Segregación residencial en Ciudad Juárez, 2010 Residential Segregation at Juarez City, 2010

Víctor Daniel Jurado Flores1


Resumen: La presente ponencia aborda el tema de la segregación residencial en Ciudad Juárez. Los estudios sobre segregación analizan la separación espacial de los grupos sociales en las ciudades. A través de un análisis de componentes principales, se creó un índice de segregación, el cual fue georreferenciado. Los resultados indican un arreglo espacial de centro-periferia, donde las ventajas urbanas se concentran en la zona noreste de la ciudad, mientras los grupos con desventajas ocupan la periferia.


Abstract: This paper addresses the issue of residential segregation in Ciudad Juárez. Studies on segregation analyze the spatial separation of social groups in cities. Through an analysis of main components, a segregation index was created, which was georeferenced. The results indicate a spatial arrangement of center-periphery, where the urban advantages are concentrated in the northeastern part of the city, while disadvantaged groups occupy the periphery


Palabras clave: Segregación residencial; fragmentación urbana


Introducción

La dinámica de crecimiento de las ciudades millonarias ha motivado una creciente investigación sobre sus características urbanas. A partir de la década de los ochenta, el patrón de concentración macrocefálico parece romperse, y con ello se presenta un patrón de concentración polinuclear, el cual da lugar a un conjunto de ciudades con más de un millón de habitantes, donde el crecimiento urbano es acelerado y expansivo, con ello vienen el interés de saber qué pasa con estas ciudades:

¿se reproducen los patrones de falta de planeación? ¿Cómo afecta la dinámica económica nacional e internacional? Son algunas de las preguntas que saltan a la vista.

Este capítulo se centra en el estudio de la segregación residencial en Ciudad Juárez, Chihuahua, tema que ha estado presente en los estudios sobre la ciudad latinoamericana de una u


1 Victor Daniel Jurado Flores, Candidato a Doctor por el Colegio de la Frontera Norte, Desarrollo Regional y Urbano, correo: vjuradodcs@colef.mx

otra manera, aunque sólo recientemente se le ha tomado como un campo en sí mismo (Pérez, 2010). Los marcos analíticos y metodologías han sido de lo más diverso. Desde los trabajos de socioantropología hasta los de economía espacial intentan descubrir la estructura interna de las ciudades latinoamericanas. En el caso mexicano, los esfuerzos se han centrado en las ciudades del centro y norte del país (Ariza y Solís, 2009; Pérez 2010, Fuentes y Cervera, 2006, Alegría, 2009). Donde los resultados plantean que las ciudades millonarias emergentes reproducen los patrones de las mayores (Ciudad de México, Puebla, Guadalajara, Monterrey); es decir, patrones de alta diferenciación socioespacial.

La estructura social y espacial de Ciudad Juárez es la acumulación de más de tres siglos de historia, primero como Villa Paso del Norte que implicaba una región extensa que servía de enlace entre el centro del país con las ciudades que actualmente conforman los estados norteamericanos de Texas, Arizona y Nuevo México. Posteriormente, la Guerra México-Estados Unidos (1846- 1848) cambió la frontera política delimitando la extensión actual de la ciudad. Sin embargo, una tendencia parece ser recurrente: la diferenciación socioespacial, primero entre indígenas y españoles y, en años más recientes, entre grupos social caracterizados por distintos niveles educativos y de consolidación urbana. Los estudios sobre la estructura socioespacial se han centrado en metodologías de corte antropológico y poco se ha explorado en términos de geografía. En este sentido, este capítulo pretende aportar elementos para entender la estructura socioespacial de Ciudad Juárez en el año 2010. En la siguiente sección se hace un breve planteamiento teórico al respecto y, posteriormente se describen la metodología planteada y los resultados obtenidos. El capítulo termina con algunas consideraciones sobre lo analizado.


Segregación socioespacial. Un breve marco analítico

La segregación socioespacial es uno de los temas más desarrollados en el estudio de las ciudades. Aunque en su acepción más sociológica se refiere a las fuerzas socioeconómicas que propician la separación social de los sectores más pobres, en los estudios de geografía se hace referencia a la organización espacial de los diferentes grupos sociales en el espacio. La primera vertiente, al centrar su análisis en los más pobres y su localización en determinados espacios de la ciudad, ha perdido de vista lo que sucede con los grupos de medianos y altos ingresos. En ese sentido, esa propuesta sociológica pierde de vista a la ciudad como un todo. Por el otro lado, al poner atención

en la distribución de la poblacion, la geografía ha caído en una suerte de estadística espacial en donde el referente se encuentra en una distribución ideal. Así, el aparato critico se enfoca en pensar en “cómo deberían” distribuirse los grupos en el espacio urbano (Wong, 1999), en tanto que parte de la antropología concibe la segregación más bien como un problema de alejamiento social forzado de grupos.

A diferencia de los enfoques anteriores, otros estudios de corte antropológico y sociológico dedicados al tema ponen en el centro la distancia social junto con la física. Los barrios cerrados y la transformación social del espacio son los temas más relevantes (Sabatini y Brain, 2008; Janochska, 2002). Por último, la economía urbana –gracias a los estudios de los mercados de suelo y vivienda- ha puesto en la palestra los temas de precios del suelo y la influencia de las políticas en la distribución de población (Fuentes y Cervera, 2006).

Todo este interés ha colocado en un lugar importante a la segregación residencial en la investigación urbana. Sin embargo, es necesario considerar la persistencia de tres cuestiones: ¿En si qué es la segregación? ¿Cómo se mide? y ¿Cuáles son los factores que la propician? En cuanto al primer aspecto los estudios suelen confundir el concepto con el de exclusión. Sin embargo, mientras que éste se refiere a la negación del acceso a ciertos bienes y servicios (Borsdorf, 2003), el de segregación, tal y como se emplea en este capítulo, se asocia más a la idea de distribución socioespacial de diferentes grupos sociales en el espacio (Pérez, 2011). Si bien es cierto que comparten una raíz común referida a la desigual distribución de los beneficios creados en sociedades urbanas, el primero se enfoca a los grupos más desfavorecidos, mientras que el segundo busca analizar cuál es la distribución de todos los grupos sociales.

La construcción de un concepto de segregación residencial debe alejarse de cualquier intento de construcción teórica ingenua de una parte de la estadística espacial, la cual plantea que una distribución a priori de las ciudades. En esta visión, las ciudades tienen un referente analítico “normal, estático”; en otras palabras: el referente se encuentra en un deber ser estadístico, más o menos sencillo de calcular sin tomar en cuenta todas las relaciones sociales que se tejen detrás.

Sumando lo planteado hasta este momento, la segregación residencial sería un fenómeno que se refiere a la distribución de los grupos sociales en el espacio. Sin embargo, no se trata únicamente de la ubicación de estos grupos, sino también de la explicación de por qué sucede. Esto también presenta muchas aristas. En primer lugar, el mercado del suelo y la vivienda. La

organización de la ciudad es una constante “disputa” entre los diversos agentes que buscan ubicarse en los lugares donde maximicen su utilidad. A partir de este principio algunos agentes pueden acceder a mejores localizaciones (cercanas a los centros de mayor valor y con mejores dotaciones de infraestructura), mientras que otros deben localizarse en los lugares con menor valor (generalmente en las periferias) (Fuentes y Cervera, 2006).

En segundo lugar hay que considerar el papel del gobierno. Éste, a partir de múltiples acciones puede disminuir o reducir la segregación residencial. Los mecanismos de distribución del ingreso o las políticas de usos del suelo son dos de los medios por los cuales los gobiernos inciden en la distribución espacial de la poblacion. En el primer caso, la igualación social se busca a través de transferencias monetarias o de servicios sociales dirigidas a las zonas más pobres de la ciudad. En el segundo, la política de usos de suelo, de aprovechamiento de plusvalías o la dotación de infraestructura repercuten de manera directa en esa diferenciación al interior de las urbes. La forma en cómo se planteen las políticas propiciaran o no la disminución de las desigualdades socioespaciales.

Si bien es cierto que las implicaciones de la segregación residencial hablan de efectos negativos (perpetuación de la exclusión), existen algunos estudios que muestran que la concentración de la población, principalmente de inmigrantes, permite la pervivencia de culturas (Caldeira, 2000). En este sentido, habrá que hacer una distinción en aspectos positivos y negativos de la separación socioespacial de la poblacion y tenderemos que explicar a qué se refieren las implicaciones la segregación residencial.


Algunos estudios previos en América Latina

Desde hace algunos años, el tema de la segregación ha estado presente en los estudios sobre la ciudad. La creciente presencia de conjuntos habitacionales de las clases altas que se separan intencionalmente de la ciudad – y su imitación por parte de las clases medias-, la privatización de las calles en las colonias ya establecidas y la permanencia de las bolsas de pobreza en la periferia de las ciudades hacen que el tema de la segregación residencial tome nuevos bríos en años recientes (Caldeira, 2000; Sabatini y Brain, 2008).

En América Latina, la segregación residencial como tema de estudio ha logrado posicionarse como uno de los más importantes en las últimas dos décadas (Ruvalcaba y

Schteingart, 2000; Sabatini y Brain, 2008; Pérez, 2011; Aguilar y Mateos, 2011). Esto es el resultado de la necesidad de entender qué es lo que pasa con las urbes latinoamericanas en un contexto de transformaciones socioeconómicas, políticas y sociales. En cuanto al primer aspecto, la relación entre mercado de vivienda y mercado laboral se hace cada vez más compleja. El incremento del número de poblacion ocupada con condiciones de precariedad laboral, la pérdida de capacidad organizativa de los sindicatos y el papel creciente de las grandes constructoras hace que la relación entre mercado de vivienda y mercado laboral –heredado del periodo de sustitución de importaciones, basado en la provisión a una importante cantidad de asalariados (aunque siempre por debajo de las demandas reales)- se vea trastocada. Así, la provisión de vivienda pasa a ser un aspecto que se juega en el mercado, no en la política pública. Al liberalizarse los mercados de vivienda y de suelo, todo queda reducido a quién puede pagar por las mejores locaciones de la ciudad.

Esto lleva al segundo aspecto: la política. En este sentido, la política pública y, más en específico, la urbana, han pasado por un proceso de liberalización que hace que las empresas privadas ganen espacios en diversos ámbitos, entre ellos la provisión de vivienda y servicios públicos. Hay no pocos casos donde la provisión de ambos se encuentra claramente diferenciada entre entidades: por un lado, aquellas que se han consolidado con el paso del tiempo y, por el otro, aquellas que nacen consolidadas. Por último, un aspecto que resalta es la búsqueda de la diferenciación social a partir de la vivienda. Si se analizan aspectos como la “deseabilidad” de exclusividad de la vivienda, los análisis muestran que la poblacion demanda espacios que se distingan del medio. Entre los aspectos más importantes de esta búsqueda se encuentran: la “impermeabilidad” expresada en sistemas de acceso restringidos (casetas de vigilancia, bardas, mallas, sistemas de vigilancia) así como en la provisión de ciertas amenidades (piscina, espacios libres, entre otros) que hacen que surjan “islas” dentro de la misma ciudad, junto con prácticas sociales basadas en la exclusión (Borsdorf, 2003). Esto es lo que Caldeira denomina “enclaves fortificados” (Caldeira, 2000) y en donde la lógica de construcción de lo urbano se basa en la diferenciación de la socialización.

En México, la noción de segregación socioespacial ha estado ligada a dos vertientes principales. La primera, de corte socioantropológico, intenta conocer cómo se construye la diferenciación social en espacios muy pequeños. En este caso, la noción se basa en la no

convivencia de grupos sociales, aun cuando tengan una proximidad física, por ejemplo: los barrios cerrados versus el entorno (Saraví, 2010). Esta corriente puntualiza el papel que juegan los nuevos desarrollos urbanos basados en la “exclusividad” y la creciente pobreza que los rodea. La expresión más acabada de esta segregación es la proliferación de barrios cerrados (Duhau y Giglia, 2016), como refieren estos autores, quienes advierten que ésta conlleva la transformación del espacio urbano por lo menos en dos sentidos: la imagen urbana y la socialización. La forma que toma buena parte de las ciudades se relaciona con la expansión de vecindarios cerrados, ya sea en condominios en el centro o conjuntos habitacionales en la periferia. Como sucede en otros países (Borsdorf, 2003; Janochska, 2002, Buzai, 2014), aquí el espacio pareciera privatizarse y, con él, la socialización se transforma, pues la interacción entre distintos grupos sociales parece desvanecerse para dar paso a una serie de interacciones únicamente al interior.

De las vertientes geográfica y económica, la segregación socioespacial es el ordenamiento del territorio a partir de patrones espaciales claramente diferenciables. En contraste con los estudios en socioantropología, que basan su metodología en estudios de caso y con un carácter claramente cualitativo, la geografía ha buscado entender el fenómeno a partir de estadística espacial y con ello a una escala mayor: la ciudad. Por ejemplo, Ariza y Solís (2009) plantean que la segregación espacial ha crecido en los últimos tres años en tres urbes de México: la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, a consecuencia de la transformación económica por la que pasa cada una de ellas. Por su parte, Aguilar y Mateos (2011), con técnicas de geodemografía –particularmente k-medias- reconocen la existencia de seis grandes grupos de urbanizaciones (periferia urbano-rural marginal, empleados de oficina en unidades habitacionales, proletariado periférico, élites urbanas, zonas mezcladas y clase media educada). Por su parte, Duhau (2003) plantea el concepto de división social del espacio para reconocer la existencia de una funcionalidad específica de cada una de las áreas que conforman a la ciudad. Fuentes y Cervera (2006) plantean que el mercado de suelo es el gran diferenciador socioespacial en tanto que existe un importante porcentaje de población que no puede acceder a suelo urbano con los servicios urbanos mínimos (drenaje, agua potable).

Como se puede observar, el concepto de segregación residencial en el contexto latinoamericano está asociado a las condiciones de vida de la población. Si bien es cierto que tanto en países desarrollados (Norteamérica y Europa) como en desarrollo, la segregación está ligada a las condiciones de desigualdad, en los primeros, la relación más importante se establece con la

raza. Por su parte, América Latina, la pobreza medida no únicamente como el ingreso sino también como el acceso y disfrute de servicios urbanos mínimos establece los criterios para hablar de segregación. Así pues, mientras que en los países desarrollados la segregación socioespacial se establece como una relación entre pobreza y raza, en América Latina lo hace con el vínculo entre pobreza, acceso a servicios, infraestructura y bienes públicos (Pérez, 2011). Este capítulo sigue esta línea y plantea la segregación como la distribución de la población en áreas homogéneas al interior de la ciudad, las cuales se distinguen unas de otras a partir de las características de sus habitantes, así como del acceso y disfrute de infraestructura urbana básica.


Metodología

Para este capítulo se utilizaron los microdatos del Censo Nacional de Población y Vivienda 2010. Con estos datos se construyeron variables ad hoc a nivel de Área Geoestadística Básica (AGEBS). Las variables incluidas fueron:

  1. Porcentaje de población nacida en la entidad.

  2. Porcentaje de población residente en la entidad en 2005.

  3. Porcentaje de población de 18 años y más con educación posbásica.

  4. Porcentaje de viviendas con automóvil o camioneta.

  5. Porcentaje de población con derechohabiencia al IMSS.

  6. Porcentaje de viviendas con todos los servicios.

  7. Porcentaje de viviendas con piso diferente de tierra.

    Posteriormente se realizó un análisis de componentes principales. Esta técnica reduce las dimensiones de una cantidad mayor de variables para construir un índice, que resulta de una combinación lineal de las variables originales. Con ello se busca una máxima explicación con menos variables originales.

    Un tercer paso consistió en realizar un análisis espacial mediante dos índices: Moran (1) y Local Indicator of Spatial Association (2). El primero tiene como objetivo conocer si existe correlación entre entidades en el espacio; en otras palabras, autocorrelación. En el caso de (2), éste se utiliza para probar la hipótesis de contigüidad de valores. La expresión matemática de cada uno de ellos es:

    Im = Ii Ijwij(Xi-x-j)

    Ii Ijwij( )

    (1)

    Is = Xj-x- I w (x - x-) (2)


    Donde:

    Xi= Valor de la variable Xi

    x- = Media de la variable i

    S j=1 ij j

    wij = Matriz de pesos espaciales (contigüidad)

    xj = Valor de la variable J

    xj = Media de la variable j

    S2 = Desviación estándar


    Resultados

    La Zona Metropolitana de Ciudad Juárez ha experimentado un crecimiento continuo desde la década de los años sesenta del siglo pasado. La migración ha sido una de las fuerzas que más ha contribuido a este crecimiento no únicamente demográfico sino también espacial. En este caso nos detenemos en este último aspecto.

    El desarrollo urbano –y, por tanto, el crecimiento espacial de Ciudad Juárez- combina aspectos tradicionales como “emergentes”. El hecho de ser una ciudad “alejada” del centro político y rector de la vida del país incidió en una clara participación de las elites locales en el desarrollo y vida urbana.

    El impulso a la industria maquiladora a finales de los años sesenta propició la expansión del área urbana, lo que motivo la inmigración, el establecimiento de asentamientos informales para satisfacer la demanda de vivienda, así como la consolidación de zonas comerciales y de servicios dirigida a la población de mayor poder adquisitivo de la ciudad. Con esto se sienta la base para una clara división social del espacio en la ciudad, con un sector consolidado, con conectividad y acceso a recursos urbanos, y otro con carencias y dificultades tanto en acceso a servicios básicos, como en términos de conectividad urbana.

    A esto se le agrega el hecho de que a través de la liberalización del sector vivienda impulso la construcción de vivienda económica dirigida a trabajadores de bajos recursos. En el periodo de 1992 al 2003 estuvo marcado por la producción intensiva de vivienda institucional en la zona sur y este de la ciudad, mediante proyectos habitacionales tipo fraccionamiento, que utilizaron los

    esquemas de financiamiento institucional para trabajadores de bajos ingresos (Peña, 2006).

    El proceso de industrialización ha evolucionado y se consolidó al grado que en las últimas tres décadas 1990-2010, la ciudad experimento un crecimiento poblacional de más de medio millón de habitantes (López, 2012). Sin embargo, no todos los nuevos habitantes lograron insertarse de manera exitosa a este modelo de empleo en la industria maquiladora, generando sectores poblacionales con carencias y déficits de servicios.

    Bajo este contexto, se presentan algunos de los indicadores utilizados para la construcción del índice de segregación residencial.


    Variables

    Media

    Desviación estándar

    Población nacida en la entidad

    62.21

    8.62

    Población residente en la entidad en 2005

    94.49

    4.06

    Población de 18 y más con educación posbásica

    31.63

    20.94

    Viviendas con automovil o camioneta

    59.64

    18.70

    Población derechohabiente al IMSS

    69.61

    15.94

    Viviendas con todos los servicios

    88.80

    26.27

    Viviendas con piso diferente de tierra

    94.85

    10.82

    Tabla 1. Variables incluidas en el modelo de segregación residencial. Fuente: elaboración propia con datos del Censo de Población y Vivienda 2010.


    El porcentaje de la población de 18 años y más con educación posbásica está en el 31%, el cual es superior al promedio nacional. La organización espacial de la población según nivel educativo presenta una tendencia bien clara. La población con mayores niveles educativos se concentra en la zona norte y noreste de la ciudad, mientras que las zonas norponiente, surponiente y suroriente cuentan con los porcentajes más bajos de población con niveles educativos altos (véase figura 1).

    Uno de los aspectos que más deben analizarse en los estudios sobre segregación son los referentes a las características de la vivienda y la dotación de servicios urbanos (drenaje y electricidad). En el primer aspecto, las características de los pisos resulta ser buen indicador de la situación de la vivienda. Como se observa en la figura 2, esta característica cubre prácticamente

    toda la ciudad. Sucede algo similar con el acceso a todos los servicios (agua entubada, drenaje, electricidad) donde encontramos que en la zona surponiente cuenta con los porcentajes más bajos, reflejando un nivel de baja consolidación urbana, sin embargo, las condiciones de la vivienda (y, por tanto, los esfuerzos de las familias) y las inversiones públicas en infraestructura se encuentran estrechamente relacionados (Pérez, 2010). En otras palabras, no podemos entender la estructura organizativa de la ciudad en términos de segregación si no se piensa en factores y actores que se interrelacionan a diversas escalas.

    El análisis de componentes principales (con dos factores) dio una varianza explicada de casi 60% del total. Es decir, el modelo resulto representativo. Como se puede en las gráficas 1 y 2 también existe una fuerte autocorrelación espacial entre ellos. Los factores formados por la técnica indican que el primero se forma por aquellas AGEBS con niveles altos de consolidación urbana, y está relacionado de manera positiva con población de altos niveles educativos y hogares con automóvil. El segundo factor se conforma con la población nacida en la entidad y población residente en la entidad en 2005 (que refleja de manera indirecta la migración intermunicipal en la entidad), las cuales se distribuyen en la zona centro-poniente y surponiente para la primera, mientras que la segunda se distribuye de manera más concentrada en el poniente y en la zona sur de la ciudad, y se relaciona negativamente con la población con educación posbásica, hogares con automóvil, precisamente en la zona norte de la ciudad.

    Si se analizan los mapas de clúster creados por el índice de LISA se observa que el factor 1 se concentra precisamente en parte norte de la ciudad. Los valores alto-alto se encuentran en esta zona, mientras que los valores bajo-bajo en la parte norponiente, surponiente y suroriente, se corresponden con los niveles educativos altos y hogares con automóvil. El factor 2 se encuentra en la parte conformada por los desarrollos habitacionales recientes en la zona sur y suroriente de la ciudad


    Figura 1. Porcentaje de población con educación posbásica. Elaboración: Víctor Jurado con cartografía de INEGI, 2010.


    Figura 2. Porcentaje de viviendas con piso diferente de tierra. Elaboración: Víctor Jurado con cartografía de INEGI, 2010.


    Figura 3. Porcentaje de viviendas con todos los servicios. Elaboración: Víctor Jurado con cartografía de INEGI, 2010.


    Figura 4. Población con derechohabiencia al IMSS. Elaboración: Víctor Jurado con cartografía de INEGI, 2010.


    Figura 5. Porcentaje de población nacida en la entidad. Elaboración: Víctor Jurado con cartografía de INEGI, 2010.


    Figura 6. Porcentaje de población nacida en la entidad en 2005. Elaboración: Víctor Jurado con cartografía de INEGI, 2010.

    Component Matrixa



    Component

    1

    2

    Por_Pnaent

    .364

    .728

    Por_pres05

    .233

    .787

    Por_18PB

    .734

    -.446

    Por_derims

    .531

    -.165

    Por_vpdt

    .698

    .278

    Por_vtser

    .713

    -.075

    Por_vaut

    .737

    -.238

    Extraction Method: Principal Component Analysis.

    1. 2 components extracted.


Gráfica 1. Gráfica de Índice de Moran: Factor 1.


Gráfica 2. Gráfica de Índice de Moran: Factor 2.


Los resultados presentados hasta este momento no nos pueden hablar de una ciudad dualizada (ricos y pobres), sino de una conformación de, tres grupos sociales que se articulan en el espacio urbano de Ciudad Juárez. Estos son 1) una clase alta y media localizada en el centro-norte de la ciudad; 2) una clase migrante que se ubica en el poniente y suroriente; y 3) un sector con carencias en términos de servicios públicos como agua y drenaje localizada en el surponiente y norponiente de la ciudad.


Figura 7. Clúster del Factor 1.


Figura 8. Clúster del Factor 2.


Consideraciones finales

La segregación residencial es un elemento central para entender la estructura de las ciudades. Los debates en torno a la construcción de ciudades cerradas, fortificadas o separadas del espacio urbano han sido un aliciente para repensar cómo ha sido el desarrollo de las ciudades latinoamericanas en

las últimas tres décadas. Por las evidencias recabadas, éstas pasan por un proceso de creciente separación social al interior: por un lado, las partes consolidadas han iniciados un proceso de “cercamiento” de calles; por otro, las nuevas urbanizaciones intentan desde el mismo proyecto separarse de la ciudad; las clases altas, ya por tradición, se alejan de la convivencia; finalmente, la poblacion de más bajos recursos crece y se establece en espacios poco propicios para la interacción. En el caso de Ciudad Juárez, el actual patrón de diferenciación social es resultado de varios procesos. El primero, la consolidación de la zona centro-norte dotada de servicios dirigidos a poblacion de ingresos altos. El segundo, algunas zonas de mezcla social en la zona del centro geográfico de la ciudad consecuencia de las primeras acciones habitacionales del Estado en la década de los setenta. Un tercer elemento son las áreas habitacionales fundadas a través de asentamientos irregulares en la zona poniente y algunas zonas del sur y suroriente, que en algunos casos han vivido procesos de consolidación urbana. Por último, el auge del mercado de la vivienda ha consolidado la diferenciación social al construir fraccionamientos cerrados y aislados, en la

mayoría de las ocasiones, de la ciudad.


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