Relaciones no-monogámicas consensuadas entre mujeres de la Ciudad de México: un primer acercamiento a la cuestión


Consensual non-monogamies among women in Mexico City: a preliminar apporach


Roberta Granelli1


Resumen: A partir de un análisis de las narraciones en algunos grupos de debate entre mujeres acerca de las relaciones no-monogamicas en la Ciudad de México, con este trabajo se pretenden destacar los temas más recurrentes y poder así elegir futuros ejes de investigación: afectividades, emociones y cuerpo.


Abstract: Based on an analysis of the narratives in some debate groups among women about non-monogamies in Mexico City, this work aims to highlight the most recurrent issues and thus be able to choose future research axes: affects, emotions and body.


Palabras clave: no-monogamia; mujeres; poliamor; México


Introducción

El acercamiento al tema de las no-monogamias consensuadas1 entre mujeres2 en la Ciudad de México fue al principio desde una postura feminista, mi interés académico no podía prescindir de un interés personal y una experiencia directa como persona socializada como mujer, proceso que también reportan muchas y muchos de lxs autorxs que trabajan este mismo tema desde varios enfoques en otras partes del mundo. La reflexión académica se compone y va de la mano en mi proyecto con un proceso de reflexión personal y política, individual y compartida.

Mi bagaje teórico al acercarme al tema era sobre todo centrado en la producción anglosajona y norte americana, con algunas brechas abiertas por producciones procedentes desde Europa del Sur (España, Portugal e Italia). El material empírico producido en México sigue siendo muy escaso y para poder producirlo junto con una reflexión teórica era necesario para mí, que además de ser investigadora también soy extranjera, acercarme al tema a partir justamente de



1 Estudiante de doctorado en Sociología, UAM – Azcapotzalco, estudios de género, feminismos, affect turn, embodiement, robygrane@gmail.com

las experiencias directas de las mujeres que estaban experimentando relaciones no-monogamicas, que se definían tales, que estaban interesadas en poder llevarlas a cabo con el apoyo y la reflexión de otras compañeras. Entender los horizontes culturales bajo los cuales las mujeres decidían adscribir sus experiencias, los compromisos relacionales y los arreglos que estaban presentes en sus realidades, las prácticas afectivas involucradas, así como las emociones que circulaban a la hora de establecer acuerdos.

En este espacio voy a presentar el análisis de un primer acercamiento a estas experiencias a través de la participación a lo largo de casi todo el año 2017 en varios seminarios, grupos de apoyo, talleres de reflexión acerca de las no-monogamias, que para mi fue fundamental para poder seguir desarrollando y poder afinar los ejes de mi investigación.


1. No-monogamias: entre la preferencia y el acto político

La literatura existente, académica y especializada, tanto cuanto popular, ubica el tema de las no- monogamias entre una preferencia sexual igual que ser lesbiana o gay y una elección política radical. La posición política radical es expresada de manera ejemplar en dos entrevistas realizadas a Michel Foucault. Una de 1981 y la otra de 1984. En ambas, el filósofo habla de la posición estratégica de la homosexualidad. No simplemente como manera de relacionarse sexualmente, sino como oportunidad: desde un lugar subalterno, los deseos pueden “establecer nuevas modalidades de relaciones, nuevas modalidades amorosas y nuevas formas de creación” (de Ceccaty, Danet, y Le Bitoux 2004: 6). Los lugares subalternos de la sexualidad son los que ponen en duda la heteronormatividad: la heterosexualidad que se hace norma, basándose en la institucionalización de una práctica reproductiva (Rich 1980). La heteronormatividad refuerza un conjunto de presunciones aceptadas en relación con el sexo y el género. Dentro de dicho conjunto existen presunciones, que más bien son asunciones, tales como que sólo hay dos sexos; que es ‘normal’ o ‘natural’ que las personas de diferentes sexos se atraigan entre sí; que estas atracciones pueden ser públicamente exhibidas y celebradas; que las instituciones sociales como el matrimonio y la familia son apropiadamente organizadas en torno a parejas de individuos de diferentes sexos; que las parejas del mismo sexo son, si no ‘desviadas’, una ‘variación’ o una ‘alternativa’ cualitativamente diferente respecto de la pareja heterosexual. La heteronormatividad se refiere, por tanto, a la miríada de maneras en que la heterosexualidad se produce-reproduce

como algo natural, como un fenómeno común que se da por sentado (Kitzinger 2005). El llamado de Foucault no se refiere entonces a una simple visibilización de la diversidad sexual, sino que incita a ir más allá, hacia “la creación de nuevas formas de vida, relaciones, tratos amistosos en la sociedad, en el arte y en la cultura; hacia la producción de nuevas formas de relacionarnos que tendrán lugar a partir de la transformación de nuestras opciones sexuales, éticas y políticas” (de Ceccaty, Danet y Le Bitoux 2004: 6). Eleanor Wilkinson afirma, actualizando el discurso de Foucault, que a pesar de que las elecciones no-monogámicas sean cada día elegidas por un número creciente de personas, éstas no se socializan, como no se socializan las prácticas realizadas ni las motivaciones que han llevado a experimentarlas: “las formas actuales de hablar sobre el sexo y el amor son demasiado circunscritas e individualizadas. Esto limita los impactos potenciales de la no-monogamia como una crítica a las relaciones. Volver a politizar las relaciones poliamorosas abre la posibilidad para que se cuenten diferentes historias y se hagan alianzas alternativas” (Wilkinson 2010: 243). Por tanto, hay que establecer un balance entre una idea individualista-personal —o, más bien, privada— y la idea de que todas las personas que practican la no-monogamia tengan un compromiso de cambio político. Hay que diferenciar el rechazo a la ‘monogamia’ del rechazo a la ‘mononormatividad’, así como se hizo anteriormente una distinción entre ‘heterosexualidad’ y ‘heteronormatividad’: la primera es discernible como práctica sexual, la segunda, como régimen político institucionalizado (Rich 1980, Kitzinger 2005). Politizar, en este sentido, también significa, como subrayan Wilkinson (2010) y Klesse (2014b), volver a posicionar las relaciones sexuales, eróticas y amorosas en un contexto de desigualdades cruzado por varios ejes (la etnia, la clase, etc.) desde una perspectiva que tome en cuenta las subjetividades como relacionales para que, en consecuencia, dicho posicionamiento no reproduzca otra normatividad. Es importante, entonces, no aceptar la monogamia como práctica que no necesita ser explicada y, a su vez, visibilizar cuáles son los arreglos y las prácticas efectivamente presentes en las no-monogamias (Wilkinson 2010), aceptando también el hecho de que algunos de los valores asimismo presentes en una relación monogámica cambian, como afirma Ahmed (2010), a la hora de cambiar el horizonte cultural de referencia-pertenencia. Ahmed investiga lo que ocurre cuando se perturba la promesa compartida de felicidad, cuando se pone en duda el entero sistema cultural que adscribe caminos para alcanzar la felicidad misma. Por ejemplo, la concepción de los afectos familiares. Como afirma Rodrigo Parrini, el bien social

y la promesa de felicidad direccionan el ciclo de vida hacia ciertos puntos o logros y no hacia otros (2016). Se agrega a esta concepción el análisis del concepto cultural de éxito y de sus alcances por medio de las normas sociales desde la perspectiva de teóricos como Jack Halberstam (2011). El autor destaca que los objetivos de éxito son culturalmente determinados y que el proceso para alcanzarlos es socialmente normado. Quienes no reconocen estas normas o los objetivos mismos del concepto que aquellas representan, no alcanzan el éxito que ofrece la sociedad dentro de esa misma sociedad. No reconocer las normas sociales del éxito o los fines que éste presumiblemente detenta, trae como consecuencia un juicio sobre los sujetos que así actúan que, a su vez, justifica procedimientos de diferenciación, marginación y estigmatización sociales mediante los cuales se los distingue de lo que la sociedad es. Halberstam opina que el éxito dentro de una sociedad heteronormada y capitalista se equipara con demasiada facilidad a formas específicas de madurez reproductiva, implicadas y combinadas con la acumulación de la riqueza, la ganancia o el beneficio. Por desviar esas normas impuestas por la sociedad y a causa de dicho desvío, Parrini subraya que la homosexualidad, en consecuencia, siempre ha sido considerada como inmadurez (2016). Las no-monogamias, como las homosexualidades, también plantean formas alternativas de relacionarse íntima y afectivamente, modos diferentes de crear vínculos distintos (Klesse 2014b), así como otros horizontes culturales de referencia posibles con expectativas sobre éxito y felicidad, distintas.


1.2 No-monogamias y las sujetas de la investigación

Heapy, Donovan y Weeks afirman que es más común en las parejas no-heterosexuales no dar por sentada la monogamia. Las relaciones entre personas del mismo sexo permiten a las lesbianas y a los gays que participan en ellas la libertad necesaria para construir sus relaciones “desde cero”. Esto les permite crear familias por elección a través de la ética de la confianza y de la negociación (cit. por Barker y Langdridge 2010: 754). A pesar de las posibilidades señaladas por Heapy, Donovan y Weeks, quienes en ellas siguen las afirmaciones foucaultianas, las realidades sociales que existen en México y en otros lugares del mundo evidencian que la ciudadanía íntima3, los derechos sexuales y reproductivos, así como las campañas para los derechos civiles de las personas lgbti se articulan, formulan y producen desde una perspectiva de inclusión en un sistema que reconoce el matrimonio como la base de la sociedad contemporánea de los estados

occidentales (Gimeno y Barrientos 2009). En este caso, afirma Wilkinson, las políticas de asimilación crean otras normatividades; como si hubiera una sola forma de ser gay o lesbiana, como si sólo existiese una sola forma de vida (Wilkinson 2010). Dichas políticas reconfiguran y redeterminan las familias alternativas existentes y posibles por medio de los valores heteropatriarcales en un contexto neoliberal (Mogrovejo 2015, González 2016) que, en conformidad con estos, son también re-capturadas por la heteronorma. En México hay investigaciones que abordan y tematizan la intimidad y el amor en las parejas, sobre todo en relaciones heterosexuales y en parejas de diferentes rangos de edad (Toledo 2001 y Guevara 2004 cit. por Guevara 2007, Tenorio Tovar 2012, García Andrade y Sabido Ramos 2014, 2016, 2017). Hay algunos estudios exploratorios explícitamente sobre poliamor (Prado Álvarez 2012, Guerra Cristobal y Ortega López 2015). La mayoría de la producción académica investiga empíricamente los vínculos sexuales, los afectivos, así como los vínculos explícitamente parentales entre hombres homosexuales (Núñez Noriega 1999, Prieur 2008, Gallego Montes 2010, Laguna Maqueda 2013), aunque también abordan los arreglos afectivos entre varones, indistintamente si estos son heterosexuales u homosexuales (Guevara 2004 y Cruz 2006 cit. por Guevara 2007). La obra de Norma Mogrovejo es la única en México que, gracias a varias publicaciones, logra visibilizar las narraciones individuales y a veces colectivas (grupos de reflexión) acerca de lo que son las relaciones no-monogámicas en general en América Latina, pero también en México: relaciones no-monogámicas entre lesbianas. Sus obras Desobedientes. Experiencias y reflexiones sobre poliamor, relaciones abiertas y sexo casual entre lesbianas latinoamericanas (2009), Contra-amor, poliamor, relaciones abiertas y sexo casual. Reflexiones de lesbianas del Abya Yala (2016) surgen “de la necesidad y de la experiencia” (2009: 5) cuyo objetivo final es la construcción de una epistemología propia a partir de los conocimientos cotidianos (2016). Estas relaciones entre mujeres lesbianas tienen un espacio también en la tesis de Adriana Fuentes Ponce, publicada en 2015: Decidir sobre el propio cuerpo. Una historia reciente del movimiento lésbico en México. La autora dedica un capítulo entero a las relaciones abiertas: “De las relaciones abiertas a la elección monógama y las relaciones familiares”. En éste, Fuentes Ponce utiliza varias entrevistas recolectadas entre las activistas lesbianas mexicanas en las que sobresalen, en pocas páginas, los temas que también se pueden encontrar en las obras anteriormente citadas de Mogrovejo: los vínculos afectivos y sexuales, los límites entre el deseo

sexual y la amistad, pero, sobre todo, la conciencia de que el vínculo lésbico podría definir una identidad lésbica y, por lo tanto, una forma diferente de amar entre mujeres que se diferenciará de las relaciones masculinas gay, así como de las relaciones heterosexuales. Desde el análisis que la autora lleva a cabo con las entrevistas realizadas, evidencia cómo la experimentación de relaciones abiertas en parejas de lesbianas a veces conlleva sentimientos que no se pueden identificar “porque hay una autocensura al sólo hecho de sentirlos; además, porque al mostrarlos, el nombre que les será dado tendrá relación con la misoginia [...]” (Fuentes Ponce, 2015: 376). Hay, entonces, emociones que pasan por el cuerpo, pero que no se logran explicitar por varias razones. En estos casos, la autora destaca como una posible causa de ello el miedo a recaer en conceptos heteronormativos. Sobre todo, con respecto a estas últimas afirmaciones, se subraya la necesidad de acercarse al tema no simplemente desde un nivel teórico o semántico, aunque sea éste el que nos permite emplear cierto lenguaje y el que hace posible la construcción de horizontes culturales de referencia y compartidos.


Metodología

En esta ponencia presentaré en específico el trabajo recabado a lo largo del seminario universitario “Hacia una teoría del pensamiento amoroso: una propuesta política del contra-amor” a cargo de la Dra. Norma Mogrovejo y de la Mtra. Diana Marina Neri Arriaga realizado a lo largo del semestre Invernal (año 2017) de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) plantel Del Valle con cadencia semanal. La clase semanal tenía un argumento mismo que era explicado por parte de unx o varixs exponentes. La clase frontal ocupaba aproximadamente dos horas y la siguiente hora era dedicada al debate. La estructura del debate podía variar entre: una sesión de preguntas hacia lxs ponentes y comentarios compartidos entre lxs participantes, debate en pequeños grupos (de 4 a 9 personas) y devolución de los resultados al grupo amplio, conclusiones generales entre todxs lxs participantes. En específico las sesiones que tuvieron debate en grupos pequeños utilizaron una serie de preguntas (así llamadas ‘detonadoras’) para poder empezar el debate mismo, todas las preguntas siempre llevaban la reflexión teórica a la cotidianidad, a como lxs participantes veían reflejada la temática en su propia vida.

En este trabajo se analizaran las narraciones de las primeras dos sesiones grabadas de este

seminario. A lo largo de este seminario siempre me mantuve como observadora, sin participar en los grupos, por tanto cada grupo solo tenía como guía las preguntas que de todas formas no eran vinculantes. El análisis será a partir de los temas que resultaron significativos tanto cualitativamente, en términos de profundidad del debate, como cuantitativamente, en términos de repetición. Se realizará con base en algunas categorías prestablecidas, haciendo explícito no sólo la disposición para incluir otras que la investigación encuentre durante su realización, sino también el deseo de hallarlas, o bien, de producirlas. Debido a lo anteriormente dicho sobre las dificultades que pueden encontrarse al hablar de temas que generan incongruencias (sobre todo entre las prácticas, las narrativas y los horizontes culturales de referencia), se tomará en cuenta la propuesta de los itinerarios corporales de Mari Luz Esteban, quien se plantea el objetivo de poder interpretar a posteriori el material obtenido siguiendo el hilo de la reflexión sobre el cuerpo sintiente (2008). El objetivo de esta estrategia interpretativa propuesta por Esteban es exactamente “desvelar contradicciones pero también elementos que habitualmente no se tienen en cuenta en otras aproximaciones o en los discursos dominantes” (Esteban 2008: 150).


¿Cuáles son los temas que emergen a la hora de narrar las experiencias no-monogámicas? El primero de febrero llego al plantel Del Valle de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México con muchísimas expectativas, he estado en comunicación con las coordinadoras del seminario por bastante tiempo, he notado que la difusión del seminario tuvo mucho éxito en las redes sociales y en las mailing lists. Llego temprano y en mi espera coincido con varias personas conocidas y les pregunto si vienen al seminario y todas afirman que si aclarándome sus expectativas. Nunca me hubiera esperado, y como yo tampoco las organizadoras, que en la primera clase estuvieran alrededor de 120 personas, la mayoría mujeres. Las participantes eran parte de la Maestría en Promoción de los Derechos Humanos y de la Seminaria sobre Feminismos del Abya Yala había alumnxs de la Universidad, a ellas se sumaron activistas feministas, personas interesadas en el tema, artistas y personas que ya practicaban en su cotidianidad relaciones no-monogamicas. El aire era muy vibrante, el salón desbordaba de gente y por ese motivo nos tuvieron que cambiar a la Aula Magna, se podía percibir mucho entusiasmo e impaciencia. La clase empezó explicando la dinámica del curso, se decidieron de manera conjunta unas reglas básicas y luego se empezó a debatir en pequeños grupos acerca de unos

textos que habíamos leído para la sesión. Las experiencias narradas en los textos, desde Audre Lorde a las activistas mexicanas, facilitaron a todas la posibilidad de compartir nuestras mismas experiencias. No había silencio, nunca, cada grupo se veía era una sucesión de “Yo opino…” “A mi como a ella me ha pasado…” de “Yo siento que…”, debates enriquecidos por vivencias, sin agregar demasiadas reflexiones teóricas, con la espontaneidad que a a veces surge cuando se habla con desconocidas. Percibí este entusiasmo como también síntoma de una necesidad de hablar del “amor” a partir de las vivencias que llevaba tiempo estancada, y fue ahí cuando decidí que todas estas experiencias necesitaban ser grabadas, que ahí se estaba produciendo un conocimiento muy importante para los feminismos de la Ciudad de México, para nosotras mismas, para futuras reflexiones, para la memoria colectiva sobre temas como las afectividades, el amor, las emociones, la sexualidad etc.

A seguir destacaré los temas que más se han repetido en las dos sesiones analizadas y que se relacionan de una u otra forma con el tema de las relaciones no-monogámicas.


La sexualidad ejercida sin amor y la importancia de la amistad

A pesar de las muchas experimentaciones relacionales, se sigue manteniendo la sexualidad como el vínculo ‘sagrado’ para forjar a la pareja y ese mismo vínculo es el que da la posibilidad principal de desdibujarala: ya no hay monogamia cuando se experimenta la sexualidad con más de una persona a la vez. Como sostiene Eleonor Wilkinson “la santidad del sexo y la posición de las relaciones románticas por encima de todas las demás se deja sin cuestionar” (2010: 245). Esta autora, junto con Barker y Heckert (2013), llega a proponer el concepto de ‘amores múltiples’, el cual permite abarcar no solamente el poliamor, sino todas las formas de no-monogamia, incluso las que no se definen a partir de los lazos erótico-sexuales que no se incluyen en esa etiqueta: “diferentes tipos de relación, diferentes tipos de amor” (Barker, Heckert y Wilkinson 2013: 191, trad. mía), “diversión, amistad o sexo [...] o simplemente familia” (Barker y Landridge 2010: 758, trad. mía). Las investigaciones de Christian Klesse afirman lo mismo que las anteriores. Este investigador privilegia el poliamor como objeto de reflexión y afirma que, en muchos de las configuraciones relacionales que se definen poliamorosas, las barreras entre las definiciones de amigos (amistad), amantes (amor) o pareja (exclusiva-excluyente) pueden difuminarse o “quedar borrosas” (Klesse 2014a: 70 trad.mía). La propuesta de Barker, Heckert y Wilkinson es aún más

importante cuando la producción mexicana revela la importancia de cuestiones tales como las del amor hacia sí misma (Mogrovejo 2016), más complejo por ser mucho más amplio y por distender una capacidad considerablemente mayor. En estos fragmentos podemos notar como la sexualidad se puede ejercer sin amor, o si estar relacionada al concepto de pareja. Emergen las opciones de una sexualidad ejercida en términos amistosos, la sexualidad con una misma y la sexualidad experimentada en espacios políticos.


01.55 p.2 // Pues justo con la amistad ¿no?

01.56 p.1 // ¡Si!

01.57 p.2 // Ajá! Con las amistades, las amigas, los amigos... no se entiende... o igual depende ¿no? […]

02.15 p.3 // Yo pienso que para empezar con uno mismo ¿no? Generar tu propio espacio en tu cuerpo, para saber que si, que no, que... en tu moral y en tu ética y así como que vas a disfrutar y vas a estar chido y que no y a partir de ahí...ya generar nuevas...no se entiende... con las amistades o por ejemplo...fui a la presentación de un libro igual de feminismo y contra-amor y ese pedo y había una persona que comentaba de un Cuarto Violeta ¿no? Que había como la posibilidad de explorar la sexualidad entre puras mujeres o personas que se denominaban mujeres dentro de ese espacio y pues no sé...podría también además de la amistad formarse grupo de ese estilo y así...

03.01 p.4 // Y es que... no es necesaria la amistad para tener un encuentro erótico.

03.04 p.3 // Ajá! ni el rollo amoroso y así...sino como...

    1. p.1 // La voluntad de ir a...

    2. p.3 //...no se entiende... que se van forjando en ese espacio, bueno, como el ejemplo es ese Cuarto Violeta ¿no?


16.50 p.4 // Entonces estaríamos hablamos de un grupo de amigas que se permiten...

16. 56 p.2// ¡Es mi sueño! [Risas]

17.00 p.5 // ¡Pero tu quieres con amor!

17.05 p. 2 // ¡No! Yo quiero amistades que se den sexo...con… no se entiende... pareja

[Risas]

p.4 //Yo no más quería decir una bromilla para cerrar… Todo se resuelve con mi propuesta que es una propuesta que todavía sigue en pie, en que las amistades deberíamos de compartir más afectos, placeres, cuidados y así y la monogamia entonces podríamos atacarla por ahí

00.52 p.2 // Comunitario, en dónde dejan expresar a las mujeres o donde hay lectura de cuentos, cultura, poesía. Consideró que estos espacios son los que...no se entiende...para las mujeres.

01.07 p.3 // Espacios de disidencias... en las disidencias porque en la relación de pareja está muy normada, está demasiado acotada a normas a comportamientos, a valores a estereotipos queda muy restringida, y los grupos de disidencias en las distintas épocas o edades o generaciones pues es donde más ha aflorado esta posibilidad. Estoy hablando de los 60 de los hippies la liberación femenina

01. 45 p.4 // También yo creo que en la parte de lo que son lo, lo que hace cada mujer como más de avanzar o no… aunque lo tengan, tengan conciencia o no de qué hacen estás redes de apoyo.O sea las mujeres si, entre ellas si, hablan mucho de esta parte de la sexualidad la reconocen como una arma, la reconocen como un valor, la reconocen como parte del placer, del placer, la sexualidad no sólo es coito sino es toda esta parte con la que vivimos como de ser mujeres. Yo creo que entre mujeres en estas redes que se arman de grupos de amigas, de grupos de compañeras de trabajo, compañeras de escuela si se pueden armar estos grupos donde sí las mujeres si toman este...

20.39 p.8// Creo que así, de repente, creo que nos perdimos un poco en la cuestión de la pregunta porque perdimos en qué circunstancias realmente podemos ejercer la sexualidad sin afecto amoroso. Yo desde mi punto de vista y por lo que he vivido, yo creo que es posible dentro de un círculo de confianza. Justo tal vez como dices, como en un espacio autónomo pero no precisamente como un espacio de lugar sino concierto, grupo de personas con las que tienes la confianza de decir "bueno tengo gana de, como dice Francesca, ¡tengo ganas de coger! ¡Vamos a coger!" y ya ¿no? Es como bajo la circunstancia de comunicación, confianza y acuerdo. Creo que bajo eso se puede ejercer la sexualidad sin ser juzgada porque precisamente ese es el problema en el que las mujeres

no queremos tener sexo como con cualquiera ¿no? Porque como decías nos pueden etiquetar como "eres una puta, una fácil" con todas esas etiquetas que han venido… creo que más bien bajo las circunstancias qué se puede ejercer una sexualidad sin afecto amoroso pues es esa, circunstancia en la que una logre comunicarse con la otra persona sea hombre o mujer ...


Es la relación de amistad que, con o sin sexualidad ejercida, logra mover los vínculos de la pareja monógama más que otros tipos de relaciones. En este ejemplo que se reporta no es una amistad que implique el ejercicio de la sexualidad, pero a pesar de ello existen celos hacía una tercera persona, hacia el vínculo amistoso. Como subrayaba Wilkinson es fundamental descentrarnos de la sexualidad porque no es el único vínculo que puede romper el acuerdo monogamico. En este relato muy emotivo y muy intenso la mujer que habla afirma que, para ella, el amor se basa en el sistema de soporte y por tanto su verdadero amor es Mariana, no su esposo.


Persona 1 // Bueno, yo tengo un ejemplo muy claro: mi marido está muy enojado conmigo porque digo que Mariana* es el amor de mi vida. Y está ofendidisimo, al grado que “Y yo no entiendo en que momento te volviste esta feminista y...”, “yo ya no se si tengo cabida en tu vida” pues no pero pensando así, la neta es que no. O sea para mi es super... tiene un conflicto profundo que yo declaré mi amor por Mariana, que nuestras hijas son amigas y que somos super... o sea... es el contraste con él... o sea con la heterosexualidad y el patriarcado tan fuerte de mi vida que yo había construido y en el que yo había comprado, y yo estaba ahí, yo me construí dentro de él. Que de pronto se contrasta cuando yo reconozco que pos ¡si! mis verdaderos amores... o sea no que no ame a... a mi marido o sea, o sea mis amores, mi soporte, mi sistema de soporte no es él, porque si necesito que alguien que recoja mi hija de la escuela o sea, seguro, o sea Mariana va a ir por mi hija. Él me va a decir "no... sabes que yo no salgo ahorita"


Persona 1 // ¿Qué hago? O sea no voy a dejar de decir que la amo. Ni voy a dejar de invitarla a comer a la casa, ni voy a dejar de decir que en el momento en el que tú y yo nos separemos Mariana y de la hija de ella se van a mudar a la casa o sea...


Sobresale el tema del miedo a construir una nueva normatividad relacional, que las no- monogamias se vuelvan por tanto otra forma relacional obligatoria, como ya anteriormente citado en la obra de Klesse (2014a, 2014b) a pesar de que es esa misma normatividad la que permite hacerse inteligibles (Butler 2002). Algunas cuentan de experiencias personales que se acercan a esta normatividad relacionadas con los espacios feministas, no simplemente con la cuestión monógama sino también con el miedo a no permanecer en el modelo adecuado de activista. Como se puede notar de los relatos las participantes utilizan muchos verbos como ‘forzarse’ o ‘tener que’:

26.35 p.4 // Que también creo que esto es bien importante ¿no? como saber que este periodo de monogamia o poliamorosidad no tiene, o sea no tiene que llevar un pico todo el tiempo […] tiene ciclos y también como reconocer como dentro de las relaciones donde tu misma decides que te gusta estar como en ese nichito, en ese espacio compartiendo únicamente con una persona. Seguramente va a haber otros momentos en donde tu atracción por otras personas o las ganas que tengas de conocer otros afectos se detonen y quizás ahí es donde está la trampa como de meterle solamente la categoría de monogamia o poliamorosidad, una u otra.


27.22 p.8 // Si, a mi me llama la atención eso que puede generar una nueva normalización o una nueva disciplina. Yo conocí a una chica ¿no? dentro de estas relaciones lésbica, abiertas y demás que estaba muy preocupada ¿no? porque tenía ya como seis meses siendo monógama y entonces era "tengo que coger ya, con quien sea" incluso ella desde hace muchos años se asumía como lesbiana ¿no? y entonces entró al Tinder ¿no? y se encontró con un bato ¿no? con el que se iba a coger a un hotel porque ella lo que necesitaba era coger para no ser monógama, porque no se debe ser monógama porque entonces esto genera cosas que son terribles pero... se obligaba a si misma... pero entonces yo le decía "¿Cuál es el problema si estas ahí, estas a gusto, o sea cual es la necesidad de andar...forzándote a no ser monógama?"


41.17 p.1 // […] Pero sí creo que se corre ese riesgo por ejemplo pues el caso de esa chica, pues es el riesgo, yo le he dicho yo digo que soy lesbiana conversa y que si en algún momento me gustaría un hombre no lo diría públicamente porque yo ya tomé una postura, y que lo que es importante... y sí creo que es riesgoso y así, son riesgos, y yo creo que eso es todo son riesgos de personas... pero no necesariamente creo que la apuesta vaya para allá ¿no?


A pesar de haber propuesto un cambio relacional que dignifique los deseos, todos, una de las participantes habla de la incoherencia que siente al frecuentar espacios feministas, al asumirse como tal y a la vez al seguir teniendo relaciones con hombres, pero también relaciones erótico-

afectivas que “le derrumban todo” y con “todo” entiende toda la construcción política de ella misma. Visibiliza la incongruencia o la dificultad de congruencia entre la cierta feminista y la práctica.


03.32 p.3 // […] porque en última instancia… porque… porque dice aquí que lo vinculamos con nuestra vida personal, en última instancia hay algo que me avergüenza profundamente de admitir en este tipo de espacios es que... la cuestión que tiene que ver con la relación... la relación erótico-afectiva con un otro es lo que puede derrumbar todo mis otros eeeeh... toda la chamba que yo pueda en términos de tratar de generar un análisis teórico, un activismo político, bla bla bla siempre termina reducido a que no tengo una pareja o un otro con quien compartirme hombre, además. Y hace poco yo estuve en un seminario sobre feminismo radical justo con Karina Vergara y era que, yo sentía que si yo no me volvía una lesbiana política entonces no era una auténtica feminista ¿no?


La normativización de las prácticas entonces es una cuestión presente en el ámbito del feminismo y del activismo lgbti y bdsm, que como afirma Klesse (2014b), son los ámbitos en donde la experimentación relacional es una práctica más frecuente de encontrar con respecto a otros espacios. La experimentación como consecuencia que lleva lo político a lo privado, la experimentación como consecuencia del análisis de las estructuras de dominación como la heteronormatividad y el patriarcado, a menudo citados en estos grupos de debate.

La misma persona sigue reafirmando que para ella es muy difícil llevar esta “teoría” a la práctica, que en realidad la supuesta liberación sexual que pensamos haber alcanzado como sociedad no es real porque no hay una liberación “afectiva”.


p.3 // […] me cuesta mucho trabajo en mi vida personal, y eso además como se pueda vincular con el asunto de la monogamia pues está más cabrón... Porque justo eso

¿no? Pasa que entonces eeehhh… Está ésta aparente liberación sexual y que compartes con un montón de hombres o mujeres pero también, pero no te claves mucho, pero no seas dramática, todo tiene que fluir ¿no? Y en todo caso a quién le estamos sirviendo o sea... nuestra relación que tenemos también con otras mujeres son similares a las que

tenemos con otras figuras masculinas.


Finalmente me gustaría cerrar este documento con una de las últimas reflexiones que desata un sentir muy difundido y a partir de ello propone que se empiece a construir la teoría (en este caso sobre las relaciones): la participante propone crear teoría a partir de la práctica, a partir específicamente de los deseos que no se pueden negar. Eleanor Wilkinson afirma, actualizando el discurso de Foucault, que a pesar de que las elecciones no-monogámicas sean cada día elegidas por un número creciente de personas, éstas no se socializan, como no se socializan las prácticas realizadas ni las motivaciones que han llevado a experimentarlas: “las formas actuales de hablar sobre el sexo y el amor son demasiado circunscritas e individualizadas. Esto limita los impactos potenciales de la no-monogamia como una crítica a las relaciones. Volver a politizar las relaciones poliamorosas abre la posibilidad para que se cuenten diferentes historias y se hagan alianzas alternativas” (Wilkinson 2010: 243). Probablemente agregando también la posibilidad de rescatar el cuerpo como herramienta de creación de pensamiento, propone una reflexión encarnada. Me parece necesario destacarlo al final también porque confirma lo que la literatura consultada hasta el momento, ya había destacado con autoras como Mari Luz Esteban y Adriana Fuentes Ponce: el cuerpo es una oportunidad y las emociones son una evidencia, a la de que de otra forma no se tendría acceso, para explicar no solo los procesos individuales sino también los colectivos que ocurren adentro de estructuras sociales. Esta propuesta llega al final de tres sesiones de debate del seminario (8 de febrero – 15 de febrero – 22 de febrero) en las cuales uno de los temas más recurrentes que se vieron, también en este documento, es exactamente una distancia entre la teoría y las prácticas. El mismo discurso emerge de manera muy evidente también cuando observamos como hay muchas personas y muchas mujeres que emprenden prácticas relacionales no-monogámicas pero que no están cerca de la teoría, no la conocen, no tienen los términos. Hay una evidente lejanía entre la producción teórica sobre el tema y las experimentaciones que todavía se quedan en el privado.


p. 3 // Es que yo pensaba ahorita en lo que planteas de las estrategias y es como una pregunta que me surge a mí es decir... estabas asociando y pensaba como en esto de la historia personal que la monogamia siento que tiene una relación con el vacío es

decir... el deseo es construido... Y si nosotros estamos, desde chiquitos y desde chiquitas, nos están construyendo con este deseo si hay un deseo de pertenencia, si hay un deseo de pertenecer a alguien que te quiera, si hay un deseo de tener alguien que te abrace

¿no? Desde ahí se empiezan a construir los deseos y los afectos. Parece que cuando no esté dentro de este sistema monogamico y te quitan eso, si aparece en los afectos un vacío que rompe ¿no? Entonces si me pregunto si los deseos son construidos y de todas maneras no vamos a dejar de desear, finalmente entonces no sé si, quizás, el camino, una estrategia o que yo misma me lo estoy preguntando... si el deseo también tiene que ver con desear otras cosas y a partir de la práctica... es además una... la que voy a decir y me van a linchar todas, es una estrategia, es una herramienta venida del machismo, yo lo creo me lo dijo así un amigo filósofo machín total... pero me parecía interesante lo que proponía como desde la práctica, o sea es decir ¿cómo hacer ese deseo desde la práctica para que quizás después se pueda volver pensamiento? ¿no? Es decir quizá no vamos a poder atacar aquello de una que estamos deseando pero cómo empezar a desear otras cosas para construir también otros sujetos o sujetos deseantes o sea todavía estoy como en mí...


Conclusiones: Dos ejes de investigación: prácticas afectivas y cuerpo

Debido a los resultados que los grupos de debates han destacado se puede afirmar que para consensuar acuerdos y establecer prácticas es necesario tener un proceso revelador de las intimidades de las participantes. Debido a ello considero que la investigación de Jamieson (2004) aporta una categoría adecuada gracias a la cual poder empezar a investigar: la disclosing intimacy/intimidad revelada que implica, precisamente, hacer público “lo privado”. Este concepto de intimidad revelada, que en el discurso del poliamor se asocia al concepto de honestidad radical y/o de ética (Klesse 2014a) es el que permite entonces investigar de qué manera se construyen los acuerdos, en base a la revelación de cuáles sentires, emociones, necesidades se deciden las prácticas consecuentes y las configuraciones relacionales producto de ellas. Como se ha podido apreciar en los grupos esta es una necesidad tanto relacional como también una apuesta política, revelar-se a partir de las prácticas. Según Margaret Wetherell toda práctica social es afectiva porque toda práctica humana es encarnada y se presenta con alguna

valencia y al mismo tiempo todo proceso de meaning-making, o del hacerse sentido, es afectivo (2012, 96). Por tanto las prácticas relacionales que rigen las relaciones son prácticas afectivas y estas se pueden diferenciar entre si según tres tipos de vínculos que las personas establecen entre ellas. Según Wetherell las prácticas afectivas pueden ser una manera de las ciencias sociales para investigar acerca de cualquier tipo de práctica que, de manera relacional e inter-subjetiva, produzca affect/afecto4. Si, como afirma la autora, toda práctica humana es encarnada, si el hacerse sentido pasa emocionalmente por el cuerpo es necesario también investigar el cuerpo como herramienta para reconocer(se)/hacer-se consciente ya que, como subrayé antes, investigaciones como la de Adriana Fuentes Ponce señalan que existe la posibilidad de una invalidación emocional, de una autocensura (2015) que también ha surgido desde algunas narrativas. Como afirma Wetherell parece que corporalmente tengamos algún control sobre lo que ocurre exteriormente mientras el control es mucho menos sobre todo lo que ocurre interiormente (2012, 21). Es así evidente la necesidad de incorporar a los sentidos corporales en la investigación a partir de investigaciones como las de Adriana García Andrade y Olga Sabido Ramos, que parten del giro del embodiment para investigar el amor corporeizado: enfatizar “la experiencia de un cuerpo que siente y experimenta tanto sensorial como afectivamente” (Sabido Ramos 2012 cit. por García Andrade y Sabido Ramos 2017: 653). Muchas veces la evidencia somática contradice la presentación como seres racionales y coherentes que lxs sujetxs hacen de ellxs mismxs, es importante subrayar como, en ese sentido, se podrá indagar respecto a que correlato corporal tienen ciertos acuerdos. O también se podrá indagar si la aceptación de determinados acuerdos pasó no solo por una cuestión cognitiva, sustentada como en el caso del contra-amor por ejemplo por convicciones políticas (Mogrovejo 2016), sino de bienestar corporal. Como afirma también Mari Luz Esteban hay un peligro en las narrativas resueltas, racionales y coherentes a posteriori (2008). Todas estas autoras presentan al cuerpo como una oportunidad y a las emociones como una evidencia, a la de que de otra forma no se tendría acceso, para explicar no solo los procesos individuales sino también los colectivos que ocurren adentro de estructuras sociales (Muscarina 2017, Esteban 2008).


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1 Con el término ‘consensuadas’ quiero especificar todas las relaciones no-monogámicas que han decidido serlo a partir de

un acuerdo explícito al respecto; "Consensually nonmonogamous relationships -CNM- are those in which all partners explicitly agree that each partner may have romantic or sexual relationships with others” (Conley, Ziegler, Moors, Matsick,

& Valentine 2013, cit. por Rubel y Bogaert 2015, 1). El hecho de utilizar ‘consensuada’ no significa que todos los arreglos,

consecuencias de la no-monogamia, sean producto de un consenso; no es algo que se pueda establecer a priori antes de haber realizado la investigación. Finalmente no se tomarán en consideración las relaciones que no hayan producido un acuerdo al respecto, que no hayan llegado a ser relaciones no-monogámicas por consenso, a través de un acuerdo. Algunxs autorxs las definirían no-monogamias ‘éticas’ pero, como subraya Jingshu Zhu (2017) en su discurso, la ‘ética’ como la ‘honestidad’ como conceptos situados culturalmente.

2 Lesbianas, bisexuales, trans e intersex.

3 El concepto de ciudadanía íntima se desarrolla a partir de los años ’90 y primeros años del siglo XXI cuando, primero en los estudios e investigaciones y luego en la política, se empiezan a considerar parte de los derechos de las/los ciudadanas/os todos los que anteriormente se habían quedado en la esfera privada, íntima. Siguiendo el lema de lo personal es político de las luchas feministas y de liberación sexual, las políticas que se interesan de ciudadanía íntima reconocen las desigualdades de los grupos subalternos o minoritarios y buscan la igualdad. También se aportaron críticas por parte de los estudios feministas y queer al concepto mismo de ciudadanía que no se puede universalizar (Platero Méndez 2013). El autor del término ‘ciudadanía íntima’ es Ken Plummer que explica haber escogido este término porque: “sugiere el desarrollo de una pluralidad de discursos acerca de como vivir la vida íntima y personal en la modernindad tardía y en la globalización mundial en donde nos enfrentamos a menundo con una serie de


opciones y dificultades alrededor de las intimidades” (Plummer 2001, 238 cit. por Platero Méndez 2013,

46. Trad. mía).

4 Affect/afecto como embodied meaning-making, el hacerse encarnado del significado o el ‘enacarnarse’ del sentido de las emociones (Wetherell 2012, 4)