonio, pero en la primer visita a un banco se desilusionó, necesitaba el 20% de enganche y una mensualidad de $6,000 pesos para el departamento que él quería. Sobre sus expectativas comenta lo siguiente: "Iba a ganar $4,500, así que no fui candidato para ser propietario, lo que me quedó fue rentar en una colonia popular hasta el Ajusco por 2 mil pesos, gastar $400 pesos en pasajes, $100 en mi celular y el resto del dinero lo ocuparlo para comida".

Cuenta que es difícil pero no imposible y que en diez años se ve trabajando por fin en una institución pública, con su salario de 30 mil pesos o su equivalente, una casa, un automóvil y viajando.

Jesly tiene 22 años y quiere casarse, pero ve lejano el día que se cumplirá su sueño, es estudiante del último año de la carrera de cirujano dental, sus papás gastan en ella unos $40,000 pesos por semestre en material, al recibirse, apenas podría aspirar a un sueldo de $10,000 pesos al mes, y eso, bien pagado, así que ha decidido auto emplearse sino: "me iba a salir más caro pagar mi carrera que lo que me pueden pagar en un hospital". Vive con su mamá, gana como becaria

$1,600 pesos, que ofrece a su mamá para pagar la renta del departamento donde habitan. En diez años tendrá 32 y dice que si de algo está segura es de que no quiere ser mamá después de los 30 años, porque quiere tener energía para jugar con sus hijos. Además comenta que:


"Desde que decidí que carrera iba a estudiar pensé en una en la que me pudiera emplear sola, en la que pudiera ser mi propio jefe, buscarme mi propio camino, mi propia jubilación, mi sueño es construir mi casa con un consultorio ahí mismo y trabajar conforme a mis tiempos, pero lo veo muy lejano, un proyecto a largo plazo porque primero tengo que trabajar mucho para juntar para mi negocio".


Alejandro tiene 22 años, recién se graduó de la carrera de periodismo junto con otros 30 compañeros de la escuela Carlos Septien, sólo cinco lograron colocarse en un medio de comunicación con unos sueldos que no rebasan los $5,000 pesos mensuales, el resto como él, se autoemplearon en las redes sociales. Generar dinero de las redes sociales es una de las estrategias


de esta nueva generación. Alejandro ve en ese ramo un nicho de oportunidad para emplearse, aunque su sueño es llevarle la comunicación social a un político y conseguir ganancias suficientes de ahí, para nada piensa en entra a trabajar a un medio de comunicación y ganar

$5,000 pesos por ese trabajo, como le cuentan sus amigos. Además, comento que: "La mayoría hicimos nuestros propios medios de comunicación en la red, blogs de cultura, de deportes, algunos muy exitosos, incluso generan dinero, las cuentas numerosas de Twitter con más de 20 mil seguidores, por ejemplo, pueden cobrar $7,000 pesos al mes”.

Carol tiene 24 años y dos de haber salido de su fiesta de graduación con muchos proyectos, que poco a poco se han ido esfumando. Dice: "He mandado muchos curriculum y nadie me habla". Estudió economía, pero ya busca trabajo de lo que sea, sin encontrar, quiere casarse en algún momento, pero su novio tampoco encuentra empleo. En diez años, que los ve muy lejanos, piensa que probablemente estar casada, vivir en casa propia y con un trabajo estable, aunque por el momento el camino se vea: “Tormentoso y con neblina”.

Paola es ambiciosa, sabe que la situación laboral de los jóvenes no está fácil, pero le apuesta a la preparación, a la pregunta de cómo se ve en diez años, contesta rápido y sin titubeos. Al respecto ella dice lo siguiente: "me veo viajando, disfrutando mi carrera, con mi casa propia, con un doctorado y un despacho de abogados propio”. Cuenta que lo único que ve posible para salir adelante es prepararse más que los demás y hacer la diferencia. Hablar más de dos idiomas, tener licenciatura, maestría y doctorado.


Consideraciones finales

Durante mucho tiempo la idea de la precariedad laboral para la población joven estuvo asociada a la ausencia o una insuficiente preparación escolar, lo cual se traducía en una experiencias de escasez de oportunidades para acceder a un empleo que ofreciera prestaciones y salarios dignos. Sin embargo, la precariedad laboral ya no sólo es una situación que experimenten los jóvenes que carecen de una preparación profesional, los casos que aquí han sido presentados nos ayudan a entender que la precariedad laboral ahora está presente para otros sectores de la población joven, en particular para aquella que logrado alcanzar una educación a nivel superior.

Las experiencias presentadas en este trabajo, nos demuestra que contar con un alto nivel educativo no ha sido un factor para que los jóvenes accedan a escenarios laborales con las


prestaciones de la ley, más bien lo común ha sido ver cómo los jóvenes profesionistas se involucran en proyectos laborales en donde no cuentan con contratos y en trabajos en donde cobran salarios muy por debajo de sus expectativas y de lo que se esperaría ganar con su amplia formación profesional. Lo anterior hace que la mayoría de los nuevos profesionistas estén viviendo al día, lo que se presenta como un escenario bastante desalentador, ya que la vida laboral está desprovista de estrategias de ahorro.

Bajo estas circunstancias, son escasas posibilidades de los jóvenes de contar con una pensión de retiro, aguinaldo, seguros de gastos médicos para ellos como para sus familias, créditos para adquirir una vivienda. Por lo tanto, los testimonios que aquí se han presentado deben de entenderse como parte de un proceso de mayor envergadura, en donde es evidente que para un amplio sector de la población juvenil las trayectorias laborales ya no son lineales. Además, se desarrollan actividades paralelas: estudiantes trabajando, trabajadores estudiando, desempleados que están muy activos, jóvenes independientes viviendo en casa de los padres, jóvenes dependientes viviendo fuera de casa de sus padres. Las trayectorias laborales tradicionales en las que se reconocían ciertos colectivos (sindicatos y otras formas de defensa de los derechos laborales) han perdido su carácter representativo a favor de trayectorias cada vez más individualizadas (Santamaria, López s/f).

En las actuales condiciones de empleo, a un currículo extenso, una formación específica y actualizada, y a una disposición certera para el empleo hay que añadir más elementos continuamente. Sobre todo, se trata de añadir capacidades, habilidades, actitudes y competencias que se adecuen al desempeño de las nuevas tareas y a las nuevas formas de organización del mercado laboral. No obstante, que los jóvenes se capacitan y se preparan hoy mucho más en comparación con las generaciones anteriores, las experiencias de muchos jóvenes se caracterizan por estar transitando los márgenes del empleo. Además, hay que ser enfático en señalar que la protección a los jóvenes ante lo precario de su situación laboral proviene, como en otros muchos casos, de las redes familiares de los propios jóvenes y las redes sociales que ellos mismos construyen. En efecto, la protección no la proveen agencias del Estado ni tampoco las administraciones locales, cuyas políticas desatienden injustamente a aquellos jóvenes que se encuentra entre el empleo, el subempleo o la carencia de uno.

Queda claro que estamos siendo testigos del surgimiento de nuevas formas de empleo y


muchas de ellas muy relacionadas a las nuevas tecnologías de la información. Además de que se hace evidente de que el mercado de trabajo requiere de personas que cuenten con las siguientes competencias-habilidades: capacidad de rápida adaptación, flexible, buena comunicación, contar con capacidad de diálogo, capacidad de negociación, pensamiento asertivo y una facilidad para plantear y resolver problemas. Además, estas competencias deben ser polivalentes y siempre actualizadas, como si de conocimientos técnicos se trataran. En consecuencia, los jóvenes deben de hacerse empleables así mismos. Además, al deseo de trabajar, los jóvenes tendrán que sumarle a la motivación para buscar empleo, la capacidad de saber buscarlo, la disposición para adquirir la información necesaria, la capacidad de esfuerzo para mejorar las competencias como trabajador y, además, tener una actitud positiva, ánimo, autodisciplina, afán de superación, confianza en uno mismo, entre otras cuestiones. Finalmente, es un hecho que los empleos de larga duración y con un sistema de protección de los derechos laborales son cada vez menos y sólo pequeñas minorías tienden y tendrán acceso a ellos. Es decir, aquellas experiencias de un trabajo para toda la vida son experiencias que cada vez es menos probable que se presenten para los jóvenes y tampoco creo que sea eso lo que ellos buscan, ya que oportunidades de empleo con estas características son ahora más difíciles de encontrar.


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Sitios de internet consultados: http://archivo.eluniversal.com.mx/primera/38751.html.

http://www.zocalo.com.mx/seccion/articulo/la-generacion-que-solo-vive-con-5-mil-al-mes-y-no- tiene-metas-a-futuro-1453

https://ceasmexico.files.wordpress.com/2015/10/proyecto-ciepa-2015-10-01.pdf Notas

1 Hace algunos años, el gremio de antropólogos mexicanos organizados en el Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales (CEAS), documentó la enorme disparidad que hay en los salarios que perciben los profesionistas ya egresados y titulados y que han logrado acceder a laborar con una plaza de tiempo completo en una universidad o en un centro de investigación en donde se obtienen salarios por encima de los $25,000 mensuales, más lo que se obtiene por ser miembro del Sistema Nacional de Investigadores y otros estímulos adicionales, como son becas al desempeño o apoyos del Programa Para el Desarrollo Profesional Docente de la Secretaría de Educación Pública (PRODEP/SEP), aparte de otros beneficios adicionales. Es decir, un académico con un puesto dentro de la universidad puede estar percibiendo un salario bruto cercano a los $ 50,000 pesos mensuales, lo cual representa una fortuna si lo comparamos con los con los salarios que reciben los estudiantes recién egresados de las licenciaturas o incluso egresado de algún posgrado y que no logran encontrar acomodo en espacios de la docencia y la investigación, que son espacios privilegiados y se acomodan en trabajos temporales y con sueldos precarios. Es decir, se han generado importantes brechas entre los niveles de ingreso en un gremio profesional, que ha experimentado una notable apertura de nuevos espacios de formación, pero con poca oferta laboral estable y bien remunerada para todos los nuevos egresados (CEAS, 2016, disponible en: https://ceasmexico.files.wordpress.com/2015/10/proyecto-ciepa-2015-10-01.pdf).