“Peyote”: culto y restricción "Peyote": worship and restriction

Fernando Augusto Olvera Galarza1


Resumen: En este trabajo se presentará un análisis del uso y las restricciones del peyote en las culturas indígenas del norte y occidente de México, donde se profundizará sobre los distintos significados de esta cactácea endémica del desierto chihuahuense, así mismo se expondrán las distintas percepciones que se tienen del cactus entre los pueblos indígenas Raramuri, Tepehuano, Náayari (Coras) y Wixarika (Huicholes); como las distintas posturas en cuanto a su uso, conservación y protección por parte de los pueblos indígenas, “neoindios” y peyoteros.


Abstract: The paper will present an analysis of the use and restrictions of peyote in the indigenous cultures of the north and west of Mexico, where the different meanings of this endemic cacti of the Chihuahuan desert will be studied in depth, as well as the different perceptions that are presented. of the cactus among the indigenous peoples Raramuri, Tepehuano, Náayari (Coras) and Wixarika (Huicholes); as the different positions regarding its use, conservation and protection by indigenous peoples, "neoindians" and peyoteros.


Palabras clave: peyote; culto; restricción; mitote; ceremonia; tradición


1.- Introducción

Lophophora williamssi o peyote es una especie de la familia de las cactáceas, es endémica del semidesierto de Chihuahua y de la parte sub occidental de Texas1. Puede tardar hasta 15 años en llegar a un estado de madurez2. Isabel Gandola (1937), comenta que etimológicamente la palabra peyote (de origen náhuatl), viene de peyon-alic y significa estimular a alguien o activar. En México el peyote es consumido desde tiempos inmemoriales para ceremonias por algunos grupos indígenas como los Raramuli que lo llaman “jikuli3” o “bunami4; odam que lo nombran kamaba5; los Naayarit que le dicen “huatari”6 y los Wixaritari que les dicen “´hiíkuri7.Gonzalo Aguirre Beltrán8 (1963), identifica más 30 lugares en México donde se sabía de su uso:


1 Licenciado en Antropología Social por la Facultada de Ciencias Sociales y Humanidades (FCSyH) de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP). Adscrito al INHA en el equipo regional Centro Noreste de México del programa de Etnografía de las Regiones Indígenas de México en el Nuevo Milenio. Líneas de investigación: territorialidad y patrimonio biocultural. Correo electrónico: fher_og@hotmail.com.

He aquí, por orden alfabético, los lugares que en los siglos XVII y XVIII, cuando menos, sabían del uso de la planta: Acámbaro, Antequera, Atlixco, Chalco, Chihuahua, Cholula, Cuautla, Cuitzeo, Guadalajara, Guadalcázar, Guanajuato, Hurepetío, Ixmiquilpan, León, Manila, Mexico Pachuca, Puebla, Querétaro, Salamanca, Saltillo, San Luis Potosí, San Luis de la Paz, San Juan del Rio, San Pedro, Piedra Gorda, Santa Ana Maya, Santa Fe, Sinaloa, Tarimbaro, Taxco, Taximaroa, Tlalpujagua, Tecoripa, Tepeaca, Tepuxtlán, Texcoco, Valladolid, Zacualpa y Zacatecas (Aguirre,1963:143).


“La prohibición formal del uso del peyote se dictó en los primeros años del siglo XVII: en un edicto del Santo Tribunal de la Inquisición impreso en México en 1620” (Ibíd.). A pesar de que en 1928 el Consejo Superior de Salubridad de México declaró que el peyote no era “una planta enervante” ni una planta “intoxicante” y que tenía propiedades farmacodinámicas especiales, la presión de los Estados Unidos coercionó a México para que clasificara el peyote como una sustancia ilegal en la Convención Única Internacional sobre Psicotrópicos de 1971; esto debido a la mezcalina, una fenil-etil-amina que produce cambios en la percepción, la sensación, los estados de ánimo y el nivel de consciencia. Así mismo, este agente psicodélico se caracteriza por su bajo potencial de abuso.

Actualmente se encuentra en protección especial bajo la norma oficial mexicana NOM- 059-SEMARNAT2010. La ley general de salud lo establece como una droga junto con la heroína, marihuana, etc. Dictaminando una cantidad mínima permisible de portación para cada enervante excepto para el peyote; esto debido a que está sujeto a protección especial bajo la NOM-059 debido al exceso de Impacto de uso humano sobre el taxón en el hábitat. Es considerada como una especie con escaso o nulo valor terapéutico por la Ley General de Salud.

El código penal federal basado en la ley General de Salud establece una pena de cuatro a seis meses de prisión y de 50 a 150 días de salario a las personas ajenas a comunidades indígenas por la posesión de peyote. El gobierno mexicano ha permitido y reconocido su uso para los pueblos indígenas que tradicionalmente lo han utilizado, fundamentado legalmente en el convenio 169 de la OIT y en el artículo 2 de la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos.

En los pueblos indígenas de México su consumo data desde tiempos inmemorables,

principalmente entre los comúnmente llamados chichimecas quienes eran numerosos grupos de cazadores-recolectores, que se caracterizaban por ser nómadas y belicosos; estos grupos comúnmente se movían la zona altiplano y la altiplanicie costera del golfo: un corredor que inicia en las serranías de Veracruz y termina hasta el sur de Texas lo que facilitó su consumo y propagación entre estos grupos y sus vecinos.

En Rio Grande al sur de Texas en las cuevas del sitio arqueológico Shumla, se encontraron rasgos arqueológicos que muestran que los habitantes de este lugar lo utilizaban, al aplicar pruebas de C14 sobre un fósil de peyote se determinó que databa desde los tiempos de la prehistoria, aproximadamente del año 3780 a.c.; en cuanto a los efectos, Sahagún en historia libro XI capitulo XII los describe como emborrachadores entre los naturales, lo cual les provoca tener visiones espantosas o de risas.


Hay otra yerba como tunas de tierra, se llama peiotl; es blanca, hácese hacia la parte del norte; (…); es común manjar de los Chichimecas pues los mantiene y les da ánimo para pelear y no tener miedo, ni sed ni hambre y dicen que los guarda de todo peligro (Sahagún, Lib. XI, Cap VII en Powel, 1996).


Esta perspectiva del pueblo indígena hacia el peyote fue tomada por los invasores españoles por artilugios del diablo ya que estas prácticas atentaban contra la virtud de la templanza: virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados.9 Lo anterior ocasionó una serie de denuncias y confesiones de la población novohispana.


La Santa Inquisición determinó sanciones que iban de las “penas pecuniarias y corporales” a las “excomunión mayor”. Esta primigenia restricción, basada en preceptos religiosos, parece haber surtido efecto ya que el uso de drogas tradicionales se fue rezagando a grupos indígenas en zonas más aisladas (Nidia Olvera: 2015).


Situación que llevo algunos pueblos a sustituir el uso del peyote por el consumo de bebidas alcohólicas10 fermentadas, o en unos casos estimulantes como actualmente es la coca-

cola11, que provocaran efectos alterados de la percepción. Su consumo ceremonial era y es durante las ceremonias llamadas “mitotes que refiere a un sistema amplio de trasformaciones. Siendo expresión contemporánea de un antiguo complejo ritual probablemente de arraigo chichimeca” (Neurath, 2002:81).


Especie de baile o danza que usaban los indios en que entraba gran cantidad de ellos, adornados vistosamente, y agarrados de las manos, formaban un gran coro en medio del cual ponían una bandera, y junto a ella el brebaje, que les servirá de bebida: y así iban haciendo sus mudanzas al son de un tamboril, y bebiendo de rato en rato, hasta que se embriagaban y privaban de sentido (Cf. Grases: 395).


En estas fiestas o ceremonias los participantes danzan alrededor de cierto elemento eje central como puede ser el shaman, el peyote o una bandera, los participantes toman peyote o alguna otra bebida estimulante acompañados de música y un sacrificio u ofrecimiento de sangre. Creando un periodo de liminaridad colectiva a lo que Turner llama comunitas. En este ritual los participantes realizan intercambio de comida iniciando o fortaleciendo alianzas. Fernando Olvera Charles (2010) argumenta con respecto al mitote que éste fue fundamental para la resistencia indígena durante el proceso de la conquista y que actualmente siguen realizando los pueblos indígenas12 de noreste y occidente que a continuación describimos como parte de su ciclo ceremonial agrícola.


2.- Rarámuri /tarahumaras

Lumholtz en su libro el México Desconocido (1902), comenta que para los tarahumaras el jikuli era el hermano gemelo del sol, quien lo dejo como un gran remedio en la tierra. Carlo Boifiglioli también identifica esta relación entre sol y el peyote “Por el rumbo en el que vive (oriente, característico que lo relaciona con el sol naciente) el jikuri puede ser visto como una entidad nocturna que conduce al amanecer curativo y por extensión, al renacimiento de los participantes” (Bonfiglioli, 2006:261).

Para los tarahumara el peyote es consumido solo en las ceremonias de curación que realizan los Owirúame (termino genérico para doctor o medico) dentro de este grupo está el

Sipaame quien es el especialista en su uso; el único capaz de canalizar las virtudes del peyote; el realiza expediciones en algún lugar del desierto de chihuahua, para buscar el jikuri. Al momento de encontrarlo preparara un espacio circular donde realiza una ceremonia en torno al fuego, consumiéndolo en estado fresco, para después llevarlo a su comunidad para realizarle ceremonias del tipo mitote conocida como “raspas”, donde se realizara un sacrificio de un animal:


Las raspas se celebran cuando alguien quiere curarse y establecer una alianza con el peyote. 1) Entrada de los participantes en el espacio ceremonial; 2) Sermón inicial del sipaáme; 3) Ingesta colectiva del jíkuri (peyote), 4) Varias sesiones de raspas, cantos chamánicos y danzas de los participantes; 5) Curación de estos últimos por parte del sipaáme y de sus ayudantes; 6) Despedida del jíkuri; 7) Purificación final de los participantes y del espacio ritual; 8) Salida de éstos del espacio ceremonial (Bonfiglioli, 2006:25).


María Benciolini (2012) comenta “el peyote en las curaciones actúa como “agente de trasformación” que permite al enfermo transitar de un estado de malestar causado por una falta ética y asociado con la noche, a la salud, que llega con el surgimiento del sol., Para este pueblo el peyote es un aliado, que puede propiciar la curación y debe ser tratado con mucho respeto y cuidado ya que si fuera afectado en cuanto a su manejo y culto este se volvería contra las personas involucradas en el acto de trasgresión, es por eso que la mayoría de los tarahumara mantiene precauciones en cuanto su uso.

En 1900 el Dr. Manuel Urbina reporto como una enfermedad o dolencia sobre natural “la transgresión al jikuri (peyote): no cumplir con los muertos. La tristeza y la excesiva delgadez que deja el cuerpo reseco son generalmente claros síntomas de estar completamente enfermo, por lo que habrá que proceder a rescatar el alma y recobrar el equilibrio de la persona con ella misma, con su comunidad y con el cosmos.


3.- Odam/ tepehuanos

Los tepehuanos se localizan principalmente en el sur de Durango al igual que los Coras y los

raramuri llevaron un proceso de evangelización muy violento en donde muchas de sus prácticas

fueron reprimidas y juzgadas bajo los prejuicios de los colonizadores. Como fue el uso del peyote en sus danzas. Actualmente no consumen el peyote a pesar de tenerlo muy presente en su cultura.

Para los tepehuanos de Santa María Ocotán está ausente en sus ceremonias aunque es sabido que es utilizado por sus vecinos wixaritari del Mezquital, Durango, a quienes los perciben como un pueblo pecador con muchos excesos: “son del diablo” por eso consumen mucho peyote ya que ellos han pactado con él.


Durante el xiotalh [mitote] tepehuano de petición de lluvias, la bebida hecha a base de mezcal fermentado cumple una función semejante a la del peyote en hikuli nexa (…) para la noche de baile, en las ollas de barro se ha obtenido un líquido blanquecino y espumoso (mai baraá) que se bebe para seguir bailando y “llevar la lluvia a todo el mundo” (Reyes,2006: 224).


Además de esta bebida en el mitote se incluyen las danzas y la abstinencia de alimento y el consumo de tabaco con el fin de propiciar efectos parecidos a los del consumo de peyote. Reyes (2006) propone en ese sentido, el tabaco makuche tiene atributos semejantes a los del peyote como eficaz intermediario con los dioses, de ahí que entre los tepehuanes también es conocido como “el correo divino”. “El simple consumo del tabaco no es por si solo alucinógeno, aunque sí “emborracha”; pero grandes cantidades del mismo, combinadas con el ayuno y la abstinencia de sal puede hacer posible un estado alterado de conciencia” (Reyes, 2006: 224).


4.-Náayarit/ coras

Los Coras habitan en el estado de Nayarit, sus principales “patios de mitote” se localizan en las comunidades de Jesús María y en la mesa del Nayar.


El padre Arias informa que la yerba “era tenida por los Coras como creación especial del genio maligno, a quien ellos designaban con el nombre de Naycuric, estaba consagrada a servir de ofrenda al numen y su bebida servía para tener comunicación con el (Aguirre,1963:147).

María Binciolini en su trabajo “Entre el orden y la Trasgresión: el consumo ritual del peyote entre los Coras (2012) propone a manera de hipótesis, que el peyote entre los Coras es un elemento que posibilita la asociación con lo que es trasgresor y lo que viene de fuera; para esta autora los Coras recurren al consumo de peyote en algunos momentos que identifican como de “ruptura ritual”, “en los cuales parecería que las fuerzas de la transgresión tomaran el poder en detrimento del orden establecido” (Binciolini,2012:186). Describe los usos del peyote entre los habitantes de la Mesa del Nayar y Jesús María durante las pachitas y Semana Santa: identifica tres grupos que consumen peyote: los Centuriones: quienes lo consumen fresco molido; los judíos: quienes lo consumen seco y sin moler y los que se encuentran adentro de la iglesia quienes lo toman en vasos de peyote molido. Apoyándose en Adriana Guzmán [1997:23] indica que para los Coras el semidesierto del altiplano potosino o Wirikuta donde crece el peyote, es el lugar del esperma solar. Valdovinos [2002], el aspecto del peyote molido, así como el contexto en el que se consume, hace referencia a las nubes y a la lluvia, hecho que remite nuevamente al líquido germinador, a las lluvias de Wirikuta que representan al esperma solar que fecundará la tierra.

María Biciolini Plantea que en esta celebración se remite al mito de una relación entre la virgen, que es la tierra, y Cristo. Los Coras de Jesús María dicen que Cristo, con engaños, orinó (líquido) la jícara (matriz) de la virgen. […] Durante la ceremonia de las pachitas las malinches en forma de burla y en sentido de trasgresión las ofrecen al gobernador y al mayordomo peyote molido en agua y espumoso.


Tabla 1 Cuadro de Maria Biciolini 2012

Geroncio García López, él es encargado de justicia en su comunidad en el Nogal municipio de Nayar en Nayarit. Me cuenta respecto al peyote que es en una ceremonia que realiza a principios de mayo, donde los sacerdotes asignan a tres personas la responsabilidad de ir a dejar ofrendas con algodón y traer el peyote de “+ thet matha” localizada en el semidesierto del Altiplano Potosino, entre charcas y catorce, el lugar que los Wixarikas llaman Wirikuta y donde habita la diosa de la lluvia tuáaca-muú-ta, aquí vienen todas las almas de los Muertos, en este lugar hay mucho conocimiento pero también hay muchos males. Para Geroncio García López el peyote es muy peligroso ya que te puede volver loco y solo los sacerdotes (las personas con cargo durante los mitotes) son los que lo consumen.


5.- Wixarika

Sus centros ceremoniales tradicionales se localizan en los estados de Jalisco, Durango y Nayarit, vecinos próximos de los Coras y Tepehuanes, que nombran también como sus hermanos mayores. Año con año de octubre a marzo, salen de sus centros ceremoniales los Kawitexutsixi o peregrinos Wixaritari quienes realizarán la peregrinación a Wirikuta, en donde dejaran ofrenda a los Kakayarite (ancestros deificados), pedirán por el bien común y los favores de ellos; recolectando durante el recorrido elementos naturales como agua, raíces y el hiíkuri.

Para el pueblo Wixarika, el hiíkuri es una deidad entendida como un maestro guía; que hace la función de una biblia o diccionario, este conocimiento son las huellas de kauyumari, el hermano mayor cola de venado, o el venado azul; quien fue el guía en la primera peregrinación que se trasformó en múltiples formas y vive en Wirikuta. Francisco López Carrillo, Tsauxirika (guía de la peregrinación) y mara’akame (chaman cantador) del centro ceremonial de San Andrés Cohamita, Mexquitic, Jalisco (2012-2017) nos cuenta:


Para el pueblo Wixarika el hiíkuri es un diccionario, simboliza las pisadas del kauyumarí: el venado; es por eso que los Wixaritari tienen que peregrinar a Wirikuta. Esta es la costumbre que nuestros kakayarite nos dejaron; por eso tenemos que hacer la ceremonia; durante la peregrinación a wirikuta el mara’akame tiene que hacer la ceremonia de casería o búsqueda de venado. Al igual que lo hizo Paritsika cuando flecho a el venado hikurí durante la primera peregrinación a Wiikuta (comunicación directa 2015).13

Cuentan los mitos que mediante el sacrificio de wiri+wi los kakayarite pudieron dejar el hiíkuri; cacto sagrado mediante el cual los wixaritari (plural de wixarika) se comunican con sus dioses estableciendo un fuerte compromisos de 5 años. Y es por eso que el pueblo Wixarika llama a este lugar sagrado como “Wirikuta” en honor del sacrificio que hizo wiri+wi para dejar el hiíkuri.

Hay una clasificación del peyote para el pueblo Wixarika donde encontramos al Ariocarpus o peyote brujo como Ekateiwari, al igual que los peyotes cuyos gajos van en sentido opuesto a las manecillas del reloj estos son peligrosos. El hiíkuri como Wirikuta debe ser tratado con respeto “todo lo que te llevas de wirikuta debe de ser con un compromiso de 5 años, en los cuales tendrán que realizar una ceremonia, de lo contrario podría haber fuertes repercusiones para todos los involucrados” (comunicación directa: francisco Calletano Carrillo: 2014).

A diferencia de los pueblos indígenas que aquí se describen el pueblo Wixarika es el mayor consumidor del peyote cada uno de sus centros ceremoniales y patios familiares realizan peregrinaciones anuales a Wirikuta, para traer el peyote que se consumirá colectivamente durante el hikuri neixa o la fiesta del peyote:

En esta ceremonia los peregrinos que han regresado de Wirikuta comparten el peyote que se trajo de este sitio sagrado. Se realizan intercambios de alimentos entre los teukari (compañeros de peregrinación) y jicareros de otros centros ceremoniales. Durante esta celebración los participantes realizaran ceremonias llamadas “mitote” donde danzarán y consumirán el hiíkuri que se encuentra colocado en 5 depósitos de ofrendas, situados en las cuatro esquinas y el centro del centro ceremonial; la ceremonia dura 5 días. Además del hikuri neixa, el hiíkuri es consumido por los jikareros normalmente durante las demás fiestas del tukipa que realizan en cada una de las comunidades.

Trabajos etnográficos como los de Arturo Gutiérrez del Ángel, Johanes Neurat, Olivia Kilden y Paul Lifman nos describen a las comunidades Wixarika herméticas y celosas de su cultura; situación que actualmente puede ser contrastada ya que en la actualidad la presencia de teiwari (meztisos) es muy común en las ceremonias y peregrinaciones. Situación que ha provocado confrontación entre comunidades que pelean por el apoyo de exclusivo de los mestizos para realizar sus ceremonias14, además de las numerosas ceremonias anunciadas en redes sociales donde se anuncia el consumo de peyote y la participación de un mara’akame

huichol.

El pueblo Wixarika desde el 2011 se ha manifestado en contra de la minería en Wirikuta y de los proyectos que atentan con unos de sus más importantes rumbos de peregrinación y lugares sagrados. Desde el 2013 Margarito Díaz Gonzales, mimbro de la mesa directiva de la Unión Wixarika ha solicitado a la Procuraduría General de la República (PGR) que el peyote decomisado no sea quemado como usualmente se hace con todas las drogas que decomisa, proponiendo que sea replantado en wirikuta. Solicitud que no ha tenido una respuesta favorable a la fecha (2017).


6.- Los otros peyoteros15

Además de estos pueblos indígenas de México, existen otro tipo de consumidores que no son necesariamente indígenas mexicanos, que podríamos ubicarlos como movimiento de nueva era, New-Age o como Guillermo de la Peña los llama neoindios o de la mexicanidad (2016): “está conformado por un amplio conjunto de grupos cuyo universo ideológico se inspira en una visión idealizada de la cultura prehispánica en la exaltación de una imagen romántica e hipostasiada del indio mexicano.” (Peña, 2016:58) el mismo autor describe que en su mayoría provienen de zonas urbanas cuyo denominador común es el deseo de asumir y vivir conscientemente una identidad acercada a lo indígena buscando reencontrarse con sus raíces.

Esta tendencia se ha encontrado presente desde los años 20, con el Movimiento Confederado Restaurador de la Cultura del Anáhuac (MCRCA). La iglesia nativa Americana de México (INAM) que cuenta con más de 5 mil adeptos quienes se reúnen mensualmente para celebrar ceremonias del tipo “tepe” (tiendas de nativos americanos) en donde el consumo de peyote varía entre 1 a 5 o más por persona. En los años 90s basándose en la libertad de culto en México, esta organización solicito a la SEGO su reconocimiento y derecho al consumo del peyote lo cual fue rechazado. Tras un segundo intento en el 2013 la asociación agoto todas las instancias, llegando en el 2016 a la SCJN donde declaro que era improcedente.

Tras las despenalización en México de la marihuana con fines médico y de investigación, en el año del 2016 diversos grupos y asociaciones que promueven el uso general del peyote con fines medicinales y espirituales como Nierika, A.C.: asociación multidisciplinaria para la preservación de las tradiciones indígenas de las plantas sagradas; busca que el consumo del

peyote no solo se permita a ciertos grupos indígenas mexicanos, sino que se difunda su uso regulado en contextos rituales; para esta asociación:


“los seres humanos al ser tan íntimamente dependientes de la naturaleza, poseemos las virtudes para ser su conciencia activa y práctica. […]“ El peyote no es una droga, no causa adicción, ni dependencia de cualquier tipo, todo lo contrario es una medicina que cura si es usada adecuadamente (Nierika, Proyecto de conservación del peyote, 2017).


Esta organización busca promover y fortalecer la protección de los usos tradicionales del peyote desde una perspectiva como patrimonio biocultural de Norteamerica (Canadá; estados Unidos y México). Poniendo como ejemplo el caso de las religiones Ayahuasqueras de Brasil, en donde el Ministerio del medio Ambiente se encarga de vigilar y certificar los planes de manejo de las plantas usadas para la preparación de la bebida ayahuasca. (Nierika, Proyecto de conservación del peyote, 2017).


Sin embargo en la mayoría de los casos se trata de representantes del noechamanismo, fenómeno que está ligado menos a la preservación del chamanismo real y a las practicas terapéuticas ancestrales que a su reinvención, debido al influjo combativo de varias corrientes de ideas que se remontan a los años setenta. Ideas que van desde la cultura de drogas, el interés por los estados alterados de conciencia, el ambientalismo, el naturalismo y el esoterismo, hasta el movimiento del potencial humano y la superación personal, el desarrollo del mercado de terapias alternativas, el orientalismo y la literatura pseudo antropológica de autores como Carlos Castañeda. (Peña, 2016:58)


La secretaría de salud tiene catalogada a la mezcalina como una sustancia sin propiedades médicas, sin embargo la determina como terapéutica por su efectividad en el control de adicciones, pero al ser una especie bajo protección especial en la NOM059-SEMARNAT2010 por la colecta excesiva y al haber otras sustancias con iguales o mejores efectos, mantiene su prohibición con fines médico-terapéuticos.

7.- Conclusiones

El consumo y culto eran comúnmente durante las ceremonia llamadas mitote, que celebraban los grupos cazadores-recolectores genéricamente llamados chichimecas. En la actualidad está practica la encontramos entre los pueblo indígenas del occidente o norte de México. Parafraseando a V.Turner el mitote es una secuencia estereotipada de actos que comprende gestos, palabras, objetos, etc. celebrado en un lugar determinado con el fin de influir en las fuerzas o entidades sobre naturales en función de los objetos e intereses de los que llevan a cabo16. En la actualidad ceremonia presenta distintas variantes y ausencia entre los pueblo que lo practican esta situación se pueden explicar como producto del proceso de colonización que sufrieron. Que llevaron a la suspensión del mitote o suprimir elementos, como es el peyote. Los componentes de esta ceremonia son: sacrificio (sangre), ofrenda (para las deidades), danzas (performance, acompañadas de música) y un brebaje que potencialice la alteración de la percepción.

En el caso de los pueblos indígenas wixarika y raramuri el peyote posibilita el contacto o

alianza con sus deidades o ancestros deificados. En el caso del pueblo wixarika el peyote representa a kauyumari (el mensajero de los dioses); mientras que para los raramuris es el hermano gemelo del sol17. Seres con características liminales, donde la falta de cumplimento puede conducir a desgracias para los involucrados. Mientras que para los Coras posibilita un estado de trasgresión.

La ambivalencia de estos seres benéficos/nefastos termina por ser aún más contundente cuando se les considera “enecuménicos, es decir animales que existen en un tiempo y espacio que no son los de este mundo” (Hugo Cotonieto, 2016). “son seres extraordinarios que transitan entre el ecúmeno y el enecúmeno”. (Lopez Austin, 2013:33)

Los wixaritari clasifican las enfermedades en dos tipos las que viene de afuera que pueden curarse con medicinas o yerbas, y las del alma: provocadas por una falta ética como no cumplir la costumbre el compromiso adquirido con el hiíkuri o un mal que fue depositado en el cuerpo. Para su curación el tunuwi'iyari (curandero, cantador y chamán conocido con el nombre genérico de mara'akame) tiene que soñar o hacer una ceremonia, (donde no necesariamente se consume el peyote) para saber el origen del mal. La curación viene acompañada de sacrificio, el ofrecimiento de ofrendas y la consumo de un elemento natural sagrado como es “ja” (agua),

k+puri, entre otros.

En este trabajo hemos enfatizado sobre las diferentes percepciones que se tiene sobre el peyote: Para los pueblos indígenas el peyote, es un elemento de carácter sagrado dejado por sus ancestros para generar un puente de comunicación con ellos, su consumo y culto vienen acompañados de compromisos y reciprocidades. Mientras que para los peyoteros o personas ajenas a los pueblos indígenas originarios su uso es con fines recreativo con connotaciones mercantiles donde se han generado un gran número de reinterpretaciones.

Los pueblos que lo consumía y consumen han señalados restricciones o precauciones sobre su uso; si el peyote es tratado inadecuadamente o es trasgredido en su uso como pisado podría traer fuertes consecuencias sobre los involucrados. Al consumir o llevarte un peyote entras en un compromiso con los kakayarite, si persona consume o se lleva un peyote esta entra en un compromiso de 5 años, en caso de faltar con el compromiso, sobre la persona y los involucrados caerán fuertes desgracias.

En la actualidad tanto los habitantes como los recolectores tradicionales de peyote han reportado una considerable disminución de peyotes así como una sobre carga de visitantes y basura en los lugares sagrados donde se encuentra este cactus.

Todos estos rasgos del mundo de los neo indios que se han descrito en este texto están relacionados por demás a uno de los efectos mayores de la sobre modernidad en nuestros tiempos, así como la ficcionalización del imaginario colectivo e individual en un constructo sincrético de una nueva teología. Tras éste nuevo sincretismo que solo adopta las partes blandas y sin compromiso de las culturas se ha creado una nueva forma de turismo encaminado a facilitar sesiones chamánicas a terceros en las que se promueve abiertamente el consumo de enteógenos y se ofrecen de manera mercantilista.

Richard Evans Schultes (1976) describe el consumo de peyote por los miembros de la Native American Church, en la cual menciona que se consume semanalmente por parte de los 250’000 miembros durante una ceremonia de peyote que dura toda la noche entre 4 y 30 peyotes.


El uso del peyote entre los grupos indignas que viven en el territorio actual de Estados Unidos (principalmente las áreas culturalmente conocidas como Las Praderas y el suroeste) deriva de un movimiento religioso que, a partir de la segunda mitad del siglo

XIX, irrumpe en las tradiciones locales para convertirse en símbolo de pan indigenismo y de confraternidad. En cambio para los tarahumaras, y también para los huicholes, el peyote no es un elemento central de una religión, ni movimiento político, sino un factor importante dentro de un vasto sistema religioso, con un fuerte arraigo local y raíces históricas profundas (bonfiglioli, 2017:258).


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Anexos


Anexo Núm. 1: Consumo de peyote


Fuente: Elaboración propia

Anexos Núm. 2:


Notas


1 Análisis recientes con C14 de especímenes de L. williamsii, hallados en una de las cuevas del sitio arqueológico Shumla en Rio Grande Texas, muestran que los habitantes de este lugar ya lo usaban desde tiempos prehistóricos (3780 a.C. aprox.) con fines religiosos (El-Seedi et al, 2005).

2 Se refiere al tiempo que tarda en efectuar su primer evento reproductivo o su primera floración (Nájera 2017)

3 (Bonfiglioli, 2006)

4 (Gandola,1937)

5 (Gandola,1937)

6 (Aguirre:1963),

7 (INALI,2012)

8 Medicina y Magia: El Proceso de Aculturación, en la Estructura Colonial, Gonzalo Aguirre Beltrán,1963. INI

9 Catecismo de la iglesia católica, 1809 en www.vatican.va

10 En la pamería y en los antiguos grupos chichimecas del centro y noreste de México: la utilización del peyote y demás elementos alucinógenos en tiempos prespanicos, el posible traslado, en los rituales del uso del peyote al de borrachera con vino ”(Chemin, 1996)

11 Es usada en la semana santa por los fariseos coras edurantes el viernes santo.

12 Aguirre Beltrán en “Medicina y magia: el proceso de acultralizació” REVISAR BIEN EL TÍTULO(1963) , reporta sobre su consumo en el norte del país al mencionar una curandera del norte de Zacatecas que “al dirigirse a la cactácea, entre otras cosas, le endilga las siguientes palabras: “ can ichichimeco” ¡tú que vives en el país de los chichimecas! ”” (Pág. 145).

13 Audio: entrevista francisco López, proyecto wiri+vi, San Andrés Cohamiata, Jal., 2015

14 En el 2017 durante la peregrinación a wirikuta y la fiesta de el peyote, se surgieron conflictos y tenciones entre lo wixaritari; debido a que la organización llamada “Wirikuta Corazón del mundo” que al principio apoyaba al centro ceremonial de San José de Wexika, decidió destinar su a poyo al centro ceremonial de Tunuwame.

15 Peyotero: denominación coloquial utilizada por los habitantes donde hay peyote a los que van a cortar la planta sin ser indígenas

16 (Turner, The rtual process. Structure and anti. Structure)

17 Onorúame