Migración, pobreza y males sociales: La perspectiva de habitantes de la Huasteca potosina Migration, poverty and social evils: Inhabitants view of the Huasteca potosina

Minerva López Millán1


Resumen: El objetivo es analizar los conceptos de migración, pobreza y males sociales desde la perspectiva de 998 jóvenes de 12 a 18 años y sus padres de familia (32 a 55 años). La metodología es semi-cuantitativa, para adultos se utiliza investigación etnográfica iniciada desde 2012 en siete comunidades distribuidas en la colindancia de tres municipios: Tamuín, San Vicente Tancuayalab y Tanlajás. Tanto jóvenes como adultos extienden su territorio, haciendo un uso inalienable del dinero. Nos demuestran que la relación con la ciudad es parte de su proceso vital, tanto familiar como individual.


Abstract: The objective is to analyze concepts of migration, poverty and social evils since view of 998 teenagers and their parents. A semi-quantitative methodology was used between teenagers, awhile an ethnographic research was used in adulthood, which was started since 2012 in seven communities laid out on three municipalities: Tamuin, San Vicente Tancuayalab and Tanlajás. Both, teenagers and adult people broad their territory making an inalienable use of money. They show us that the relationship with the city is a part of their vital process, as familial as individual.


Palabras clave: migración; pobreza; males sociales; perspectiva


La ponencia se desglosa en cinco secciones: en la primera se resumen las principales aportaciones teóricas sobre antropología del valor para explicar qué se entiende por el carácter inalienable de las acciones que crea la persona, dado que éste es el eje analítico que da soporte a ambas metodologías. En el siguiente apartado se muestran los criterios de selección que vincula a las siete comunidades de estudio. Enseguida se describen las metodologías empleadas para jóvenes y adultos, posteriormente se analizan de manera complementaria las consideraciones sobre migración, pobreza y los temas sobre males sociales que ambos grupos destacaron. Con la finalidad de


1 Doctorada en Antropología Social por la Universidad Iberoamericana, Centro INAH-SLP. Principales líneas de investigación: concepto antropológico de persona, el papel cambiante del ritual, el significado social de los alimentos en la Huasteca potosin, la defensa de los sitios sagrados ante la acumulación por desposesión, y las concepciones sociales del mal. [minelopezmillan@gmail.com, minami@live.com.mx]

entender los procesos migratorios, en la última sección se cita una crítica de Roger Wagner (2013) para subrayar las prácticas de movilidad que realizan los habitantes desde el momento en que nacen.


Elementos de antropología del valor: la persona

El planteamiento sobre el carácter inalienable de las acciones que crea la persona está basado en las lecturas y discusiones que conformaron el seminario “La reciprocidad y el intercambio de dones”, impartido por el Dr. Roger Magazine en el programa del posgrado de antropología social de la Universidad Iberoamericana. De manera general, ciertas contribuciones de diversos autores constituyen un soporte teórico, por ejemplo, en Marcel Mauss (1979), subrayo el aspecto de la no separación de los objetos de la persona que ocurre en el intercambio. Nicholas Thomas (1991), con un énfasis en los contextos que otorgan el carácter mutable del valor, elabora una crítica a la oposición intercambio de dones versus mercancías, ya que ninguna existe en su sentido puro, sino que, “la alienación de una cosa es su disociación de los productores de los primeros usuarios, o del contexto anterior” (ibíd:39). Por otra parte, la crítica de Graeber (2001) a la idea monolítica del mercado global en el marco del neoliberalismo, nos demuestra que las relaciones sociales son reducidas a objetos. Más aún, Roy Wagner (1981) nos lleva a una reflexión: “Cuando un antropólogo estudia otra cultura, la inventa, generalizando sus impresiones, experiencias y otras evidencias como si fueran producidas por una cosa externa. De este modo, su invención es una objetivización, o reificación de una cosa” (ibíd:26). En concordancia, Roger Magazine (2015) enfatiza: “en tanto nosotros, como antropólogos, nos centramos por lo general en la producción de cosas como la cultura, la estructura social y la comunidad, nuestros informantes mexicanos del altiplano se preocupan más por la producción de la subjetividad activa y la interdependencia” (ibíd:200). De acuerdo con la inspiración del autor, pondré en realce la preocupación académica por la migración como una cosa que estamos dando por sentada sin preguntarnos por esa preocupación que tienen los interlocutores de la huasteca potosina que los lleva a moverse a la ciudad. Por último, un autor que reúne todos estos elementos sobre antropología del valor es Arjun Appadurai (1986 y 2015), al explicarnos que existen diferentes regímenes del valor, más allá de la producción del valor capitalista.

Para explicar qué se entiende por el carácter inalienable de la persona, los trabajos de

Velázquez Galindo (2012) y López Millán (2016) se dirigen a ese puerto: sostienen que la persona, a lo largo de su vida cumple con una serie de deberes tanto comunitarios como rituales, mismos que afirman su membresía. Tal membresía también considera las implicaciones que tiene el incumplimiento de los deberes plenamente identificados por los habitantes. Las relaciones cursan un proceso de alienación en la medida que otros modos sociales de vida presionan y conducen a una ruptura del vínculo con los padres, familiares y con la tierra que les otorga vida. Confiriendo a Roger Magazine (2015), el uso inalienable del dinero describe un intercambio en el que el dinero nunca sustituye a la persona, tal como lo veremos en los resultados del estudio cualitativo y en las conclusiones de este documento. Entre la concepción de la persona teenek y la cosificación de ésta desde la terminología hegemónica, media el racismo entendido como un concepto relacional, asociado con la modernidad, el colonialismo y el imperialismo. “Es un conjunto de prácticas, estructuras, creencias y representaciones que transforman ciertas formas de diferencias percibidas, generalmente consideradas como indelebles e inalterables, en desigualdades” (Mullings, 2013:36). En las líneas que siguen, presentaré las características de la región y de la población estudiada.


Las comunidades seleccionadas en su entorno regional

En el mapa 1, se localiza la colindancia de tres municipios: el sur de Tamuín, Tanlajás y San Vicente Tancuayalab. El río Tampaón y el Coy influyen en la vida de las comunidades próximas, pero de modo especial en el aspecto económico, ya que la pesca temporal de auto-consumo se alterna con las siguientes actividades: crianza de ganado en pequeña proporción (diez cabezas), provisión de camiones areneros para las compañías que trabajan para la empresa Petróleos Mexicanos, la zafra1 (cortadores de caña), el trabajo como peones, vaqueros o administradores en los ranchos particulares y por último, el empleo como “oficiales” en la zona arqueológica Tamtoc (en la relación laboral de lista de raya o bajo el esquema de empleo temporal).

Mapa 1. Las comunidades próximas a la zona arqueológica de Tamtoc


1 = Zona arqueológica de Tamtoc


2 = ejido Santa Elena

1 o comunidad La

2 Primavera


Fuente: Universo y Configuración de Comunidades indígenas en San Luis Potosí; Programa: Agua y Sociedad, con modificaciones de mi elaboración.


Las siete comunidades incluidas en el proyecto “Transformaciones globales y el destino de las comunidades ribereñas de Tamuín, San Luis Potosí”2, son: Tampacoy, Venustiano Carranza, La Primavera con sus tres secciones agrarias, El Aserradero, San Francisco Cuayalab, Malilijá y La Cebadilla. Fueron seleccionadas acorde con tres criterios: inicialmente fue la cercanía a la zona arqueológica de Tamtoc (ubicada en un meandro formado por los ríos Tampaón y el Coy), la segunda es por la relación de parentesco madre-hija3, expresado por los mismos interlocutores a partir de seis genealogías y el último, por la relación agraria, es decir, por el hecho de que los habitantes de una comunidad pidieron tierras y la dotación recibida los llevó a fundar una familia nuclear en un determinado ejido de otro municipio o en el mismo. A continuación, veremos a quiénes consideré comunidades madre e hija, comunidades-hija, comunidades-madre y cuáles son las de parentesco heterogéneo.

Comunidades madre e hija

Tampacoy cumple con la categoría de ser madre e hija a la vez porque las generaciones de tampacoyenses nacidos entre 1950 a 1980 formaron sus parejas y familias dentro del solar del padre como patrilíneas localizadas (Robichaux, 2002, 2005ª y 2005b), es decir, no llevaron su residencia postmarital a otro ejido dentro, ni fuera del municipio, sino que la movilidad a Monterrey y otras ciudades sucedió hasta la década de los años noventa del siglo pasado. Hernández Cendejas (2012) realizó un estudio en torno a los efectos del programa gubernamental PROCEDE, en el que menciona como un efecto negativo el hecho de que no todos los hijos de los ejidatarios recibieran tierras, lo cual fue orillándolos a migrar.


Las comunidades-hija

Las comunidades “Hija” son aquéllas cuyos teenek nacidos en San Francisco Cuayalab (administrativamente adscrita al municipio de San Vicente Tancuayalab) y La Cebadilla (municipio de Tanlajás) solicitaron tierras bajo la relación agraria de ejido para llevar a sus respectivas familias y su residencia (neolocal) a las comunidades de Venustiano Carranza (López Millán, Diarios de campo, 2012-2017). En la noción hija está indicado el lugar de llegada, mientras que aquellas de donde salen: San Francisco Cuayalab, La Cebadilla y Malilijá, son comunidades “Madre”. Con un tono de orgullo, los moradores apostillan: “¡San Francisco es la mera, mera! ¡Es la madre!”


Las comunidades-madre

San Francisco Cuayalab (municipio de San Vicente Tancuayalab), La Cebadilla y Malilijá (ambas en municipio Tanlajás) refieren a la tierra en donde nacieron parejas que formaron familias y llevaron su residencia al tipo de ejidos que nombré comunidades-hija (Venustiano Carranza). Ellas son el lugar en donde está la persona a quién acudir en ocasiones específicas en que deciden cómo llevar tanto adversidades como celebraciones. Para las parejas que han emigrado a Monterrey, tanto las comunidades madre como hija continúan siendo el seno que acunará acontecimientos y rituales del ciclo de vida como lo son bautizos, celebración de XV años y bodas en la última semana de diciembre, periodo que no necesariamente es vacacional desde la lógica del capital, pero que les permite reunirse.


Comunidades con vínculo de parentesco heterogéneo

Por otra parte, dado que el Estado de San Luis Potosí reconoce la personalidad jurídica de sus pueblos o comunidades mediante su Constitución Política, el hecho de que éstas se encuentren registradas en el Padrón de Comunidades Indígenas4, no sólo empieza a ser un referente atractivo para aquéllas que no están insertas en dicho padrón, sino que, además, su exclusión pone al descubierto una serie de relaciones de desigualdad en su proceso de fundación como ejidos, y una suerte de filiación de parentesco heterogénea entre sus residentes, tal es el caso de las dos comunidades siguientes:

1.- La Primavera fue fundada como ejido Santa Elena en los años de 1940 por personas que venían desde Veracruz o de otros puntos del estado de San Luis Potosí y por hijos de uniones entre mujeres de la localidad y hombres que fueron soldados en tiempos de la Revolución. En otra fase, durante los años de 1970, algunos hombres nacidos en San Francisco Cuayalab y Malilijá, de manera aislada recibieron tierras (López Millán, Diarios de campo, 2012-2017).

2.- El Aserradero (ejido del mismo nombre), conocido también como “La Cuaya” fue fundado por solicitantes de tierra no-teenek, originarios de otros puntos del altiplano potosino y de Veracruz, y sólo un hombre teenek. Luciano Medina5 los lideró. Hoy, dos hijos de este último, junto con sus respectivas familias nucleares y otras tres familias extensas más habitan la apartada comunidad llamada Piedras Chinas (incluida en el ejido El Aserradero con la categoría de complemento agrario), en donde hasta 2015 se instaló el servicio de luz eléctrica. A lo largo de los años, han ingresado a El Aserradero habitantes teenek bajo la relación de yernos y nueras (López Millán, Diarios de campo, 2012-2017).

A continuación, dirigiré al lector a las metodologías, empezando por la observación participativa, enseguida describiré caracterización del cuestionario aplicado a 998 jóvenes de 12 a 18 años en los planteles de telesecundaria y bachillerato a los que acuden los jóvenes de las 7 comunidades seleccionadas.


La metodología semi-cuantitativa: conceptos de migración y pobreza

Los niños de telesecundaria en San Francisco Cuayalab6 realizaban tanto deberes como juegos en equipo, mezclando ambas situaciones, en las que la espontaneidad era notable: por ejemplo, ellos

se hacían cargo de la limpieza del plantel cada lunes, en medio de bromas constantes en lengua teenek mezclada con el español, sin bajar la voz. Parecía no costarles ningún trabajo organizarse para levantar entre 6 o 7 niños un tinaco grande de basura. En resumen, ellos mantienen impecable la escuela (la supervisión del profesorado es mínima), mientras que las madres de familia chapulean en día domingo, es decir, cortan el pasto, por medio de trabajo llamado faena, organizado por comités escolares. De manera diferente, en los planteles de Tamuín (Tampacoy, Venustiano Carranza y La Fortaleza), las madres de familia se encargan de hacer este trabajo mediante comités escolares.

El cuestionario tuvo como finalidad presentar cuáles eran los aspectos de la interacción subjetiva (abordada en el marco teórico de este documento), tales como: inquietudes, miedos y anhelos que los jóvenes comentaban desde el entorno de la comunidad natal antes de irse a una ciudad. Me interesó saber qué piensan los jóvenes sobre el concepto migración sin utilizar el término como tal. Las aristas etnográficas fueron plasmadas en una técnica, aprovechando que en el ámbito escolar los jóvenes implican un número. La aclaración es necesaria porque si bien, los resultados están expresados en porcentajes, el conjunto de temáticas se deriva de una investigación eminentemente etnográfica. El instrumento permitió identificar en cuáles temas las respuestas tienden a ser homogéneas, perfilando así problemáticas sociales estructurales, mientras que las respuestas heterogéneas abrían temas específicos.

De manera previa a la aplicación del cuestionario que se utilizó para este documento, realicé una prueba piloto entre 45 alumnos del Colegio de Bachilleres plantel Tanquián, con la intención de captar la percepción que tienen sobre aspectos sociales y económicos que los llevan a moverse a la ciudad. Las diez preguntas iniciales eran abiertas7 y exploraban 5 bloques temáticos: (a) La opinión que tienen de su comunidad y de las autoridades a nivel ejecutivo federal como municipal;

(b) los usos sociales del dinero; (c) sus temores y anhelos; (d) nociones alrededor del patrimonio y del patrimonio cultural; y (e) sobre los usos de la ciudad. Con base en las respuestas, armé series de opción múltiple, de modo que el instrumento final, aplicado en 2016, quedó conformado por 24 reactivos, de los cuales destacaré las preguntas cuyas respuestas subrayan los conceptos de migración y pobreza.

El conjunto de variables más revelador fue el primero: el que concierne con el nombre del lugar de nacimiento, la comunidad en la que crecieron y en donde actualmente viven. Este conjunto

describe mejor la movilidad que sostienen desde que nacen. Los jóvenes habían expresado una especial referencia al hecho de haber nacido en Ciudad Valles, aunque sus madres y familiares hayan acudido a dicha cabecera municipal sólo para atender el parto correspondiente. Incluso, en más de una ocasión presencié la manera en que los profesores de telesecundaria en los planteles de Tamuín insistían: “No. Tú no eres de Valles, ¿a ver, dónde vives?” Este diálogo entre profesor y alumnos fue relevante porque el hecho de atender el parto en una institución de salud ha orillado que la mayoría de los niños de esta generación hayan dejado de recibir el ritual de nacimiento de manera gradual. El ritual de nacimiento consistía en que la partera o persona que auxiliaba en la casa, recibía al niño mediante rezos, enterrando el cordón umbilical y la placenta en algún lugar especial del solar, generalmente debajo de un árbol de plátano. Este cambio en la práctica del parto y el hecho de nacer en una ciudad es un motivo para reflexionar cómo fue que el ritual de nacimiento fue desplazado por el orgullo enunciado por los niños y jóvenes al referir a dicha cabecera municipal.

En la medida que fui aplicando el cuestionario, me fui percatando de que algunos niños y niñas dejaban en blanco las respuestas abiertas. Después de un tiempo considerable les pregunté por qué no respondían (demoraban entre 40 minutos y una hora), entonces recibí silencio y una mirada de angustia por parte de los cuestionados, mientras que los compañeritos espetaban entre broma y respuesta: “¡Es burro! ¡No sabe!” Otro más apostilló: “¡Es como yo! ¡No sabe! Pedí entonces al grupito de curiosos que nos dejaran solos y de manera individual comenté a cada uno de los niños: “entre los dos vamos a responder el cuestionario”. De ese modo cambié a formato de entrevista. Fue así como conté a 7 alumnos de secundaria que no escribían fluidamente el español8 (3 mujeres y 4 hombres). Más tarde comenté al respecto con uno de los profesores, y la aclaración que él hizo, me pareció pertinente: “ellos responden examen de opción múltiple, subrayan la respuesta correcta pero no escriben”. El profesor mencionó otros ejemplos con el uso del lenguaje español, por ejemplo, que uno de los niños (de 12 años) canta en español con ciertas cualidades favorables pero que hablaba muy poco español. En los días siguientes fui a buscar a algunos de los niños en sus casas para platicar con sus madres, ya que algunos de ellos, principalmente varones, no recordaban cuándo era el día de su cumpleaños. Entonces comprendí que para los niños de San Francisco Cuayalab, el uso del idioma español está confinado al ámbito escolar, además de ser una lengua extranjera, ya que en la interacción familiar todos hablan el teenek, a pesar de que son

bilingües. A continuación, leeremos las respuestas temáticas.

En la gráfica 1 se observa una generalizada respuesta afirmativa a la pregunta: “¿Consideras necesario irte a una ciudad en el futuro?” Los jóvenes no necesariamente tienen familiares en la ciudad a la que desean ir, de acuerdo con la la interrogante: “¿Tienes familiares o amigos en la ciudad a la que quieres ir?” (Ver gráfica 2). Si bien, los jóvenes anhelan trabajar y enviar dinero a sus padres, los matriculados en el Colegio de Bachilleres de San Francisco Cuayalab —quienes usan la lengua materna como protección ante el profesorado y conmigo— muestran una marcada mayoría respecto a los jóvenes que asisten a la cabecera municipal de Tanlajás (ver gráfica 3), cuyo 50 % expresó su anhelo prioritario de estudiar. Durante una fase posterior de la investigación, en la que socialicé los resultados, los jóvenes de bachillerato de San Francisco Cuayalab reiteraron verbalmente su deseo de ayudar a sus padres mediante el envío de dinero. Ellos tienen un alto sentido de compromiso con sus padres. Respecto a las connotaciones del término pobreza, sobre todo por su intencionalidad excluyente, para los jóvenes es un flagelo ser categorizados como pobres, tan lo es, que de manera mayoritaria marcaron como verdadera la sentencia: “no me gusta que me consideren pobre porque en mi comunidad tenemos otras formas de riqueza” (ver gráfica núm. 4).


Gráfica núm. 1. Porcentaje de jóvenes que prevén moverse a una ciudad


100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0

No

No respondió No se irá

No sabe


Fuente: Instrumento semi-cuantitativo de elaboración propia (2016).

Gráfica núm. 2. Porcentaje de jóvenes que tienen familiares en la ciudad a la que desean ir


100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0


Sí No

No se irá

No respondió


Fuente: Instrumento semi-cuantitativo de elaboración propia (2016).


Gráfica núm. 3. Porcentaje de jóvenes que desean trabajar y enviar dinero a sus padres


80


70


60

Desean trabajar y enviar

dinero

Desean estudiar


50

Desean conocer


40

No respondió


30

No se irá


20


10


0


Fuente: Instrumento semi-cuantitativo de elaboración propia (2016).


Gráfica núm. 4. Porcentaje de jóvenes que consideran ofensivo ser señalados como pobres


100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0


VERDADERO FALSO

No respondió


Fuente: Instrumento semi-cuantitativo de elaboración propia (2016).


Para analizar el tipo trabajo que a los jóvenes les gustaría desempeñar en la ciudad, elaboré una tipología basada en once elementos situacionales, dado que sus respuestas remitían a necesidades y situaciones que ellos vislumbraban, las cuales no necesariamente eran claras, sino que dibujaban su posible lugar en la ciudad como una experiencia imprescindible en su historia personal.

En primer lugar, un sitio laboral concreto, conocido a partir de sus familiares que ya radican en la ciudad, sin describir jerarquías, por ejemplo: en una fábrica, en una empresa, en tiendas. En segunda elección, los jóvenes refirieron un sitio laboral que especificó jerarquías, por ejemplo, encargado de una fábrica o administrador de empresa. En tercer grupo, profesiones y nivel técnico específicos, como: contador, ingeniero, arquitecto, licenciado, maestra, chef, pedagogía; mientras que un 13% de sanfrancisquenses señaló una profesión de éstas. Un cuarto grupo indicó un puesto concreto sin señalar sitio laboral: secretaria, cajero, algo de sistemas, cómputo. Un quinto conjunto estuvo delimitado por un referente laboral que no especifica puesto, ni jerarquías, sino a la personalidad de un profesionista, por ejemplo, “en un doctor”, “en un veterinario”. Un sexto grupo partía de un ideal que busca un tipo de reconocimiento, pero sin señalar sitio laboral, por ejemplo,

“en un trabajo importante para nuestro país”, “algo donde demuestre lo que tengo y lo que he aprendido”, “una carrera”, “tener un estudio”, “tener una profesión”, “tener un buen doctorado”. Un séptimo grupo describió oficios, sin especificar sitio o referente laboral: “mecánico”, “máquinas y herramientas”, “soldador”, “tractorista”, “mesero”. El octavo conjunto dedicado al campo, refirió a la “ganadería”. El grupo nueve describió una secretaría de estado: “soldado, ejército mexicano, marín, enfermera militar”. El grupo diez no indicó buscar un reconocimiento, ni mencionó sitio o referente laboral: “algo donde sí me adapte”, “algo que no sea tan pesado”. En el undécimo estuvieron los que expresaron no saber cuál sería su ocupación. Finalmente, estuvieron quienes indicaron su voluntad de no irse a la ciudad, mientras que un último conjunto estuvo conformado por los muchachos que no respondieron.

En 2017 regresé a cada uno de los planteles con la finalidad de socializar los resultados, tanto con profesores como con alumnos, ya que dicha interacción formó parte de la investigación en conjunto. Hasta esa segunda fase, de manera verbal pregunté a cada grupo: “¿en dónde han escuchado, visto o leído la palabra migración?” De manera tímida, las respuestas generalizadas fueron: “en el libro de Formación, en el libro de Español; en las noticias”. En ese momento les señalé la intencionalidad de no utilizar la palabra migración durante el cuestionario escrito y la diferencia al comentarla de manera grupal, al reportar los hallazgos. Una observación digna de anotarse sobre el uso de la lengua materna y la española, es que durante la aplicación del cuestionario los jóvenes hacían bromas entre sí. En medio de risas se escucharon bromas locales en español sobre la ciudad que les gustaría conocer, mientras que los estudiantes de bachillerato de San Francisco Cuayalab, quienes son bilingües, por ningún motivo estuvieron dispuestos a compartirme el contenido de sus bromas. Usaban la lengua materna como una protección ante la interacción con las autoridades escolares y conmigo, pues el silencio que envolvía al alumnado me asombró desde que ingresé a las aulas y la disciplina grupal al saludarme era evidente. Sin duda, el profesorado y yo formamos parte de esa mirada colonial que los atisba. De manera diferente, un bullicio incesante rodeaba a los estudiantes donde el español era la clave comunicativa (comunidades de Tamuín: La Primavera, El Aserradero y Venustiano Carranza). El uso del español también es una pauta de comunicación en el Colegio de Bachilleres de Tanlajás (cabecera municipal), sin embargo, el 59 % de los estudiantes crecieron en una comunidad bilingüe9, de modo que ellos han optado por no usar su lengua materna para desenvolverse en el medio escolar.

Por otro lado, los estudiantes de bachillerato y telesecundaria en La Primavera (Tamuín) habían anotado problemas sobre una suerte de intolerancia recíproca, mediante la cual referían ser víctimas de las risas y críticas de sus compañeros de grupo; sin embargo, nadie se reconocía a sí mismo como victimario. Más bien, escribían: “Si los demás se ríen, yo también”. Decidí platicar y entrevistar a los adultos sobre los aspectos negativos en las 7 comunidades. En la parte final del siguiente apartado conoceremos cuáles son esos males sociales.


La investigación etnográfica y las entrevistas: los males sociales

Diecisiete entrevistados indican la negatividad que connota la sola palabra migración. La pregunta tiene un efecto tan ofensivo que la primera reacción de dos ellos, fue la enunciación: “¿cómo?” La mayoría de los padres de familia no sólo muestran disgusto al responder que sus hijos “no son migrantes”. Emiten un contra-argumento a dicho concepto, por ejemplo, uno de los curanderos (50 años de edad) de La Cebadilla, quien tiene un hijo de 28 años y una hija de 24, ambos con familia en Monterrey, acusa acerca de la ciudad: “No. ¡Mis muchachos fueron a trabajar! ¡Allá hay dinero, pero hay muchos peligros!” Por su parte, Aristea (59 años) de Piedras Chinas se ofende con la pregunta: “¿Cómo? ¡No! Ellos (refiriendo a sus hijos) hacen el mismo trabajo que aquí. Andan en el campo, pero allá en Flórida (EEUU). ¡Ellos aquí tienen su casa!” Una mujer de 46 años de La Cebadilla respondió con tono de duda y resignación: “pues así nos dicen”. Solamente un hombre de 80 años (Malilijá) aceptó con tono de acusación la etiqueta de migrantes hacia sus hijos: “Os sí. Son migrantes. Ya no vienen a verme”.

La respuesta de una mujer (37 años) de Tampacoy abrió una brecha entre jóvenes y adultos, al introducir la noción de compromiso: “pues depende de la situación de cada uno, se puede ser migrante o no. Los jóvenes sí porque andan viendo a ver qué encuentran, ya regresarán, pero la gente mayor, ¡no! Mi suegra tiene un compromiso, mi mamá, aquí tienen a su familia”. La opinión de esta entrevistada abre en sí un tema de debate porque si bien los jóvenes no utilizaron la palabra compromiso, los estudiantes bilingües del bachillerato de San Francisco Cuayalab expresaron un alto sentido compromiso hacia sus padres al indicar su deseo de trabajar en la ciudad y de hacer un uso inalienable del dinero al enviárselos.

Por último, a partir de investigación etnográfica, los adultos de la comunidad llamada La Primavera (de parentesco heterogéneo) señalaron problemáticas concretas en su interacción con

las instituciones gubernamentales, identificadas como dos males sociales: (a) rupturas familiares por la herencia de la tierra, (b) el hecho de padecer una estructura comunitaria jerárquica desigual impuesta por los representantes y promotores locales que distribuyen programas gubernamentales. En medio de estos males se desataba un ir y venir de envidias, por un lado, mientras que por otro, por vía de la manifestación de un mal corporal, llamado trazol, los habitantes realizan constantes barridas y remedios para depurar ese flujo incesante del mal. Al profundizar sobre el análisis de estos males, especialmente reiterados en esta comunidad, a diferencia de aquellas que mantuvieron el vínculo de parentesco de madre e hija, encontré que La Primavera con sus tres secciones agrarias estuvo marcada por relaciones de racismo desde su proceso de formación como ejido. Ese racismo se manifestó en un desdén hacia los habitantes teenek. Sin embargo, de manera contradictoria, algunos ejidatarios no teenek fueron formando parejas conyugales con mujeres teenek y algunos ejidatarios teenek se unieron con mujeres no teenek. Hoy día no usan las oposiciones indio-mestizo y contadas personas se autodefinen como teenek (López Millán, en prensa).


Comentarios finales

A partir de elementos de antropología del valor, el enfoque teórico que dirigió la guía de ambas metodologías fue el carácter inalienable de las acciones que crea la persona. Mientras que la lógica del capital otorga una relevancia central a la producción del valor monetario, los habitantes de la Huasteca potosina nos demuestran una y otra vez la importancia de la producción de subjetividades (Magazine, 2015), y que el valor se produce de diferentes maneras mediante las prácticas que ellos realizan cotidianamente. Los niños y jóvenes que mencionan con orgullo haber nacido en Ciudad Valles, nos desafían a pensar que el movimiento que realizaron junto con su madre desde el momento de su nacimiento es un hecho crucial que ha sustituido al ritual de nacimiento. El hecho de haber nacido en una ciudad y haber crecido en una pequeña comunidad rural amerita espacio para una cita de Johannes Neurath (2017:39), quien mediante el análisis del chamanismo, nos demuestra que el objetivo es la acumulación de identidades. Así, los jóvenes y niños nacidos en Ciudad Valles nos demuestran que ésa es su ciudad y que no existe un motivo que los confine a permanecer de manera rígida en la comunidad donde crecieron.

De acuerdo con las respuestas escritas y los comentarios verbales tanto de jóvenes como adultos, la palabra migración remite a una doble imposición: como concepto y como una realidad.

Los jóvenes en general expresan una mayor libertad escrita, mientras que los adultos se desenvuelven mejor de manera verbal. Los jóvenes no manifiestan molestia ante las preguntas, mientras que para los adultos la sola palabra migración implica una ofensa. Ambos grupos de edad mencionan temas que les preocupan sobre los males sociales al interior de sus comunidades. Estos males tienen un origen desde el proceso de formación de los ejidos, especialmente La Primavera, donde el racismo marcó las uniones conyugales entre uno de los consortes teenek y no teenek.

Las relaciones alienadas del capital los orillan a una tipología laboral que ellos no eligen, especialmente a las mujeres, ya que solo dos estudiantes de telesecundaria en San Francisco Cuayalab mencionaron desear desempeñarse en el servicio doméstico: “es un trabajo honrado”. Este contraste es motivo de reflexión respecto a lo que el dato sociodemográfico documenta (Durin et al. 2014:27).

Concluyo con la crítica que Roy Wagner (2013) elabora para algunos conceptos que se dan por sentados. En este caso, el concepto migración desde un discurso hegemónico se basa en la persona como objeto, y no en la persona descrita por los habitantes de la Huasteca, aquella persona que en sus intercambios relacionales, nunca es sustituida por el dinero o cosificada.


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Notas


1 La zafra es una de las fases de producción cañera que consiste en el corte, mismo que puede ejecutarse mediante maquinaria o por el trabajo de cortadores, quienes son remunerados a destajo.

2 Proyecto financiado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

3 Daniele Dehouve (2016:121) nos recuerda que "las separaciones de pueblos ya existían en la época colonial. A partir del decenio de 1970 se crearon muchas localidades nuevas que se separaron de sus madres para conseguir su autonomía”. Los habitantes de las comunidades madre e hija, son bilingües. En la investigación realizada por Agustín Ávila (s/f), entre 2001 y 2002, cuyo documento fue entregado al Distrito


Electoral Federal 01 con cabecera en Huejutla, Hidalgo, hay una referencia de parentesco similar: “la comunidad de Nueva Tenochtitlán, en el municipio de San Felipe Orizatlán, que no tiene más de 10 años de que fue fundada, y que se constituye como barrio de una comunidad mayor Huextetitla, la comunidad madre, donde sus habitantes coexisten con tres tipos de tenencia” (ibíd.:21).

4 En todo el Estado-Nación, sólo tres estados reconocen a sus pueblos indígenas como sujetos de derecho mediante la Constitución: San Luis Potosí, Michoacán por el caso Cherán y Oaxaca. Cada uno de estos tres

casos tuvo un proceso diferente. San Luis Potosí cuenta con un padrón de comunidades indígenas (Poder Ejecutivo del Estado Libre y Soberano de San Luis Potosí, 2010).

5 Hoy día, una parte considerable de los habitantes de El Aserradero lo señalan como “el cacique” porque durante 16 años se sostuvo como comisariado ejidal y les exigía los pagos puntuales de cien pesos. Uno de los fundadores teenek comenta que todavía hasta los años cincuenta habían más familias, pero por las exigencias del líder tuvieron que moverse a Tampacoy, a la Antigua Primavera y a otras comunidades de Ciudad Valles.

6 Recuerdo al lector que, las comunidades categorizadas como madre son bilingües, es decir: San Francisco

Cuayalab, Malilijá y La Cebadilla.

7 1.- ¿Qué es lo que más te gusta de tu comunidad? 2.- ¿Qué es lo que menos te gusta de tu comunidad? 3.-

¿Qué es lo que no te gusta de tu país? 4.- ¿Cuál es tu mayor anhelo? 5.-Escribe lo que quieras sobre tus miedos. 6.- ¿Qué entiendes por patrimonio? 7.- ¿Consideras necesario irte a Monterrey o a otra ciudad en el futuro? 8.- ¿Conoces otros tipos de riqueza? Menciona ejemplos. 9.- Imaginando el futuro, ¿qué te gustaría dejarles a tus hijos? 10.- Dibuja lo que imaginas o piensas del patrimonio cultural.

8 Debido al tamaño grande de la muestra, es decir 523 jóvenes del Colegio de Bachilleres de Tanlajás, no me fue posible detectar a tres de ellos que también dejaron en blanco la mayor parte de las respuestas abiertas, sólo me percaté hasta el momento de revisar los datos.

9 De acuerdo con el cuestionario instrumentado para el presente trabajo, este 59 % de estudiantes viven en

las comunidades de Tanlajás: Agualoja, Calabazas, Argentina, El Barrancón, Hualitzé, Cueytzén Viejo, Cueytzén Nuevo, Cuitzbzén, el Chuche, El Fortín, El Mante, el May, El Monec, El Pando, El Tiyow, El Tzajib, Jomté, La Concepción; La Labor, Malilijá, Niños Héroes, Ojox, Pixtzán, Pataljá, Quelabitadz, San Benito, San José Xilatzén, Santa Rosa, Tancolol, Tizoapapatz, Tocoymohom, y Tres cruces. Del municipio de San Antonio: Ictzén, La Rosita, Patnel, Pokchich, Pokenich, San Pedro, Tanjaznek, Tocoy y Xolol. Entre 35 y 50 estudiantes se alojan en un albergue que construyó la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI).